La polilla guatemalteca: el terror de las patatas

Ya se han tenido que quemar más de 50 toneladas de tubérculo en Galicia y el Gobierno ha prohibido la plantación en las 'zonas cero'.

Una patata afectada por la polilla guatemalteca.
Una patata afectada por la polilla guatemalteca.
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La pesadilla de los productores de patata en Galicia y Asturias tiene nombre y apellidos: Tecia Solanivora, también conocida como polilla guatemalteca. Esta plaga está adquiriendo dimensiones preocupantes en estas dos comunidades autónomas, donde ya han tenido que destruir más de 50 toneladas de tubérculos. La situación es tal que el pasado 4 de marzo apareció en el Boletín Oficial del Estado (BOE) un Real Decreto con las directrices para hacer frente a la situación.

Las medidas fijadas por el Gobierno central han sido especialmente severas, lo que da idea de la gravedad de la plaga. Entre otras disposiciones, se ha establecido la prohibición de plantar patatas en zonas infestadas durante un periodo mínimo de dos años tras la detección de la polilla. También se ha preparado un plan de acción en 'zonas cero' una vez que la plaga ha sido confirmada, se ha instado a las comunidades autónomas a efectuar "prospecciones y controles sistemáticos encaminados a descubrir la presencia de tecia", y se ha obligado a la destrucción de toda la producción afectada.

Es en Galicia donde la polilla ha avanzado más rápidamente y con mayor virulencia. La Tecia Solanivora llegó a la región norteña desde Canarias en el año 2015, pero desde hace unas semanas la plaga ha adquirido tintes dramáticos: se han tenido que destruir más de medio centenar de toneladas de patatas en las últimas semanas y hay una treintena de ayuntamientos afectados. En los últimos días, según la Xunta, el avance implacable se ha contenido [aunque ha estallado una batalla política de dimes y diretes sobre si se ha actuado bien o mal].

No ha sido así en Asturias, donde hay menos cultivos afectados pero esta misma semana la polilla se detectó en los alrededores de Gijón. Un agricultor sospechó que su producción podría estar infestada al ver tubérculos que tenía almacenados con un color negruzco. Sospechando que podía tratarse de la polilla, dio aviso a las autoridades, que acudieron a comprobarlo y le confirmaron sus peores temores. El hombre fue obligado a destruir los cerca de 70 kg de patata que almacenaba y comenzó entonces una exhaustiva fase de estudio de los terrenos colindantes del municipio y de otras parroquias para ver hasta dónde ha llegado la plaga. La preocupación por la situación es máxima en el Principado, donde el asunto ha abierto casi todos los periódicos regionales.

Aragón, a salvo

En el decreto elaborado para luchar contra la polilla, el Gobierno central califica a la polilla guatemalteca como "una de las plagas de mayor importancia económica en el cultivo de la patata en América Central y en los países de América del Sur". La importancia de la plaga radica "tanto en los daños que produce a los tubérculos en campo, como los que posteriormente se producen en el almacén, donde se dan condiciones ideales para su multiplicación", agrega.

Los investigadores que han estudiado la plaga han determinado que la misma se extiende en zonas cercanas a la costa, porque la humedad ayuda a su proliferación. Por ello, es poco probable que llegue hasta Aragón. No obstante, el Centro de Sanidad y Certificación Vegetal del Gobierno de Aragón, ha estado vigilante con esta plaga. "El año pasado ya pusieron trampas en las explotaciones para ver si aparecía la polilla y no apareció nada", cuenta Javier Dionis, productor de patata en Mainar y miembro de la cooperativa de Campo Romanos de la localidad. "Los técnicos consideran que es medio imposible que la polilla llegue a Aragón, pero aún así los controles los tienen que hacer ", agrega. La altitud a la que están los cultivos y las heladas que caen sobre la zona, ayudan a mantener lejos  la tecia.

La destrucción de grandes cantidades de patata gallega y asturiana tampoco ha provocado cambios en los precios. "No hemos notado nada en precios porque vendemos una patata de calidad. Realizamos muchos controles a los cultivos, desde fitosanitarios, y también desde el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)", apunta Dionis.

"Este año hemos vendido bien, ha habido unos precios que no los esperábamos, pero la plaga no ha tenido nada que ver", corrobora a su vez Miguel Ángel Sabirón, productor de patatas, la mayoría para fritos, en Torralbilla (Zaragoza). "En Aragón de momento no tenemos ningún problema. En principio está localizado en Galicia y Asturias", coincide.

Sabirón indica que en las plantaciones de patata aragonesa pueden llegar a ser más productivas que las gallegas porque los cultivos se supervisan mejor. "Se pueden controlar mejor los problemas que te pueden generar las humedades que hay allí y que ayudan a la proliferación de bichos como estos", apunta Sabirón.

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