soledad no deseada

Contra la soledad no deseada: “Me fui a la peluquería y me puse mis mejores galas para ir a merendar”

Un grupo de personas mayores y de voluntarios de la Fundación Amigos de los Mayores de Zaragoza dieron la bienvenida al verano con una merienda para dar esquinazo a la soledad no deseada.

La voluntaria Miluska Guevara junto a Josefina Bel durante la merienda contra la soledad no deseada en la heladería Tortosa de Zaragoza.
La voluntaria Miluska Guevara junto a Josefina Bel durante una merienda contra la soledad no deseada en Zaragoza.
Fundación Amigos de los Mayores

El verano es una época aún más complicada de lo normal para las personas mayores que viven solas. Muchos de sus conocidos y de sus vecinos se van de vacaciones y los comercios que suelen frecuentar, cierran sus puertas durante varias semanas, por lo que la soledad no deseada que padecen se ve incrementada los meses estivales.

No solo eso, “la soledad afecta a muchos mayores todos los días del año, pero en verano se intensifica más porque recuerdan tiempos más felices del pasado donde compartían sus vacaciones con otras personas. Esa nostalgia hace que la soledad se viva de manera más intensa”, dice Laura Soriano, trabajadora social de Fundación Amigos de los Mayores en Zaragoza.

Además, “con las altas temperaturas les cuesta más salir de casa, sobre todo por las tardes y, si no cuentan con el apoyo de una persona o de un grupo que les anime a hacer algo, se encierran en sus hogares”, añade Soriano.

Para paliar esta situación, la Fundación Amigos de los Mayores ha puesto en marcha una serie de actividades en Zaragoza dirigidas a las personas de edad avanzada y a los voluntarios que conforman esta red de acompañamiento, que busca “reactivar el trabajo de los grupos y de los barrios durante el verano y evitar la soledad no deseada de los usuarios a los que asistimos durante todo el año”, explica.

Una merienda en compañía

Con este objetivo en mente, alrededor de 40 personas, entre voluntarios y personas mayores, dieron la bienvenida al verano este pasado viernes con una merienda en la céntrica heladería Tortosa. “Fue un punto de reunión donde compartir conversación y a todos los participantes les hizo mucha ilusión. 

"Algunos, incluso se fueron a la peluquería para arreglarse con motivo de esta cita", señala Soriano, lo que refleja la importancia que puede tener una pequeña salida para muchas de estas personas. “Los voluntarios les fueron a recoger a sus casas y, después de merendar, les acompañaron de vuelta a sus domicilios”, continúa la trabajadora social.

Algunos de los voluntarios y de las personas mayores que asistieron a la merienda contra la soledad no deseada de Fundación Amigos de los Mayores en Zaragoza.
Algunos de los voluntarios y de las personas mayores que asistieron a la merienda contra la soledad no deseada de Fundación Amigos de los Mayores en Zaragoza.
Fundación Amigos de los Mayores

“Me lo pasé muy bien. Estuve hablando con gente joven porque lo que queremos los mayores es compañía”, apunta María Pilar Serrano, de 81 años. Ella fue una de las asistentes a esta merienda para la que “me puse las mejores galas que tengo y todas mis alhajas. También fui a la peluquería y me maquillé y todo”, confiesa esta vecina del barrio de San José de Zaragoza. 

“Hablé con otras personas y con los voluntarios que asistieron, de hecho, alguno estaba de muy buen ver”, apunta Serrano, con gracia. “A una de las señoras que vino le dije, ‘vaya acompañante se ha echado usted’, porque el voluntario que tenía al lado era un joven muy apuesto y pensé: ‘como todos sean así, las abuelas van a estar encantadas’", bromea.

"Como todos los voluntarios sean así, las abuelas van a estar encantadas'".

Y es que para María Pilar este fue un evento en toda regla. “Salgo muy poco de casa. Solo por las mañanas, que me viene mi hija a buscar y está muy pendiente de mí, pero por las tardes me quedo viendo la televisión”, afirma esta mujer, nacida en Gallur, que se quedó viuda hace 9 años. 

