sanidad

La Atención Primaria, en primera persona: "La buena asistencia sanitaria desaparecerá si no vienen profesionales"

Los coordinadores de los centros de salud de Utrillas (que ha dimitido recientemente) y de La Almunia de Doña Godina alertan de las dificultades que atraviesan a pie de consulta. 

Luis Fernando Marín, en su consulta médica en Utrillas
Luis Fernando Marín, en su consulta médica en Utrillas
A. García/Bykofoto

Sobre la comarca Cuencas Mineras de Teruel se ha formado la tormenta perfecta. A la falta de médicos y el menor atractivo que ofrece para los profesionales la Atención Primaria se suma un territorio despoblado tras la reconversión minera y muy disperso, alejado de ciudades grandes y hospitales. ¿El resultado? Ni una sola de las 5 plazas de Médico de Atención Continuada (MAC) del centro de salud comarcal de Utrillas se ha cubierto. Ellos se ocupan de las guardias de tarde, noche y fines de semana. Ahora, los 6 médicos que trabajan por las mañanas recorriendo los consultorios de los 14 pueblos, que suman 7.000 personas, tendrán que hacerse cargo de todo.

Uno de los primeros en rebelarse ha sido el propio coordinador del centro de salud de Utrillas, Luis Fernando Marín, que ha dimitido de este cargo y se niega, como el resto de la plantilla, a asumir acúmulos de tarea y a cubrir las vacaciones de verano de los compañeros. "Ya está bien, así cualquiera es jefe", carga, indignado, contra la Administración. "La buena asistencia sanitaria va a desaparecer –alerta–, la única solución es que vengan médicos". A su juicio, el Gobierno aragonés "se ahorra 60.000 euros al mes no teniendo a los profesionales necesarios en Utrillas; la Administración no hace lo que debe".

Los vecinos no dan crédito a la situación que les toca vivir y no ocultan su inquietud ante la llegada del verano, cuando todas las casas vacías en invierno se llenen y decenas de niños acudan de campamento. "¿Qué haremos si sufrimos un infarto y no hay nadie en el centro de salud porque el único médico disponible está atendiendo otra urgencia en un pueblo a 50 kilómetros?", se pregunta enojado Antonio Jiménez, vecino de Montalbán y miembro del Movimiento de Acción Rural (MAR), surgido hace dos años en protesta por la falta de servicios en la zona.

Para Marín, la solución es atraer médicos con incentivos económicos y profesionales y ofreciéndoles una casa, como se hacía antes. Además, reclama bonificaciones en los impuestos a los habitantes, pues "solo así se podrá compensar lo que pagamos de más por vivir en los pueblos, donde no hay sanidad, comercio, ocio cultural, ni universidad".

No opina lo mismo Antonio Jiménez, quien reivindica un cambio de la legislación que contemple la llegada de médicos al medio rural por encima de las preferencias de estos. Estima que, si no, jamás habrá prosperidad, pues sin sanidad no hay población y la tormenta se convertirá en una lluvia de piedras.

La coordiandora del centro de La Almunia, frente al consultorio de Calatorao.
La coordiandora del centro de La Almunia, frente al consultorio de Calatorao.
Macipe

"El año pasado un médico asumía hasta 3.000 personas"

Gema Manjón Llorente sale a las puertas del consultorio médico de Calatorao estetoscopio al cuello, en un respiro de su jornada. Ella es pediatra y es la coordinadora del centro de salud de La Almunia de Doña Godina, del que también dependen las consultas de Ricla, Almonacid de la Sierra y Alpartir. En su caso, le toca repartirse entre Calatorao y Ricla. Lleva cinco años en esta zona y la mitad como responsable del servicio y este año será el primero de muchos en el que los quebraderos de cabeza van a estar contenidos: "Hemos tenido suerte, porque las plazas se han cogido en la oposición y en los traslados también, y además se han incorporado", explica.

En su caso, cuentan con once facultativos de Familia, dos pediatras y cuatro refuerzos como médicos de Atención Continuada, además de quince enfermeras, un fisioterapeuta y una matrona. "Hace mucho tiempo que no estábamos así. Hace año y medio había varias bajas sin cubrir, una plaza vacante y el personal para cubrir también sin ocupar desde hace tiempo", recuerda. Ante esta situación, Manjón apunta: "Tuvimos que cerrar muchas consultas y un médico se tenía que hacer cargo de más de 3.000 personas al asumir varios cupos".

Para los profesionales de la salud esto se traduce en "mucho desgaste y viniendo de la pandemia". "Estábamos agotados física y mentalmente, porque también nos contagiamos y tenías que afrontar mucho estrés y mucha carga de trabajo, principalmente por el protocolo covid de rastreo de contacto y realización de pruebas diagnósticas", rememora. En contraste con aquello "ahora eso está más normalizado y puedes retomar el trabajo de antes, el que nos gusta".

Así, asume que este año al contar con más personal "podemos dar mayor cobertura a las sustituciones de cara al verano", pero también confiesa que "no estamos al 100% porque tenemos reconocidos hasta seis de Atención Continuada y tenemos cuatro". Contar con el personal suficiente reconoce les da pie para hacer el centro más atractivo para la llegada de nuevos profesionales para que "no sea siempre pasar 50 consultas al día".

"Retomamos los programas de pacientes crónicos complejos, seguimiento a diabéticos y vamos a poner en marcha proyectos", anticipa la coordinadora. En este sentido, detalla que están trabajando en atención comunitaria, y desarrollo de herramientas digitales: "Queremos recopilar recursos, activos, que existan en la comunidad y que podamos recomendar, como gimnasia de mantenimiento, paseos o talleres de lectura".

Aunque el centro de salud ya se consideraba docente buscan darle un impulso: "Tenemos residentes de todos los cursos y tutores con iniciativa. Eso da más vida para hacer comunicaciones, publicaciones…", detalla. De igual forma reconoce que "es una forma de los jóvenes vean que en el entorno rural también se pueden hacer cosas diferentes y que hay alternativa al hospital o los centros urbanos".

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