El último informe del Defensor del Profesor del sindicato de educación Anpe, presentado este jueves, traslada una noticia buena y otra menos favorable. La buena es que durante el curso 2016-2017, las situaciones conflictivas vividas en las aulas de los centros educativos de Aragón han descendido más de un 30% (y han pasado de los 23 casos del curso 2015-2016 a los 16 del pasado). El dato desfavorable es que los docentes han seguido siendo víctimas de amenazas, denuncias, falsas acusaciones y acoso laboral.

La Defensora del Profesor de Aragón, Teresa Hernández, ha matizado los datos recogidos en el último informe de Anpe recordando que los casos de agresiones físicas, que son los más graves, no suelen ser atendidos por este servicio sindical, sino que van por vía judicial ya que generalmente, cuando ocurren, se presenta denuncia.

También recordó que no todas las situaciones conflictivas que se producen en los centros educativos trascienden: a veces por miedo a las represalias y otras, por desconocimiento de que existen servicios que apoyan y asesoran al docente en estos trances.

Sea como fuere, de las situaciones en las que Anpe tuvo que intervenir durante el curso pasado, Hernández ha explicado que se notó un aumento de las amenazas a profesores por parte tanto de padres como de alumnos y un incremento de las situaciones de acoso laboral.

"Al margen de los datos concretos y del número de situaciones registradas –ha señalado la Defensora del Profesor– lo que resulta preocupante es el deterioro que se nota en la convivencia en las aulas".

Esta crispación se ha registrado, sobre todo, en los últimos años y desde el sindicato educativo se atribuye, en gran parte, a la crisis económica que ha hecho que algunos centros recorten el número de profesores de apoyo, se aumenten las ratios de alumnos en las clases o se incremente el número de horas lectivas de los docentes. "Aunque se está viendo una tendencia positiva en estas situaciones y la Administración está poniendo medios", ha explicado.

Faltas de respeto al profesor o al resto de alumnos, actitudes agresivas o el boicot de las clases son situaciones más habituales en los centros educativos de lo que podría parecer. Estos casos no siempre se traducen en quejas o denuncias, pero socavan la autoridad de los profesores, impiden el normal desarrollo de las clases y frustra a los docentes.

Y lo que es peor, estos conflictos tienen consecuencias para la salud de los profesionales. "El dato más preocupante es que el 58% de los casos que hemos atendido presentaba ansiedad; el 17%, depresión y el 25% debe pedir la baja laboral", dice.

"La sociedad en su conjunto tiene que tomar conciencia de la situación de conflictividad que se vive en las aulas –ha pedido Hernández– y la administración debe ser consciente de que la convivencia escolar es un elemento de primer orden para el buen funcionamiento de la comunidad educativa".

En muchos casos, esta conflictividad se genera por causas ajenas al propio centro y al docente. "Los niños vienen al colegio –dice Marta Garrido, presidenta de Anpe Zaragoza y presente también en la presentación del informe– con dos mochilas: la de los libros y la emocional".

Garrido se refiere a las circunstancias, a veces durísimas, que rodean a los menores. "Familias desestructuradas, padres en paro, falta de alimentos y de lo más básico, o niños diagnosticados como hiperactivos o con necesidades especiales de educación", relata.

Desde el sindicato se ha hecho mucho hincapié en la necesidad de aprobar un Plan de Convivencia en Aragón que dé pautas a los equipos directivos para mediar en estos conflictos y resolverlos.