Serafín Romero: "El médico de familia debe ser el centrocampista del sistema"

Serafín Romero preside la OMC desde marzo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, visitó el Colegio de Médicos de Zaragoza.

Serafín Romero, en el Colegio de Médicos.
Serafín Romero: "El médico de familia debe ser el centrocampista del sistema"
Laura Uranga

Lleva tres meses al frente de la Organización Médica Colegial de España. ¿Cuáles son los retos?

Para nosotros es esencial disponer de un sistema nacional de Salud tal y como lo conocemos: un modelo universal, de calidad y accesible, que sea solidario y que permita el desarrollo profesional. Es difícil entender que podamos ejercer una buena medicina sin disponer de un modelo sanitario como hasta ahora.

¿Qué lo dificulta?

Hay riesgos que no dependen ni de los gobiernos locales ni del central. Por ejemplo, los derivados de los altos precios de los medicamentos y de alguna tecnología. A pesar de las dificultades, el médico ha sabido anteponer el interés del paciente. A esto se suma la precariedad, que es un gran campo de batalla. El gran pacto por la sanidad debe ir acompañado de un acuerdo por los profesionales, con una apuesta por la reposición de las plazas perdidas.

Los profesionales de la atención primaria alertaron en Aragón de la falta de recursos. ¿Cómo revertir la situación?

La atención primaria ha avanzado a nivel profesional y de servicios, pero en las últimas décadas hemos sufrido un retroceso de la apuesta por este modelo. Hemos vuelto al ‘hospitalocentrismo’, a la fascinación tecnológica y a disminuir la atención en el primer nivel. Y esto ha afectado básicamente a la esencia del servicio, que es la confianza. Eso hace que nuestros ciudadanos busquen otras fórmulas de contactar con el sistema sanitario. Parte de la sobrecarga de las Urgencias se da posiblemente porque se ha perdido la relación de continuidad asistencial en la primaria.

¿Y qué hacer con la falta de relevo generacional del servicio?

Hay que devolver la ilusión por trabajar en este medio. Más que ser la puerta de entrada, el médico de familia debe ser el centrocampista: el que es capaz de distribuir el juego, con el símil futbolístico. Y donde se recobre la confianza de los ciudadanos.

Y, mientras tanto, la atención en los pueblos cada vez es más complicada...

No hemos hecho nada en la crisis para modificar el resultado que nos vamos a encontrar. Las nuevas generaciones de médicos de familia no tienen alicientes para irse a plazas de especial dificultad. Ahora tenemos la oportunidad de buscar fórmulas valientes para que la medicina de familia se pueda desarrollar en los sitios más alejados de la fascinación tecnológica. Para ello, el médico debe encontrar alguna ventaja: incentivos económicos, más puntos y conocer realmente el medio.

Hacen balance de las agresiones a médicos. ¿Cuál es la tendencia?

Las agresiones las sufre todo el personal, no solo los médicos. Conocemos la casuística de más de 2.400 agresiones en el entorno sanitario, de las que casi un 68% acaba en denuncia. Algunas de las causas que pueden llevar a alguien a agredir verbal o físicamente se pueden manejar desde nuestras competencias. Podemos mejorar en comunicación, aprender a disminuir esa tensión que cualquiera puede vivir en un momento de dificultad cuando tiene a un familiar enfermo. Aun así, no podemos justificar nunca que la solución sea una agresión.

¿Qué ha influido?

Creo que los recortes y su influencia en las listas de espera han tenido algo que ver, y las expectativas de los ciudadanos. Quizá se pide mucho a los servicios sanitarios, a veces, hasta que seamos capaces de curarlo todo. Por eso pedimos a las consejerías que apliquen medidas, como el botón antipánico, el diseño de despachos que permitan salir a los profesionales, y que nos pongamos en el otro lado. Los ciudadanos deben saber que si creen que hemos hecho una mala praxis deben comunicarlo.

¿Qué respuesta dan a las denuncias de los pacientes?

Las llevamos a una comisión deontológica y la junta directiva decide la sanción. Hay una cierta idea de falso corporativismo. Nuestra obligación no es defender al médico por encima de todo, sino que el paciente tenga la mejor asistencia profesional posible. Si hay algún médico que se desvía, nuestra obligación es sancionarlo.

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