Lucena de Jalón: el ojo público desde la alcaldía

José María Julve, alcalde de Lucena de Jalón, colabora en la revista fotográfica comarcal ‘El Ojo Vago’ y se ha consagrado a la restauración de la iglesia del Pilar en el barrio de Berbedel.

José Maria Julve, en el barrio de Berbedel, frente a la puerta de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar.
José Maria Julve, en el barrio de Berbedel, frente a la puerta de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar.
Laura Uranga

Lucena de Jalón tiene un bonito (y poco poblado) barrio aledaño, Berbedel, un pasado próspero en el cultivo de la fruta, un estudioso de su historia en Arturo García (de la Comunidad de Regantes de la Acequia del Rey) y, los diez últimos años, un alcalde enamorado de la fotografía. José María Julve rige los destinos del consistorio local desde 2007 y, como ocurre con la mayoría de municipios aragoneses con censo bajo, ejerce múltiples funciones en el día a día. Su colaboración recurrente con la revista digital ‘El Ojo Vago’, de carácter comarcal, es una de las que más le satisfacen.

La actividad de ‘El Ojo Vago’ está consagrada a la fotografía; sale tres o cuatro veces al año, y lleva veintitrés ediciones desde su primer número, aireado en enero de 2010. Se puede consultar en formato ISSUU en la página web elojovago.es. "Entré en la revista –recuerda José María– hace cuatro años, más o menos. La hacemos entre varios amigos, algunos ya conocidos de antes, otros que han ido incorporándose en el camino. Hay gente de Épila, La Almunia, Calatorao... nos juntamos por afición, y seguimos por la misma razón, sin mayores pretensiones. Viajes, reportajes temáticos, muchas fotos y textos explicativos para la introducción o las continuidades. No descartamos la idea de organizar alguna exposición; le hemos dado vuelta a un proyecto en el que entrarían los diecisiete pueblos de la comarca, a ver en qué queda. Igual hasta nos animamos a hacer alguna publicación física".

Lucena de Jalón: el ojo público desde la alcaldía

José María ha ido puliendo sus habilidades como fotógrafo poco a poco, y se entrega a la causa... aunque economiza sus esfuerzos a lo Bartleby cuando se ve en la tesitura de forzar una foto. "Llevo disparando desde los dieciocho, y tengo cincuenta y tres: tuve que moderar el gasto en equipo, porque si no... una ruina. Jugué mucho al fútbol en Épila, e invertía las cuatro perras que ganaba allí en la fotografía. Lo que más me ha gustado siempre es la naturaleza, trabajar los desenfoques, hacer pruebas con la profundidad de campo... ahora quiero progresar en el blanco y negro. Me encanta salir a andar solo con la cámara a cuestas, y soy muy exigente conmigo mismo: doy mil vueltas y cuando no veo clara la foto, prefiero no hacerla, aunque apretar el botón sea gratis".

Alcalde por casualidad

Lo asegura él, y detalla la afirmación: su periplo político tuvo un comienzo totalmente imprevisto. "Llevo de alcalde desde 2007. En la legislatura anterior se presentó mi hermano con unos amigos, y no ganaron. A la siguiente probaron de nuevo y me dijeron que me animase a unirme a su candidatura. No me lo había planteado, pero acepté. Había listas abiertas; estábamos los cuatro involucrados en el salón de mi casa y mi hermano, que vive en Zaragoza, dijo que convendría poner en cabeza de nuestra lista a alguien que residiera en el pueblo. El que estaba a su lado dijo que él no, y la compañera que estaba a mi lado dijo “te ha tocado”. Oye, ahora que me doy cuenta, fui la cuarta y última opción –ríe– ya ves que no soy orgulloso".

Como munícipe, José María sí se ufana del modo en que Lucena de Jalón ha capeado la crisis económica. "Hemos hecho cosas, pero el verdadero reto ha sido lidiar con recortes del cuarenta por ciento del presupuesto municipal de un año para otro, y mantener los servicios. Las cosas han cambiado mucho en la zona; aquí teníamos un agro muy fuerte en los noventa, pero ahora quedan apenas dos personas que lo tienen como actividad principal. Había muchísima fruta, manzana sobre todo, se sacaban cientos de miles de kilos en cada cosecha".

