Bujaruelo y el río Ara en libertad

José Antonio Artigas ha dejado una huella imborrable en el Casino Mercantil, al que le devolvió la vida. Aquí confiesa cuánto ama el paisaje.

El salvaje Ara es el río preferido de José Antonio Artigas.
El salvaje Ara es el río preferido de José Antonio Artigas.
Pedro Etura/ H.A.

"Mi rincón favorito de Aragón es el valle de Bujaruelo en la provincia de Huesca. Un territorio que me transporta a la niñez, a la juventud y a tiempos más recientes en los que he tenido la fortuna de poder descubrirlo a mis hijos y disfrutarlo en familia o con amigos. Las montañas del Pirineo siempre me han provocado una especial atracción", dice José Antonio Artigas, que acaba de emprender una nueva aventura en su vida: tras la dirección de comunicación y cultura de la Fundación Caja Rural de Aragón, asume la dirección general del Casademont. Añade: "La altura de sus cimas, el esfuerzo que supone llegar hasta ellas y las sensaciones cuando las has coronado junto a tus seres queridos es uno de los placeres que nos regala la vida". Para él Bujaruelo es el hermano pequeño del popular valle de Ordesa.

"Su trayecto hasta San Nicolás de Bujaruelo te permite disfrutar de los cañones milenarios que el río Ara ha ido esculpiendo durante su recorrido, de las cascadas y de los rápidos. Llama la atención el color de sus aguas en un día normal con todas las gamas de azules y sus pozas en las que darse un baño", prosigue.

Declara que al llegar, destaca la imagen del puente románico de un solo arco de Bujaruelo (siglo XIII) y el antiguo hospital de peregrinos hoy refugio de Bujaruelo: "Originalmente este lugar fue construido por los monjes caballeros del Hospital de San Juan Bautista de Jerusalén. Junto a él podemos observar la ermita de San Nicolás, primer templo que encontraban los caminantes tras cruzar el puerto de Bujaruelo provenientes de Gavarnie (Francia). No hay año que no deje de caminar y seguir asombrándome con Bujaruelo. Es punto de llegada, pero también muchas veces, de partida de excursiones a los valles de Ordiso, Otal o del Ara. Rutas en las que puedes contemplar el impresionante macizo de Comachibosa (Vignemale en francés) con sus arroyos y torrentes de aguas frías y cristalinas a las que admirar o refrescarte durante el recorrido en estos calurosos días estivales". 

Dice que es fácil "ver a nuestros queridos quebrantahuesos o pajarillos más pequeños como la perdiz nival o el mirlo capiblanco y con algo de suerte encontrarte con la rana pirenaica. El río Ara, símbolo de libertad. Es mi río favorito. Setenta kilómetros de sentimiento al que pone música La Ronda de Boltaña. Desde su inicio en Bujaruelo hasta su llegada a Aínsa y aportar sus aguas al Cinca. Junto a él paso momentos de felicidad y de paz". Y concluye: "En muchas ocasiones, en compañía de un libro preferentemente de autores o autoras de nuestra tierra".

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