crecida del ebro

El dueño de un centro hípico de El Burgo de Ebro se ‘autoaísla’ con 50 caballos en "Isla Ecuestre"

Juan Martínez Chamorro, propietario de Ebro Hípica, lleva cuatro noches durmiendo en sus instalaciones, completamente rodeadas de agua, para poder dar de comer a los animales.

Juan Martínez Chamorro, en las instalaciones de Ebro Hípica, completamente rodeadas de agua.
Juan Martínez Chamorro, en las instalaciones de Ebro Hípica, completamente rodeadas de agua.
Oliver Duch

“Esto ya es ‘Isla Ecuestre’, lo más parecido a un lugar paradisíaco con caballos y agua”, dice con buen humor Juan Martínez Chamorro, propietario de Ebro Hípica. El dueño de este club de equitación de El Burgo de Ebro se ha ‘autoaislado’ en sus instalaciones junto con Elián, uno de sus empleados, y sus 50 caballos. Totalmente rodeado por agua, llevan cuatro días durmiendo allí dentro para poder dar de comer a diario a los animales.

Cuando se anunció que llegaba la riada (y su virulencia), a Martínez le quedaban pocas opciones. Ya el sábado le avisaron de que la crecida iba a ser fuerte y de que, si se quedaba fuera, tendría que ingeniárselas para dar de comer a los animales.

Como una evacuación del medio centenar de caballos le resultaba inviable, lo primero que pensó fue en hacerse con una lancha. “No encontré a nadie que me vendiera una rápidamente, y las autoridades no me garantizaban que me pudieran traer en barca todos los días, porque las emergencias podrían estar en otros lados”, explica. Así que no se lo pensó dos veces. Llenó la hípica de pienso, cogió víveres y se hizo con un par de camas. Desde el sábado, no tiene que entrar a dar de comer a los animales… porque ya está dentro.

“Ha sido la mejor solución. Lo que más me preocupaban eran los caballos, y así sé que van a estar bien”, cuenta. Conforme empezó a subir el nivel del río, los campos anexos comenzaron a anegarse. El agua no llega directamente desde el cauce, ya que una mota separa a la hípica del Ebro, pero entra por la filtración del subsuelo. El terreno del club, al estar ligeramente más elevado, se libra del agua. El camino de acceso -que queda más bajo- ha estado libre hasta hace poco, pero Martínez no podía entrar ni salir porque las autoridades prohíben circular por la mota. Ahora también está encharcado.

Tras dos días pasando frío con una chimenea no muy bien preparada, el dueño de Ebro Hípica pidió a varios amigos del pueblo un par de estufas, que la UME le hizo llegar el martes por la tarde. Sin cocina, se apañan con un microondas y una plancha, fundamentalmente a base de latas de comida precocinada. “Me traje víveres para cinco días, pero me dijeron que podía estar más tiempo aislado, así que tenemos como para un mes”, bromea.

Las previsiones hablan de que el próximo lunes quizá puedan empezar a entrar y salir. El camino tal vez se despeje antes, pero habrá que comprobar si se puede circular por la mota, por la que hay que pasar para coger el camino a la hípica. “Nos han explicado que la mota ahora aguanta bien porque tiene la presión del río. Cuando baje el caudal y se retire esa presión, parte del terraplén se puede caer, así que hay que esperar”, señala el propietario de Ebro Hípica.

Mientras tanto, Juan y Elián seguirán cuidando de Flor, de California, de Troto, de Campanilla, de Mánchester… y de los hasta 50 caballos que tienen en estas instalaciones de El Burgo de Ebro, a las que acuden un centenar de familias. Según afirma, los animales “están tranquilos”, aunque al paso de la punta de la riada debieron sentir algo raro. “Esta noche -por la madrugada del martes- estaban muy intranquilos, dando golpes… Salimos y no pasaba nada, pero era como si hubieran notado algo”, relata. Para ellos, sin clase, la semana de riada está siendo una semana de vacaciones. Para Juan Martínez, una nueva experiencia en “Isla Ecuestre”.

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