cÁRCELES 

“El servicio médico de la prisión de Zuera se externalizará o lo pasarán a un centro de salud”

El riesgo de la próxima jubilación de los tres médicos de la cárcel aragonesa (entre diciembre y febrero) puede dejar a los 1.100 internos sin la atención de facultativos o muy limitada

Una interna de la prisión de Zuera vacunada por un equipo de enfermeras del Gobierno de Aragón.
Una interna de la prisión de Zuera vacunada por un equipo de enfermeras del Gobierno de Aragón.
Heraldo

El futuro próximo del servicio médico de la prisión de Zuera, con tres médicos próximos a la jubilación al tener más de 60 años, es una incógnita más porque la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias insiste en la negociación con el Gobierno de Aragón para que asuma esta competencia (solo aceptada hasta ahora por Cataluña, en 2010, País Vasco, en 2011, y Navarra, recientemente) y desde la Administración regional replican que no ha habido novedades sobre las conversaciones con los responsables de prisiones.

El servicio médico de la prisión de Zuera puede acabar externalizado o pasar a los presos a un centro de salud a través de una ambulancia del 061”, confiesa un responsable penitenciario, conocedor del sistema médico del centro aragonés. “El sistema sanitario penitenciario tiene problemas con la retribución (muy inferior a la que se percibe en la sanidad pública) y en la cooperación interna de la prisión. No se presentan médicos a las plazas de las prisiones, a corto plazo, y no se van a producir las renovaciones de las jubilaciones”.

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias admite el “problema” en la atención médica de los presos porque al convocar las plazas de médicos no se presentan opositores o los que acuden acaban marchándose por la “falta de competitividad” frente a la sanidad pública o privada. El riesgo de que se jubilen los tres médicos en Zuera puede darse entre los meses de diciembre y febrero, según fuentes penitenciarias.  

Los funcionarios de prisiones han reclamado una “reacción rápida” con los sustitutos de los tres médicos de la prisión de Zuera porque si se quedan sin ellos, “no hay un plan B” para sustituirlos y esa presión va a afectar a las doce enfermeras del centro penitenciario, que se cargarán con el trabajo de los internos. “Ahora se habla de médicos coyunturales o videconferencias como alternativas, pero ya veremos”, señala el portavoz del sindicato Acaip-UGT, Mariano Sainz.

Otros dos responsables históricos de Prisiones en Aragón también se van a jubilar  el próximo 2 de diciembre: se trata del director del Centro de Inserción Social (CIS) Las Trece Rosas de Torrero, Rafael Aparicio (61 años), quien estuvo al frente de la prisión de Daroca, y de su compañero Manuel Becerril (62), otro exdirector del mismo centro penitenciario, ambos se jubilarán en los próximos días. Instituciones Penitenciarias ya ha decidido que el puesto de Rafael Aparicio sea ocupado por una psicóloga.     

Beatriz García, abogada de María, la madre que sufrió el robo de su hija en 1985, en su despacho.
Beatriz García, diputada de Ciudadanos.
asier alcorTa

Pregunta en las Cortes de Aragón 

La información adelantada la semana pasada por HERALDO provocó que la diputada de Ciudadanos Beatriz García haya presentado en las Cortes de Aragón una pregunta a la consejera de Sanidad de la DGA, Sira Repollés, para saber qué medidas tienen previstas para impulsar las transferencias de competencias pendientes a los centros penitenciarios de la Comunidad Autónoma.

En su escrito, la diputada recuerda que son 50 los presos que permanecen en el módulo de enfermería de la cárcel de Zuera, 35 están enfermos y 15 han sido elegidos como un apoyo sanitario a sus compañeros. Durante todo el día funciona como un centro de salud, pero tres médicos no son suficientes para cubrir las guardias de la noche, con lo que provoca “continuos traslados en ambulancia a centros sanitarios y hospitales desde la prisión”.

La presión en la enfermería por la salud mental 

La diputada de Ciudadanos reconoce que la población reclusa constituye “población de riesgo de enfermedades, ya no solo las comunes sino aquellas derivadas de las adicciones así como las producidas por trastornos psiquiátricos y psicológicos”, lo que urge “una solución de consenso para dar respuesta a la situación actual que incide fundamentalmente en el derecho básico a la asistencia sanitaria de los internos”.

Fuentes penitenciarias señalan que de los ingresados en la enfermería puede haber una decena de ellos afectados por cuestiones de salud mental cuyo tratamiento necesita un seguimiento médico. Aun así, reconocen que “no hay recursos ni medios suficientes” para llevar el seguimiento de los afectados por problemas mentales.

El sietema informático de la prisión de Zuera se ha modificado por módulos en los últimos dos años y se comunican con la torrre.
El sietema informático de la prisión de Zuera se ha modificado por módulos en los últimos dos años y se comunican con la torrre.
Guillermo Mestre

“Hubo una mujer que se dedicaba a pegar a todas las compañeras y era muy difícil de controlarla en la convivencia con ella. La enfermería de Zuera tiene muchos momentos de manicomio donde los funcionarios tienen que controlar la convivencia con los internos enfermos mentales”, reconoce una trabajadora de la prisión aragonesa.

Instituciones Penitenciarias solo cuenta con dos pequeñas cárceles psiquiátricas (una en Sevilla y otra en Foncalent, Valencia) que tiene una capacidad paras 50 internos. La carencia de plazas ha llevado al Ministerio del Interior a preparar un macropsiquiátrico penitencioario que acogerá a 500 internos y estará ubicado en Siete Aguas (Valencia). Mientras tanto, casos como un joven de origen ruso que agredió a un compañero en el patio de la cárcel de Daroca se tienen que atender en un psiquiátrico del Gobierno de Aragón.

Familiares del joven de 21 años (que estuvo bajo tutela de la DGA entre los 13 y 17), que tiene pendientes seis causas por robos y dos por desacato a la autoridad a las Fuerzas de Seguridad, han agradecido la decisión judicial de extraerlo de la prisión y haberlo trasladado el pasado 21 de octubre a un centro psiquiátrico porque se trata de “un enfermo mental” y “discapacitado” que necesita un tratamiento preventivo por ser “muy vulnerable”. Está previsto que el joven interno cumpla siete meses en dicho centro y que salga en libertad, después de haber sufrido en la cárcel de Daroca un episodio de agresión sexual de otro interno contra quien reaccionó con un cuchillo.

  

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