“A mí que me llamen cuando quieran para salir a tomar algo o a alguna otra actividad por la ciudad, pero a bailar no voy, que me da vergüenza”, asegura Serrano. “Yo solo he bailado con mi marido y no me gusta eso de bailar suelta”, añade esta mujer, que no cuenta con voluntario asignado desde hace un año ante “el gran número de personas mayores que hay en el barrio de San José”, dice Laura Soriano, y hace un llamamiento: “Necesitamos más voluntarios allí”.

María Pilar Serrano, a la izquierda, junto con algunas voluntarias de la Fundación Amigos de los Mayores.
María Pilar Serrano, a la izquierda, junto con algunas voluntarias de la Fundación Amigos de los Mayores.
Fundación Amigos de los Mayores

A Jaca, un fin de semana

La merienda fue la primera de las actividades que la Fundación de Amigos de los Mayores van a llevar a cabo durante las próximas semanas. “Estamos preparando paseos a la fresca, salir a tomar un refresco o ir a los bailes de los centros cívicos de los diferentes barrios de la ciudad para que las personas mayores puedan encontrarse, participar y evitar la soledad”, enumera Laura Soriano. 

Y no solo en la ciudad. “Hemos puesto en marcha el programa ‘Vacaciones Amigas’ con el que vamos a hacer una escapada de un fin de semana a Jaca para finales de julio un grupo de voluntarios y de personas mayores”, anuncia Soriano. “Este tipo de actividad les hace especial ilusión, pero es cierto que no pueden ir todos ya que es necesario que sean autónomos para poder viajar y para estar varias noches de hotel”, explica. “Por eso también estamos organizando otras citas para incluir a todo el mundo como conciertos, visitas guiadas o exposiciones en la ciudad”, asevera la trabajadora social.

Amistades que dan vida

Josefina Bel es una de las afortunadas que viajará a Jaca. “Me parece extraordinario”, asegura esta mujer de 80 años y natural de Calatayud. “Debería de haber más actividades así para los mayores porque me apetece salir más”, confiesa Bel, que es viuda y no tiene hijos. “Paso las 24 horas del día sola mirando las paredes de mi casa”, relata. “Solo salgo por la mañana para hacer la compra, pero ahora con las altas temperaturas, como soy diabética, tengo miedo de que me suba el azúcar y me dé un golpe de calor en la calle”, lamenta esta vecina del barrio de Las Delicias.

"Tengo miedo de que, con las altas temperaturas, me suba el azúcar y me dé un golpe de calor en la calle".

Por ese motivo, las visitas y las llamadas de Miluska Guevara, la voluntaria que la visita desde hace un año, significan mucho para ella. “Es una ayuda mutua, porque Josefina también me regala su tiempo y conversamos mucho. Nuestra amistad nos da vida a ambas”, dice Guevara, que tiene 54 años y es auxiliar de geriatría. “Paso a buscarla, salimos a pasear, a tomar algo y nos llamamos habitualmente por teléfono, porque lo más importante para ella es tener a alguien con quién conversar”, apunta.

La voluntaria Miluska Guevara junto a Josefina Bel durante la merienda contra la soledad no deseada en la heladería Tortosa de Zaragoza.
La voluntaria Miluska Guevara junto a Josefina Bel durante la merienda contra la soledad no deseada en la heladería Tortosa de Zaragoza.
Fundación Amigos de los Mayores
"Lo más importante para Josefina es tener a alguien con quien conversar".

Miluska comenzó como voluntaria acompañando a personas mayores tras la pandemia. “Cogí la covid y estuve mucho tiempo enferma y muy sola, y después todo un año de recuperación. Fue ahí cuando me di cuenta de la tristeza que se padece cuando no se tiene a nadie y decidí hacerme voluntaria”, explica. 

“Para mí es la vida. Aunque salga cansada de trabajar, me reconforta pensar que hay una persona que está esperando mi llamada y que se pone contenta cuando nos vemos. Es una satisfacción enorme”, señala Guevara.

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