servicios sociales

De excedente en el campo a ayuda social: el reparto exprés de 40.000 kilos de fruta y verdura

El aumento de la necesidad hace que cada vez más entidades acudan a la distribución de productos frescos de toda España que hace cada 15 días el Banco de Alimentos en Mercazaragoza.

En un rincón de Mercazaragoza, en las naves que tiene el Banco de Alimentos, tres altas filas de frutas y verduras forman dos pasillos en plena calle. Por ellos van pasando, uno tras otro, coches y furgonetas con los maleteros abiertos para cargar cientos de kilos de producto fresco. Son los voluntarios de decenas de entidades sociales de Zaragoza y provincia que acuden al reparto quincenal que organiza el propio Banco de Alimentos. Se llevan las cajas para, ya en sus locales, organizar los productos y repartirlos lo antes posible a familias necesitadas.

Solo este miércoles se sacaron a la calle 40.000 kilos. Fue el estreno de la temporada de la fruta de verano, por lo que había melocotones, albaricoques, nectarinas, melones, sandías… pero también limones, naranjas, berenjenas, calabacines, lechugas, pepinos, pimientos y tomates. “Intentamos que haya cuanta más variedad mejor para dar de todo un poco, pero dependemos de la disponibilidad que tengan los productores”, cuenta Felipe Fernández-Vicario, militar de carrera y voluntario encargado de este reparto dentro del Banco de Alimentos.

Felipe Fernández-Vicario, militar de carrera y voluntario encargado de este reparto dentro del Banco de Alimentos.
Felipe Fernández-Vicario, militar de carrera y voluntario encargado de este reparto dentro del Banco de Alimentos.
Marcos Cebrián

Se trata de excedentes de producción llegados de toda España -también de Aragón- y que se pagan (a bajo precio) con el FEGA, el Fondo Español de Garantía Agraria. Cada año aquí se reparten más de 600.000 kilos que acaban llegando a más de 7.000 personas necesitadas. Con la pandemia, su número no deja de crecer. Si antes de la covid acudían al reparto 55 entidades, ahora ya son 63, y hay dos más que lo han solicitado.

“Algunas se ven desbordadas por la demanda que tienen”, apunta Fernández-Vicario. José Ignacio Alfaro, presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza, añade que “los que vienen nos cuentan que atienden a personas que nunca habían estado en situación de pedir, bien vestidos y que han tenido que vender el coche porque están en una situación dramática”.

Así lo constatan las entidades que pasan por allí. José Antonio Medina, del Centro Social San Antonio, acude a llenar su furgoneta y señala que tienen “cada vez más demanda”, ya que ahora llega “gente de lo más normal”, que ha entrado en un ERTE o se ha quedado en paro “y ahora tienen que acudir al comedor social”.

José Antonio Molina, voluntario del Centro Social San Antonio.
José Antonio Molina, voluntario del Centro Social San Antonio.
Marcos Cebrián

Él es de los primeros en llegar. Para evitar aglomeraciones, desde que empezó la pandemia el reparto se hace en dos días, con una hora concreta para pasar a recoger la fruta y verdura. “Así evitamos que tengan contacto entre ellos”, señala Felipe Fernández-Vicario. Conforme avanza la mañana, se va formando una fila de varias furgonetas que, como en un atasco, esperan su turno para poder acceder al ‘túnel’ que forman los palés de fruta y verdura.

Aunque la cantidad que se llevan está supeditada a la disponibilidad de producto, las normas dicen que pueden llevarse un máximo de 600 gramos por persona que van a ayudar y día. Es decir, que una entidad que atiende a 100 personas se llevará 900 kilos de fruta y verdura para los 15 días que quedan hasta el siguiente reparto. Se compran productos en localidades aragonesas como Calatayud, Caspe o Fraga, pero también en los invernaderos de Almería o Murcia.

Los voluntarios del Banco de Alimentos saben qué cantidades corresponden a cada entidad y las organizan en función de los productos que hayan llegado ese día. Este miércoles, por ejemplo, la parroquia de San Pablo -la que más recoge por la cantidad de personas que atiende- cargó 3.420 kilos de fruta y verdura.

La hermana María Patricia, de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret (en San Juan de los Panetes), explica que ayudan a 130 familias. Acude con un turismo que carga hasta los topes, pero que no da abasto, por lo que tendrá que hacer dos viajes. “Antes atendíamos a muchos sin papeles, pero ahora son gente que se ha quedado sin ingresos, que igual estaba de empleado doméstico y que perdió el trabajo”, cuenta con su acento argentino. Les piden “alimentación en general”, pero sobre todo “leche y productos para niños”. Los productos frescos que recogen en Mercazaragoza, explica, “los agradecen muchísimo”, ya que permite incluir alimentos saludables en la dieta.

La hermana, Inés Fonseca, de las Siervas de María.
La hermana, Inés Fonseca, de las Siervas de María.
Marcos Cebrián

Inés Fonseca, de las Siervas de María también percibe lo mismo desde su sede del paseo de Sagasta. “Nos dicen que les demos ‘lechecica para mis niños’ -explica-. Todos los días damos desayuno, comida y cena a una familia a la que echaron de su casa, pero en total atendemos a unos 40”. Sobre el perfil de estas personas, cuenta que es “gente sin trabajo” que recibe ayuda de Cáritas o de Cruz Roja, pero que tienen más necesidad: “Vienen diciendo que esta noche no tienen nada para los niños”.

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