La Dirección General de Tráfico (DGT) dio ayer el pistoletazo oficial a la tercera gran operación salida del verano, la del 15 de agosto, con una jornada sin incidencias que arrancó a las 15.00 y que estuvo marcada por una campaña de detección de alcohol y drogas, debido a la proliferación de fiestas que acompañan a este puente estival.

Las Jefaturas Provinciales de Tráfico de Zaragoza, Huesca y Teruel estiman que se producirán por las carreteras aragonesas –hasta las 0.00 del próximo martes– alrededor de 650.000 desplazamientos, 200.000 más de los previstos el año pasado. "Es una fecha crucial, porque en el cambio de quincena coinciden los que regresan de vacaciones y los que se marchan", apunta José Miguel Gisbert, jefe de explotación de la DGT, que incide en que a los desplazamientos de larga distancia se sumarán los de corto recorrido entre los pueblos aragoneses con motivo de la celebración de sus festejos populares.

La A-23 y la N-330, que conectan con el Pirineo, se presentan como las vías en las que se pueden producir mayores congestiones, según señalan desde la DGT, ya que coincide con la fase de ejecución de las obras en el puerto de Monrepós. Además, la AP-2 dirección Tarragona y la Autovía Mudéjar, que une Aragón y la Comunidad Valenciana, serán las más transitadas por aquellos que se dirijan a destinos de costa o regresen de ellos.

El control de gestión de la DGT, la Guardia Civil, la patrulla de helicópteros y el personal de mantenimiento han puesto todos sus medios a disposición de la operación salida, que hoy, de 9.00 a 14.00 atravesará sus horas punta. Además, la Policía Local de Zaragoza está colaborando en la campaña especial sobre detección de alcohol y drogas en los conductores, ya que son desencadenantes de los accidentes mortales en un tercio de los casos. Los controles se realizarán "a cualquier hora del día y en cualquier carretera, especialmente en vías convencionales y en aquellas en las que el índice de siniestralidad es más elevado", indican desde la DGT.

Las medidas preventivas van encaminadas a reducir el índice de siniestralidad, aunque Gisbert valora en positivo que "aunque cuando hay mucho movimiento no se puede controlar todo, con los años se va mejorando y reduciendo el número de accidentes". La operación 15 de agosto cerró en 2016 con dos víctimas mortales en Ricla y Uncastillo.