Presente y futuro

La masa laboral del pueblo alimenta sobre todo la industria auxiliar del automóvil en factorías asentadas por Épila y alrededores, amén de la propia General Motors; el propio José María trabaja en Copo Zaragoza, una empresa que fabrica la espuma de los asientos de los coches... en Fuentes de Ebro, a donde se desplaza cada día. "No me arrepiento, a pesar de que hay que levantarse todas las mañanas a las cinco menos cinco, a pesar de la distancia. Mi coche lleva 630.000 kilómetros sin averías serias, no me puedo quejar. Mis compañeros que van en el autobús desde Zaragoza tardan lo suyo, porque hacen ruta, y yo voy muy directo por autovía y cuarto cinturón; en tres cuartos de hora estoy allá".

Ahora, Lucena está a la espera de la repercusión que tendrá en la zona la llegada de Bon Àrea. "Estamos –señala el alcalde– a la misma distancia del lugar de establecimiento de la empresa que Épila. Impacto habrá, claro: se dice que el tráfico en la carretera aumentará un 25%. Aunque muchos no arraiguen por la zona, si esto fija la población, ya será mano de santo. Aquí se vive bien, pero los momentos duros están recientes y siempre hay incertidumbre a la vuelta de la esquina".

Lágrimas de alegría por el repicar de las campanas en la iglesia del Pilar, en Berbedel

La iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Berbedel, lleva un cuarto de siglo sin actividad. Las delicadas obras de conservación y restauración han dejado, no obstante, momentos de emoción y alegría a vecinos del barrio y de toda Lucena. José María Julve detalla una anécdota al respecto, entrañable para los lugareños más veteranos. "La torre sí está restaurada, y un día festivo, sin decir nada a nadie, un amigo y yo subimos a las campanas de la torre para dar una sorpresa al pueblo. Además, habíamos sido los últimos en hacerlas sonar antes del cierre, veinticinco años antes. Después de la misa improvisada en un almacén cercano, y cuando empezaba la procesión, tocamos las campanas. Desde arriba veíamos a la gente con cara de sorpresa, luego abrazándose. Empezaron a aparecer pañuelos, parecía que habíamos ganado la Champions. Avisé a Miguel Mena de lo que íbamos a hacer, y me entrevistó en la Ser estando nosotros en la torre, durante la misa. Cuando bajamos se acercaban los mayores con lágrimas en los ojos; te decían que habían renunciado a la idea de volver a oírlas".

La Verde Doncella, asociación con nombre frutal que integra a luceneros de diversas edades

La asociación de mujeres ‘La Verde Doncella’ de Lucena de Jalón se constituyó en 1996 con el objetivo de dinamizar y mejorar la vida personal, social y cultural de todos los habitantes del pueblo, ya que sus actividades están abiertas a la participación de todos. El nombre es un homenaje a un producto, la manzana, que durante mucho tiempo fue un elemento básico en la economía del municipio.

‘La Verde Doncella’ cuenta con 74 socias y todo el trabajo es voluntario. La asociación tiene un papel fundamental en la organización de las fiestas de Lucena de Jalón y el barrio de Berbedel. Además, organiza cursos, viajes, actividades de convivencia, de toma de conciencia sobre temas de interés para las mujeres y su entorno, de recuperación de tradiciones y educación no formal. De 2009 a 2011 participaron en el proyecto europeo AIRE (Associations In Rural Environments), en el marco del Programa Europeo de Aprendizaje Permanente Grundtvig Learning Partnerships junto a asociaciones rurales de Polonia, Bulgaria (una delegación lucenera de 31 personas visitó localidades de ambos países; Lucena había sido anfitriona en una primera reunión), Eslovaquia y Chipre.

LOS IMPRESCINDIBLES

Fotos desde un ultraligero

La afición a la fotografía del alcalde le ha brindado al pueblo una serie de fotografías aéreas muy interesantes, hechas desde ultraligero en un paseo desde Épila, sobrevolando el Jalón. En el bar del pueblo hay cuatro imágenes en las paredes.

Volvieron las vacas

El pasado 10 de junio, después de tres décadas largas sin este festejo en el municipio, hubo vaquillas en las calles de Lucena. El motivo fue la festividad de San Antón, una de las más señaladas para la población lucenera.

Mantecados y buen pan

María José y Carlos Tremin llevan la panadería que cogieron sus padres en marzo de 1968, cuando vinieron de Calatorao. Además de un excelente pan, la especialidad de la casa son los mantecados, las tortas y las magdalenas.

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