La competitividad que ofrece el almendro en lo que respecta a costes de producción y su buena demanda en el mercado hacen de este cultivo una gran oportunidad, sobre todo en modalidades de cultivo intensivo y superintensivo. Esta fue una de las ideas que se puso de manifiesto en la jornada técnica ‘El almendro en seto: claves del éxito en el Valle del Ebro’, que la empresa Agromillora celebraba en el marco de la recién concluida edición de FIMA.

"El objetivo de este encuentro era aportar a los interesados información de primera mano sobre el sistema de cultivo de almendro en seto", indica Ignasi Iglesias, responsable técnico de Agromillora Group, que ha incidido en la importancia de esta modalidad de cultivo "que resulta más eficiente porque al tratarse de árboles con copas más pequeñas son mecanizables y mucho más eficientes", algo que es clave en un contexto de falta de mano de obra.

Esta mayor eficiencia se manifiesta también en la reducción de algunos insumos, como los fitosanitarios, algo que además es uno de los requisitos de la nueva PAC que entrará en vigor en 2023. "Al tratarse de copas más pequeñas y estar más juntas, se producen menos pérdidas de productos como fertilizantes", añade Iglesias.

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Según los datos que maneja Agromillora, este tipo de disposición de los árboles puede acarrear una bajada de unos 50 céntimos por kilo o 300 euros por hectárea en costes de producción, y una reducción a la mitad de la pérdida de fitosanitarios para pasar de un 30% a un 16%.

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No obstante, para obtener la máxima rentabilidad posible, es necesario que el tiempo acompañe. A veces no sucede así y las consecuencias del impacto de algunos fenómenos atmosféricos, como, por ejemplo, las heladas, pueden ser catastróficas. Así, la jornada también sirvió para dar a conocer algunos sistemas de protección antiheladas en los que trabajan empresas como la catalana Regaber o la aragonesa Hidra2, que se encuentra en Sariñena.

"Se trata de un sistema basado en la diferencia de temperaturas del agua y el ambiente. Lo que hacemos es crear por aspersión una capa de agua que al helarse protege la almendra fructificada, la flor o la yema de la temperatura ambiente, más baja, generando algo así como un ‘efecto iglú’", indica Suelves, director técnico de Hidra2. Este sistema protege a los árboles de temperaturas de hasta seis o siete grados bajo cero.

Además, en cuanto a su instalación, puede integrarse parcialmente en sistemas de riego por goteo preexistentes e incluso, al ser telescópicos se pueden integrar en el árbol para ser utilizados solo en caso de previsión de heladas y así no interferir en otras labores habituales de manejo de los cultivos de almendro en seto.

Este sistema, que se ha implantado de manera experimental en una finca de la provincia de Huesca y que se prevé que salga al mercado este mes de mayo, también podría utilizarse de manera inversa, "para refrescar cultivos, en zonas de altas temperaturas", apunta Suelves.

Nuevo portainjertos

El sistema antiheladas no fue la única novedad que se presentó durante esta jornada. La investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) María José Rubio, daba a conocer ‘Pilowred’, un nuevo portainjertos que permitirá "plantaciones más sostenibles y eficientes y una mayor adaptación al cambio climático".