De Leonor a dama cadete Borbón en la Academia de Zaragoza: ¿cómo es la princesa de Asturias más desconocida?

La heredera habla, entre otros idiomas, árabe, toca el chelo, juega al voleibol y es una fan de Harry Styles

La princesa Leonor durante su visita a la Academia General Militar de Zaragoza
La princesa Leonor durante su visita a la Academia General Militar de Zaragoza el pasado julio
Toni Galán

Muy poca gente conoce profundamente a Leonor de Borbón Ortiz, que este jueves 17 de agosto se incorpora a la Academia General Militar de Zaragoza como alumna cadete, poquísima. Y quien tiene trato con ella, al margen de su propia familia, se entiende, no duda en callar de forma sepulcral cualquier detalle que pueda ayudar a descubrir su personalidad más desconocida. 

Solo compañeros del colegio Santa María de los Rosales y del internado UWC de Gales, donde estudió el bachillerato, deben tener un retrato muy exacto de cómo es esta princesa que este jueves deberá recogerse la melena para saltar vallas, arrastrarse por el suelo portando un fusil y compartir camareta con otra soldado.

La hija mayor de los reyes de España, llamada a ser ella algún día también reina, nació el 31 de octubre de 2005 en la clínica Ruber Internacional de Madrid. Sus padres no quisieron hacer público antes el sexo del bebé, que se conoció en pleno puente de todos los santos, tras una cesárea que hubo que practicarle a su madre, la princesa Letizia.

La niña, rubísima y de intensos ojos azules enseguida empezó a mostrar rasgos físicos muy similares con su padre. Era, además, inquieta, simpática y observadora, rasgos que ha mantenido, en particular su capacidad para tomar nota de cuanto la rodea. Menos de dos años después, el 29 de abril de 2007 nacía su hermana Sofía.

De este segundo bebé sí se dio a conocer el sexo antes de su llegada, porque para entonces ya había una heredera al trono después de su propio padre, y el hecho de que Sofía hubiera sido un varón, no habría cambiado la línea marcada por la Corona en lo relativo a la sucesión.

Despedida de la princesa Leonor durante su viaje a Gales
El rey Felipe VI con la reina Letiza y la princesa Leonor, nacida el 31 de octubre de 2005 
Casa de S.M. el Rey

Las hermanas son muy diferentes en lo físico, salvo por su pelo rubio y su altura, en la que gana la pequeña (1,75 de la mayor, por más de 1,80 de la menor). Se llevan extraordinariamente bien, como prueba el hecho de que suelan ir cogidas de la mano cuando están en algún acto oficial o paseando. Sofía pregunta mucho a su hermana, a la que admira de forma ilimitada y aplaude cuando el protocolo se lo permite.

Seguramente eso sea una de las cosas que más eche de menos Leonor en su primer año de reclusión militar, a su hermana, quien además a finales de este mes viajará a Gales para cursar el bachillerato como hizo la mayor.

Por el contrario, es infrecuente, por no decir imposible, ver a las hijas de los reyes en compañía pública de sus primos, ni los hijos de sus tías las infantas Elena y Cristina, los Marichalar y los Urdangarin, ni tampoco de sus otras primas, las sobrinas de Letizia: Carla, Amanda y Erin.

Leonor y Sofía mantienen un estrechísimo y habitual contacto con su abuela materna, Paloma Rocasolano, en quien los reyes han depositado su confianza cuando eran pequeñas y ellos debían ausentarse por motivos de trabajo. No hay persona más próxima a Letizia, salvo su marido, que su madre.

Dicen quienes trabajan en el entorno de los reyes que sus dos hijas son exquisitas en su educación, no solo por cómo están siendo formadas académicamente, sino por su enorme cortesía y elegancia en el trato hacia los demás. Jamás olvidan un gracias ni un por favor.

Leonor ha concluido sus estudios con buenas notas, aunque la Casa Real no ha dado a conocer su expediente. Desde que nació ha tenido profesoras y cuidadoras que le hablaban en inglés, a lo que hay que sumar sus dos años en Gales, por lo que su nivel es perfecto.

Habla también fluidamente francés, catalán y árabe. Su hermana domina igualmente estos idiomas, dado que sus padres siempre han querido lo mismo para sus dos hijas, independientemente del destino de cada una.

Leonor, quizás herencia de su abuela paterna, la reina Sofía, es una entusiasta de la música. De hecho, toca muy bien el violonchelo, como ya demostró en alguna función escolar del colegio. Su favorito, entre los cantantes actuales es, con diferencia, Harry Styles, a quien ha acudido a ver junto a su madre y su hermana en sus distintos conciertos en España. Se declara toda una fan del británico. Se dice que sigue a Rosalía, aunque no hay constancia de ello.

También le gusta el ballet clásico y el teatro. Es normal verla acompañando a sus padres y a su abuela Sofía a funciones diversas en Madrid, como el de María Pagés, no hace mucho.

Despedida de la princesa Leonor durante su viaje a Gales
Despedida de la princesa Leonor durante su viaje a Gales
Casa de S.M. el Rey

El deporte está también entre sus aficiones, aunque no practica vela, como su padre, ni escalada, como su madre. Sí esquía y sobre todo, le gusta el voleibol. Desde 2015 era capitana honorífica del equipo cadete de Voleibol Madrid de su colegio.

Se ha publicado que practican equitación, pero de la misma manera que su prima Victoria Federica ha sido fotografiada numerosas veces sobre un caballo, no hay una sola imagen o pista que indique que las hijas de los reyes aman esta práctica.

Siendo muy pequeña trascendió que le gustaban las sesudas películas de Akiro Kurosawa, aunque parece más creíble que le apasione MasterChef, talent show que solía ver son su hermana. Simpática y mítica es aquella imagen en la que comía sopa de verduras sentada en la mesa familiar y se tenía que sacar la comida de la boca por lo caliente que estaba. Todo el cine que ve es en versión original, como Barbie, la última aparición suya antes de ingresar en la Academia Militar de Zaragoza.

Familia Real en los Jardines de Alfabia
Familia Real en los Jardines de Alfabia
EFE/ Ballesteros

A Leonor le gusta mucho leer, si bien no se conocen sus gustos en particular. Sí que un año comenzó ella la lectura de El Quijote el día del Libro, el 23 de abril de 2020, en plena pandemia.

En cuanto a la moda, Leonor ha dado un gran cambio en los últimos años. Se intuye que sigue los criterios de su madre para vestirse en actos públicos, dado que, además, el palacio de la Zarzuela cuenta con una estilista, Eva Fernández, que colabora con la reina en la búsqueda de ropa para cada ocasión.

Apuesta por los vestidos, preferiblemente largos, las cuñas de esparto, que la estilizan más aún, los colores vivos, como el rosa y el verde, y lucir siempre marcas españolas. Algunas veces ha cogido prestado algo del ropero de su madre. Leonor se maquilla para las ocasiones en las que tiene una agenda pública, pero siempre de manera discreta y sutil. Y su pelo, que probablemente recorte ahora para hacer una instrucción más cómoda, es su seña de identidad: abundante, brillante, largo, peinado con ondas y muy ligero.

Lo cierto es que la princesa va a dejar por unos largos meses su indumentaria refinada para enfundarse el uniforme militar. Su padre, que ya pasó por esto siendo también él un joven alumno (1985), la habrá ilustrado acerca de lo que le espera. Porque ella, antes que nada, tiene en Felipe VI el espejo en el que mirarse y al que imitar.

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