Los pioneros del esquí en Aragón: madera, brío y a lo loco

Hace justo un siglo empezaban a surgir en Aragón los primeros esquiadores. El canfranero posibilitó que la afición llegase a las familias zaragozanas.

Esquiadores en Canfranc Estación (Foto Arribas, 1931)
Esquiadores en Canfranc Estación (Foto Arribas, 1931)
Archivo de Montañeros de Aragón

Han pasado tantos años desde aquello que sería casi un milagro poder entrevistar a alguno de sus protagonistas. Hablamos de los primeros aragoneses que se calzaron unos esquís. De aquel guía de Luchon apodado Pepe Fades que a principios del siglo pasado enseñaba a unos cuantos amigos en el valle de Benasque. De Lorenzo Almarza, aquel discípulo suyo que trasladó la pasión al valle del Aragón o del afortunado Antonio Fanlo que, en 1912 y a la edad de 15 años, recibió como regalo de un párroco francés los primeros esquís que llegaron al valle de Tena.

Pepe Fades a la izquierda y Lorenzo Almarza a la derecha en Plan de Senarta, 1915 (Archivo de la Fundación Hospital de Benasque)

Ahora ya poco sorprende en las estaciones de esquí aragonesas. Los telesillas se hacen cada vez más amplios y se ven esquís de todos los anchos, tablas para ir de frente o de lado e incluso patinetes con manillar. Pero merece la pena recordar que hace justo un siglo empezaba a surgir en Aragón el germen de la afición por el esquí. Un esquí sin remontes ni focas para ayudar en la subida y sin cantos para girar; que se valía de un solo palo para remar y en el que se utilizaba una sofisticada técnica de frenado que consistía, básicamente, en tirarse al suelo de lado.

Inicios del esquí en Aragón

1. Fernando Almarza, hijo de Lorenzo Almarza, en Los anciles, 1915 (Archivo de la Fundación Hospital de Benasque)

Mientras los habitantes de este lado del Pirineo asumían como normal el quedarse aislados en invierno y el organizar 'batidas' por su cuenta para despejar de nieve los caminos, empezaron a aparecer, de vez en cuando, franceses que cruzaban las montañas subidos a un par de tablas con la única intención de hacer deporte y vivir aventuras entre cumbres nevadas. La Fundación Hospital de Benasque conserva fotos fechadas en 1904 en las que ya se ve al excursionista y fotógrafo Louis Robach durante la primera expedición en la que se intentó -y culminó- la ascensión del Aneto con esquís.

Expedición de Louis Robach al Aneto en 1904 (Archivo de la Fundación Hospital de Benasque)

Inicios del esquí en Aragón
Inicios del esquí en Aragón

Pero fue casi una década después cuando aquel primer contacto empezó a dar sus brotes en el lado aragonés. Gracias al regalo de aquel párroco y geólogo francés al joven Antonio Fanlo; los carpinteros, herreros y zapateros de Sallent de Gállego tuvieron un modelo que copiar y cuenta su hijo, Mariano Fanlo, que entre 1915 y 1920 todos los vecinos pudieron tener sus propios esquís hechos de madera de fresno.

Inicios del esquí en Aragón

Esquiadores en Sallent nevado (Sicilia, Archivo Montañeros de Aragón)

Los consejos del guía Pepe Fades permitieron a Lorenzo Almarza aficionarse y, cuando este comandante de Ingenieros del Ejército de Tierra fue destinado a Jaca, se convirtió en la chispa que prendió la mecha del esquí en el valle del Aragón. Fue él quien enseñó a su hijo Fernando y a su sobrino Luis Gómez Laguna, quien sería años después alcalde de Zaragoza. Estos, a su vez, jugaron un papel fundamental a la hora de popularizar el esquí en la zona de Arañones.

Inicios del esquí en Aragón

Serrano Vicéns, Gómez Laguna y Fernando de Yarza (Archivo Montañeros de Aragón)

El Canfranc, un punto de inflexión

Hay que reconocer, sin embargo, que el punto de inflexión fue la inauguración del canfranero en 1928. Aquello permitió a los zaragozanos desplazarse a la montaña los fines de semana e incrementar de forma exponencial el número de aficionados. Esto, a su vez, propició la creación de la Sociedad de Montañeros de Aragón. "Nutridas caravanas de esquiadores se desplazaban cada fin de semana" con "brío y entusiasmo" dispuestos a descubrir las maravillas del valle, narraba años después Narciso Hidalgo en una entrevista en HERALDO.

Inicios del esquí en Aragón

Esquiadores en Canfranc Estación (Arribas, 1931, Archivo Montañeros de Aragón)

Fue el propio Lorenzo Almarza quien anunció en abril de 1929 el nacimiento de Montañeros de Aragón a través de un artículo publicado en la revista del Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón (SIPA). Apenas unos meses después, la mediación de los socios fundadores propició la inauguración de un tren especial que cubría la ruta Zaragoza-Arañones en el horario más adecuado para la práctica del esquí. El tren salía de Zaragoza a las 5.30 de la mañana y llegaba, según palabras de Gómez Laguna recogidas por Montañeros de Aragón, "cuando Dios quería".

Con faldas y a lo loco

Ese mismo tren fue el que vio a las primeras mujeres esquiadoras (como Elisa Sánchez o Rosa Serrano) desprenderse en sus vagones de las largas faldas con las que se montaban en la estación del Norte en Zaragoza. El ingeniero y escritor Alberto Martínez Embid nos recuerda que, hasta casi los años 50, estuvo mal visto que una mujer vistiese pantalones pese a que pronto resultara evidente que las faldas, al mojarse, se convertían en un enorme estorbo para la práctica del esquí.

Inicios del esquí en Aragón

Desde sus inicios, Montañeros de Aragón contó con la participación de mujeres en sus excursiones. En la imagen, algunas con falda. (Archivo Montañeros de Aragón)

"El tren les dejaba a la altura del túnel y allí pasaban el día en unas rampas. Era un esquí sin remontes y además las tiras de piel de foca eran demasiado caras por lo que las cuestas se subían a pie y se bajaban como se podía. Era el reino de la cuña", comenta divertido Martínez Embid.

Inicios del esquí en Aragón

Grupo esquiando (Fredes, Archivo Montañeros de Aragón)

Con la aparición de las ceras (unas para subir y otras para bajar) los aventureros fueron llegando cada vez un poco más arriba y descubrieron el circo de Candanchú y la zona que hoy ocupa Pista Grande, "un lugar maravilloso para deslizarse y coger velocidad", cuenta Martínez Embid, quien hace unos años tuvo la fortuna de poder entrevistar a alguno de esos primeros esquiadores. Ese fue el germen de Candanchú, la primera estación de esquí de Aragón. "Llegaban hasta allí todos subiendo como una gran oruga, andando desde la estación, y apenas les daba tiempo a hacer tres o cuatro descensos antes de volver corriendo a coger el tren otra vez".

Inicios del esquí en Aragón

Grupo de esquiadores en Santa Cristina (1930, Archivo Montañeros de Aragón)

En 1930 Montañeros de Aragón comenzó a erigir el primer refugio de Candanchú, el de Santa Cristina, y allí mismo el grupo organizó también, en marzo de ese mismo año, el primer campeonato internacional Franco-Español. Consistió en una carrera de esquí de fondo de 12 kilómetros y el éxito fue tal, que a partir de ese momento quedó claro que, pese a los años de parón que trajeron consigo la guerra y la postguerra, el esquí había llegado a Aragón para quedarse.

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