En 1983 se creó la Asistencia Médica de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza que tiene, entre sus principales funciones, acudir a los siniestros en los que hay heridos o asistir a los propios profesionales del cuerpo que pudieran sufrir accidentes durante las tareas de formación o en el desempeño de su labor. Cuarenta años después, esta unidad ha atendido ya a cerca de 80.000 personas.

Los datos los atesora el doctor Armando Cester, jefe médico, que resume una larga e intensa trayectoria que hace unos días fue reconocida por el Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza con el premio al Equipo Emérito 2023. Cester, que llegó cuando se creó la unidad, hace cuatro décadas, tiene 65 años y continúa en activo, porque, según reconoce, "este trabajo es vocacional". Él está al frente de un amplio grupo, compuesto por 13 médicos, 13 enfermeros, 12 técnicos de emergencia sanitaria (TES) y 36 bomberos TES. Trabajan a turnos con una ambulancia activa las 24 horas los 365 días del año y otra que funciona de 8.00 a 22.00. Disponen de una tercera ambulancia para actuaciones preventivas, como formación de los bomberos en buceo, escalada... "En cualquier actividad formativa que los bomberos tengan peligro, nosotros estamos de apoyo", resume. "Las otras dos ambulancias pueden trabajar solas, porque recibimos la llamada del 112 o del 061 o población, o salimos conjuntamente con los bomberos en sus intervenciones", cuenta. Al año, el equipo médico atiende unas 3.000 urgencias, con una media de nueve intervenciones graves al día. Acuden a siniestros de todo tipo, desde incendios o rescates a accidentes de tráfico, ictus o infartos. Las patologías que presentan los pacientes requieren una respuesta rápida de este servicio, porque su vida corre peligro. "El tipo de siniestros ha ido evolucionando, ahora hay más rescate y salvamento que incendios", explica: "Y nosotros somos cada vez más necesarios. Hemos sido pioneros en casi todas las maniobras que se han hecho fuera del hospital": "El servicio que le das al ciudadano, al estar dentro del cuerpo de Bomberos, es integral e integrado, porque trabajamos junto a ellos, los conoces y en estos siniestros tan difíciles tienes unas habilidades que permiten afrontar mejor esa situación". Y son uno de los tres únicos servicios en España que apoyan a los Grupos Operativos Especiales de Seguridad de la Policía Nacional.

Los momentos más difíciles

"Recuerdo perfectamente las jornadas más complicadas: los atentados de ETA". El jefe médico dirigió la asistencia médica de los bomberos tanto de la casa cuartel de Zaragoza como del autobús militar junto a la iglesia de San Juan de los Panetes, en 1987.

"En ese momento trabajas porque eres profesional, no te da tiempo a pensar mucho". A su memoria vuelve el atentado de la casa cuartel con todo detalle: "Yo llegué a las 6.20, había una nube de polvo, y todo el mundo llamándome, a ver qué heridos priorizábamos". Acabaron a las 17.30.

Los profesionales del equipo médico se han enfrentado a sucesos trágicos, como el incendio de la discoteca Flying, en enero de 1990, que dejó 43 muertos; o el atentado de los Grapo a un furgón de Prosegur en Zaragoza, en 1993. También todos aquellos accidentes de tráfico con fallecidos. Para incidentes con múltiples víctimas disponen de dos puestos sanitarios avanzados, unas tiendas de campaña de 30 metros cuadrados, con 8 camillas en cada una de ellas. Un equipo que se desplegó tras la cadena de explosiones en la Pirotecnia Zaragozana, en 2015.

Unidad de referencia

La Asistencia Médica de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza es uno de los servicios más destacados de emergencias extrahospitalarias de España por su carácter innovador y puntero. Realizó las primeras actuaciones sanitarias extrahospitalarias y de atención a situaciones de catástrofe en Aragón (1983); puso en funcionamiento una de las primeras uvi móviles con personal sanitario (1985); redactó uno de los primeros planes de emergencias municipales ante incidentes con múltiples víctimas (1993); realizó el primer tratamiento extrahospitalario con hidroxicobalamina en España (2000), publicado en la revista ‘Emergencias’ (2001).