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Igualdad y roles de género: la reivindicación de pensar en las musarañas
Las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres en las tareas del hogar según datos del INE. Mientras, ellos trabajan fuera de casa, hacen deporte y disfrutan del ocio.
Han pasado dos semanas desde la celebración del Día de la Mujer y puede dar la sensación de que quedan atrás, lejos ya del debate, los mensajes y discursos por la igualdad que fueron los protagonistas durante los primeros días de marzo.
Sin embargo, los barrios de Zaragoza, a través de la Federación de Barrios (FABZ) siguen durante todo el año con actividades relacionadas con la perspectiva de género, como el ciclo de conferencias sobre esta temática que se ha comenzado a impartir este mes en diferentes asociaciones vecinales de la capital aragonesa. La primera de ellas tiene como objetivo abordar el impacto de los usos de los tiempos entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos de la vida y su repercusión.
¿Cuántas horas y minutos emplean los hombres y las mujeres al día en las tareas del hogar y en el ocio?
Los datos lo llevan alertando desde hace años: las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres en actividades relacionadas con el hogar y la familia según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esas horas de más que dedican al hogar, son las que dejan de invertir en una actividad remunerada, a aficiones y ocio, al uso de la informática, a deportes y a actividades al aire libre. Al día son solo dos horas más, pero si las sumamos a lo largo de la semana, las mujeres trabajan por un salario 7 horas menos que los hombres y dedican al ocio y deportes otras tantas menos.
Son, precisamente, esas actividades a las que los hombres dirigen sus esfuerzos durante 14 horas a la semana en lugar de compartir en igualdad el trabajo doméstico que realizan las mujeres en ese tiempo. “El cambio más importante de los últimos 40 años en España ha sido la incorporación de la mujer al mercado laboral, que se hizo muy rápidamente”, dice David Pac, profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación Sociedad, Creatividad e Incertidumbre (GISCI) de esta institución académica. Sin embargo, no se ha producido el efecto inverso. “El hombre no se ha incorporado de la misma manera a las tareas domésticas. Lo está haciendo, pero muy lentamente”, afirma Pac.
Diferente percepción del tiempo entre hombres y mujeres
No solo eso, según algunos estudios, el 72% de los hombres cree que se ocupa de las tareas del hogar en igualdad de condiciones que su pareja, frente al 44% de mujeres que creen que hay paridad en el trabajo doméstico. En este sentido, los expertos señalan que “hay una normalización de la responsabilidad de las mujeres en las tareas del hogar. Muchas mujeres tienen asumido ese rol y consideran que es normal ocuparse de ese trabajo, no le dan importancia”, explica Pac.
Por su parte, “los hombres magnifican su participación en las tareas domésticas, le dan mucha importancia a cualquier cosa que hacen, además de pensar que hacen más de lo que realmente acometen", señala el sociólogo. Esto se produce porque “la percepción de la realidad no es neutra y tiene que ver con nuestros juicios y valoraciones. Depende de nuestro lugar en la sociedad, de si eres hombre o mujer, porque la percepción, en el caso de los tiempos, cambia”, afirma.
Actividades más rígidas y cotidianas
Además de dedicar más o menos tiempo a las tareas domésticas, cabe analizar qué tipo de actividades realizan en casa hombres y mujeres. El 80% de las mujeres se ocupa de cocinar frente al 46% de los hombres, según el INE. Esto es el doble de mujeres que de hombres. La misma proporción encontramos en otras tareas. El 64% de las mujeres se ocupa de la limpieza y mantenimiento del hogar, frente al 31% de los hombres y solo el 3% de los varones dedican tiempo a hacer lavadoras y planchar frente al 34% de las mujeres.
Sin embargo, son ellos los que realizan casi todas las actividades relacionadas con construcciones y reparaciones, en su mayoría actividades más puntuales y anecdóticas. “Son tareas más flexibles que no hay que hacer todos los días, como gestiones administrativas, buscar y planificar las vacaciones o cambiar un enchufe”, apunta Pac. Las mujeres, por su parte, “realizan actividades más rígidas y cotidianas como son limpiar y cocinar, porque comemos todos los días y siempre hay que estar limpiando algo”, matiza el sociólogo.
Nuevo contrato social entre hombres y mujeres
Por ese motivo, el sociólogo plantea una nueva política del tiempo y un nuevo contrato social entre hombres y mujeres. “Las administraciones han hecho avances con las leyes de igualdad y las empresas también han puesto en marcha medidas de flexibilidad horaria y conciliación, pero no todo depende del ámbito laboral”, asevera Pac.
“Si no atendemos a la carga total del trabajo y al tiempo global de nuestro día, solo podemos poner parches”, añade el investigador. “Como individuos tenemos cosas que hacer en este sentido, como prestar atención a nuestro tiempo en el ámbito privado", puntualiza Pac.
La importancia de “pensar en las musarañas”
En este sentido, Pac insiste en "incorporar una reorganización de los tiempos familiares”. Para ello, “debemos reflexionar sobre en qué usamos nuestro tiempo. Es más importante de lo que parece porque sirve para regular nuestra vida. Es algo más que un horario”, matiza Pac.
“Tenemos que dedicar tiempo a analizar nuestro tiempo, que ya de por sí es poco ya que vivimos en una época acelerada”, dice el sociólogo. Además, las nuevas tecnologías tampoco ayudan y “hacen que la gestión de nuestro tiempo sea más difícil porque nos condicionan, son permanentemente invasivas y nos impiden parar para pensar”, lamenta este investigador.
El tiempo que tenemos libre “tendemos a llenarlo con actividades y no nos planteamos no hacer nada porque lo percibimos como una pérdida de tiempo. Yo reivindico el tiempo para pensar en las musarañas”, afirma Pac.
“Es el momento de ver las prioridades de nuestra vida, de pensar en lo que queremos hacer, en nuestras metas y cómo queremos hacerlo. Son los momentos en los que se ocurren las grandes ideas”, revela el sociólogo. “El aburrimiento no es una pérdida de tiempo sino una virtud”, concluye el investigador.
