Rayden rima todas las versiones del amor con el público de Veruela

Con la gira ‘Quiero nos volvamos a ver por última vez’, el cantante ha arrancado su despedida en este “marco incomparable” con una peculiar presentación sobre sí mismo y su banda, que se ha entregado al 200% ante más de 500 personas de diferentes partes de España y Aragón.

Concierto de Rayden en el Monasterio de Veruela.
Concierto de Rayden en el Monasterio de Veruela.
Fabian Simon

El multiverso del artista madrileño Rayden ha conquistado este sábado el Monasterio de Veruela de Zaragoza con un concierto íntimo en el que ha rimado el verbo amar en todos los tiempos y ha dejado fluir con libertad todas las emociones acompañado del público.

Con la gira ‘Quiero nos volvamos a ver por última vez’, el cantante ha arrancado su despedida en este “marco incomparable” con una peculiar presentación sobre sí mismo y su banda, que se ha entregado al 200% ante más de 500 personas de diferentes partes de España y Aragón.

En medio de una oda a Bécquer con las manos arriba y las almas encendidas, el cantante, previamente como una novia que llega al altar, ha dado el primer aplauso al público antes de interpretar y bailar ‘No hago rap’.

“No sé qué pasaría si pudiera hablar con mi yo de diez años y mi yo de ayer”. Esas han sido las palabras de David Martínez, quien ha apostado por “decir siempre lo que piensas” y soñar despierto, ya que “los sueños sí se hacen realidad y hay que verlos”.

Antes de reivindicar y denunciar la situación actual con ‘Don Creique’ y ‘Habla bajito’, Rayden ha asegurado sentirse muy agradecido por llenar “este lugar increíble en el que moríamos por tocar” y ha avisado sobre la “risa pandémica” del guitarrista Héctor, con el que “abrir el corazón y compartir lo más preciado que tenemos, la música”.

Porque “la mejor defensa siempre es un buen ataque” y para ir a contracorriente de lo establecido, Rayden ha cogido el micrófono para demostrar que “no es delito” cantar “lo que mucha gente cree”.

Entre luces en formato de flor, colores intensos, música en directo y un público entregado, el cantante ha seguido con ‘Llanto’ para romper con esos comentarios de “lloras como una niña” que le decían de pequeño. “Hay que supurar y sacar todo fuera para que no quede atravesado”, ha dicho.

La media tinta que escribe una buena historia de ‘La calle de la llorería’, ‘El mejor de tus errores’ o ‘El lenguaje de los coleteros’ con un significado infinito han sido algunos de los temas que han sonado en Veruela, donde ‘Alma 22’ ha mostrado que no solo lloran de alegría dos tipos de personas.

Jugando al ratón y al gato y entre versiones para “dejarnos llevar” de ‘Corazón espinado’, ‘la Casa de Inés’ y ‘Contando lunares’, el intérprete de ‘La mujer cactus’ y ‘Matemática de la carne’ ha tumbado ochos en ‘Haciendo cuentas’ para hacer el momento infinito.

A pesar de su “dieta de no meterse en jardines”, el también escritor ha avivado con un rotundo sí y buenrollismo la energía de los presentes, con los que ha querido “conectar” lejos de las “canciones sin corazón”, esas que dan “miedo”.

Con bromas que abogan por escuchar su música “más allá del objetivo de pillar cacho” y una simulación a medio camino de misa y telenovela, Rayden ha sellado como un tatuaje sus letras para decir que ‘Solo los amantes sobreviven’ y “no importa el qué, el cuándo y el dónde” aunque “a veces se gana y otras veces no se sabe qué ocurre”.

Asimismo, antes del clímax y final feliz, el de Alcalá de Henares le ha cantado a la ansiedad pidiendo una salud pública y accesible para todos y ha sido el sastre de una sonrisa a medida de aquellas personas que han acudido sabiendo lo que encontrarían y de los que se han desplazado hasta las faldas del Moncayo para descubrir un inolvidable ‘Multiverso’ y ‘Haz de luz’.

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