Las notificaciones de posibles reacciones adversas a fármacos bajan en Aragón a 1.735 en 2022 tras la covid
Pese al descenso producido, los registros del año pasado son los segundos más altos de la última década. Los farmacéuticos piden informar de cualquier signo o síntoma para garantizar la seguridad del medicamento.
Cada día se notifican en Aragón cerca de cinco posibles reacciones adversas a medicamentos. Así se recoge en el resumen anual publicado ayer en el Boletín Epidemiológico, que evidencia en 2022 un descenso de estos registros tras dispararse en 2021 a consecuencia de la covid y producirse 2.495 comunicaciones frente a las 1.735 del último año. En términos de notificaciones por cada 100.000 habitantes se ha pasado de 409,78 en 2021 a 92,42 en 2022.
No obstante, obviando el fenómeno pandémico, la tendencia de la última década es al alza, algo que Mercedes Arias, vocal de Atención Farmacéutica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, atribuye a una "mayor concienciación" de la sociedad respecto a la importancia de dar parte sobre cualquier signo o síntoma que pueda estar relacionado con algún fármaco.
Y a ello, incide, ha ayudado la pandemia: "Con el tema de la vacunación se ha hablado mucho de la notificación de acontecimientos adversos y eso ha incrementado la concienciación". La interacción entre medicamentos en el caso de personas polimedicadas y el uso de dosis inadecuadas de estos fármacos también provoca un mayor volumen de posibles efectos secundarios.
Lo ideal, recalca Arias, es "mantener" los altos niveles de notificación de efectos adversos, puesto que de esta manera se garantiza la seguridad de los fármacos. "Un medicamento es algo vivo y solo se conoce de verdad su efecto cuando se comercializa y es utilizado por una gran variedad de personas, con diferentes patologías, polimedicadas...", explica. Por ello, la comunicación de cualquier síntoma es fundamental para que desde la Sociedad Española de Farmacovigilancia se haga un seguimiento y evolución de los posibles efectos.
Y, aunque no todas las notificaciones están finalmente relacionadas con el medicamento, ayuda a que los profesionales tomen las decisiones que consideren necesarias. Estas pueden ir desde modificar una información del prospecto hasta que Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emita una alerta sanitaria y llegue a retirar el producto del mercado.
El sistema de tarjetas amarillas
La normativa establece la obligación de todos los profesionales sanitarios de comunicar las sospechas de reacciones adversas que observen en sus pacientes por medio de la tarjeta amarilla y también pueden hacerlo a través del programa de receta electrónica. Asimismo, puede ser el propio afectado el que lo notifique a través de un formulario ‘online’, en el que especifica cuáles son los síntomas que padece y la medicación que está tomando.
La mayoría de las posibles reacciones, señala Arias, suelen ser leves e incluso hay algunas que van disminuyendo con el uso del medicamento. "Hay fármacos que directamente el médico los prescribe en dosis baja y luego las va subiendo", especifica. Del mismo modo, pone de relieve la figura del farmacéutico para informarse sobre cualquier duda respecto a cómo se debe tomar un fármaco y así evitar errores en las dosis, especialmente entre las personas mayores y los pacientes crónicos.
De hecho, hasta 200 farmacias aragonesas ofrecen el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) a usuarios polimedicados y mayores que tienen dificultades para preparase la medicación diaria. "Les preparamos la medicación de lunes a domingo y por franjas horarias –desayuno, comida, merienda...–. Así se minimizan errores y se traduce en menos efectos adversos", especifica.
Asimismo, recuerda a los pacientes que deben poner "especial atención" a cualquier síntoma inusual si toman fármacos que se llevan comercializando menos de cinco años. Estos se identifican a través del símbolo de un triángulo invertido negro.
