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"Soy la única mujer con ovino en Ejea. Antes me sentía un bicho raro"

Hace dos décadas, Mariola Gomara decidió quedarse en su localidad natal para trabajar junto a su padre y a sus hermanos en la granja familiar.

Mariola Gomara, junto a sus ovejas y su perro, en la granja familiar.
Mariola Gomara, junto a sus ovejas y su perro, en la granja familiar.
M. G.

"Cuando acabé de estudiar tuve que elegir entre marcharme a Zaragoza o dedicarme por completo a las ovejas". Ante esa disyuntiva, Mariola Gomara eligió, hace ya más de dos décadas, la segunda opción. "Desde muy pequeña, mi padre nos involucró a mí y a mis hermanos en esta actividad", recuerda Gomara. "Siempre me han gustado las ovejas. Durante los fines de semana y las vacaciones me dedicaba a ayudar".

Nacida y establecida en Ejea de los Caballeros, hasta donde sus padres llegaron provenientes de la zona del Moncayo, Gomara divide su vida entre las obligaciones del campo y las de su casa. "Es complicado compaginarlas, pero hago todo lo posible", explica la ganadera, casada y madre de dos hijos, de 9 y 16 años. Sobre la actividad que desempeña en el día a día junto a su padre y a dos de sus hermanos, Gomara señala: "Tengo la ventaja de que no ficho al llegar, aunque mi hora de salida es otra cosa. Me dedico, sobre todo, a la parición y al papeleo".

"Trabajo no nos falta a lo largo de todo el año. Tenemos tres razas: la autóctona, la churra tensina y la cabra de raza moncaína. Estas dos últimas estamos intentando recuperarlas", comenta. En total, Gomara y su familia cuentan con 3.000 cabezas de ovino y unas 300 de caprino. "Somos trashumantes. Durante una época del año, prácticamente todo el ganado se va al Moncayo".

"Hay muchos hombres dedicados a las ovejas, pero mujeres, muy pocas. Aquí, en Ejea, solo yo trabajo con el ovino, por eso me sentía como un bicho raro", afirma. Para evitar el aislamiento y compartir experiencias, Gomara forma parte del grupo de Whatsapp Ganaderas y Punto, una iniciativa con perfil en redes sociales que intenta visibilizar y conectar la labor de estas profesionales.

"Cuando estás en el campo pasas muchas horas sola. Ellas son prácticamente las únicas personas con las que interactúo. Hemos creado un vínculo que, sin conocernos, nos ha hecho tener mucha relación y nuestra confianza me ayuda mucho", confiesa Gomara. "He conocido a muchas mujeres muy valientes", concluye.

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