Zaragoza es la única zona de Aragón libre de ozono, a pesar de ser su principal emisor

Huesca y Teruel superan con frecuencia los límites de ozono troposférico marcados por la OMS, pese a contaminar menos que la capital.

Zaragoza es la única zona de Aragón libre de ozono, a pesar de ser su principal responsable
Zaragoza es la única zona de Aragón libre de ozono, a pesar de ser su principal responsable
Ecologistas en Acción

Zaragoza ha hecho un esfuerzo por mejorar en los últimos años sus registros en calidad del aire. La llegada del tranvía, el auge de la bicicleta, y la mejora en la tecnología de los vehículos más modernos ha hecho que el CO2 emitido en Zaragoza por el tráfico caiga un 18% en la última década.

Sin embargo, la capital, por población, sigue siendo el principal núcleo contaminante de Aragón. Aunque muchas veces no sea la propia Zaragoza la que lo sufre. Eso es lo que pasa por ejemplo con el ozono troposférico, un contaminante secundario cuya presencia se eleva por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en prácticamente todo Aragón, salvo en la capital.

El ozono troposférico es un gas (el mismo que sirve a la Tierra de filtro en la estratosfera ante las radiaciones solares) que a nivel terrestre causa problemas respiratorios, especialmente en personas asmáticas o con alguna propensión a estas dolencias, además de afectar también de forma importante a la flora y los cultivos.

En Aragón, y de forma especial en la provincia de Teruel, los registros recogidos por la red de estaciones de la DGA han marcado en los últimos años que se superaban los niveles recomendables de forma reiterada, especialmente en verano, cuando la radiación solar incide de forma más directa en su creación. Su formación depende de la presencia de otros contaminantes primarios muchas veces asociados al tráfico y la actividad industrial, como por ejemplo los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos contaminantes sufren una compleja serie de reacciones químicas, ayudados por la radiación solar, que hace elevar los niveles de ozono.

Según señalaba esta semana Ecologistas en Acción, a nivel nacional hasta 40 zonas de España han superado desde 2014 los límites que marca la OMS, entre las que se encontraba la totalidad del territorio aragonés salvo la única excepción del término municipal de Zaragoza.

Pero, ¿cómo es posible que Zaragoza, siendo la ciudad más contaminante de la Comunidad, acabe saliendo indemne y no el Pirineo o comarcas con escasa población como las turolenses? José Francisco Martínez López, profesor del Área de Química Física de la Universidad de Zaragoza, explica que este es un efecto en cierto modo perverso del ozono.

“En Madrid, la ciudad que más problemas de contaminación tiene, se ve de forma muy clara. La contaminación por ozono se suele detectar en aquellas estaciones que se sitúan fuera del radio de la M-40. Esto es debido, y también es extrapolable a Aragón, a que en las grandes ciudades y zonas de más tráfico es donde se dan los precursores del ozono, pero una vez creado este gas se eleva en la atmósfera y viaja con el viento hacia otras zonas que pueden estar más o menos alejadas”, explica el profesor.

Martínez López pone como ejemplo que se han encontrado registros elevados de ozono en estaciones en mitad del Pirineo, o que “en la que hay en Alagón se dan valores más altos que por ejemplo en Zaragoza”, aunque en la medición de estos datos también influye la ubicación de cada estación, especialmente en las ciudades.

Cómo Zaragoza acaba contaminando al pueblo de Aragón con el aire más limpio

Los datos recogidos desde la Red de Calidad del Aire de la DGA y de varios municipios por Ecologistas en Acción apoyan este diagnóstico.

La estación de Torrelisa, en el Sobrarbe, es una de las que más días superó los niveles recomendados de ozono en Aragón entre 2014 y 2016. Para hacerse una idea de lo que supone, Torrelisa forma parte del municipio del Pueyo de Aragüás, un pueblo donde las mediciones de otro tipo de partículas contaminantes también generadas por el tráfico -llamadas PM2.5- son mínimas, hasta el punto de ser considerado uno de los pueblos con el aire más limpio del mundo. Es decir, que en el pueblo de Aragón donde menos contaminación se crea, se sufre más contaminación por ozono que en Zaragoza.

Castelnou, Teruel ciudad o Bujaraloz, son los municipios donde otras estaciones también han reportado límites bastante por encima de los valores recomendados. Para entender los límites superados, la Unión Europea establece que para proteger la salud humana no se deben superar los 120 microgramos por metro cuadrado de ozono en medias octohorarias diarias (se hacen promedios en bloques sucesivos de 8 horas y se toma el mayor valor del día) en más de 25 días cada año, un umbral que la Organización Mundial de la Salud rebaja hasta los 100 microgramos. Además, la normativa europea también fija que si en algún momento se superan los 180 microgramos también se debe avisar a la población, aunque los ecologistas mantienen que esto “rara vez se produce” o al menos con la claridad con la que se debería debido al retraso a nivel tanto autonómico como nacional en elaborar planes específicos contra el ozono.

“Hace unos años el estudio del ozono como contaminante era complicado precisamente por esto. Ahora ya hay estudios muy contrastados que nos dicen que efectivamente la contaminación por este gas se suele trasladar bastantes kilómetros de donde se dan sus precursores. Tampoco hay que pensar que si en el Pirineo hay ozono troposférico es por Zaragoza, puede venir del País Vasco, de Lérida, o de cualquier núcleo con mayor contaminación”, comenta el ambientólogo Jorge Senán, miembro de Ecologistas en Acción.

Zaragoza no obstante tampoco queda exenta. “En momentos de anticiclón y escaso aire el ozono puede repercutir más cerca, que es cuando se dan picos en Zaragoza u otras grandes urbes”, comenta  José Francisco Martínez. Pese a esto, los datos históricos recogidos muestran que estaciones como la de El Picarral, el Centro o Las Fuentes dan valores por ozono que son hasta 8 veces menores que los que se dan en zonas rurales de Aragón.

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