Trabajo político

La semana nos deja la imagen del acuerdo entre Javier Lambán (PSOE) y Pedro Santisteve (ZEC). Una fotografía que resume una voluntad de cesión y entendimiento que devuelve la confianza en la negociación y la obligada colaboración institucional.

Acuerdo importante, especialmente significativo y que trasciende al pacto que alumbrará la futura Ley de Capitalidad. El apretón de manos entre el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, rompe con dos años de bloqueo institucional y con una distancia (que se mostraba insalvable) que había alterado las obligadas relaciones entre el Pignatelli y el Ayuntamiento.

Santisteve ha asumido su condición de alcalde para imponerse a la línea más dura de Zaragoza en Común (ZEC) y desbrozar un nuevo campo de actuación que le permite salir de su aislamiento político. El acuerdo, complejo tanto por el tiempo invertido como por los quiebros negociadores y que deja fuera del documento final cuestiones tan significativas como la deuda del tranvía o el Impuesto de Contaminación del Agua (ICA), desatasca la financiación del fondo de capitalidad (8 millones anuales) y otros convenios de naturaleza social (13,5 millones). Zaragoza contará, en consecuencia, con una Ley de Capitalidad que no solo garantizará unos ingresos suplementarios para la ciudad, sino que fija el reconocimiento de un estatus que en doce años de conversaciones no se había logrado determinar.

Las consecuencias inmediatas de este acuerdo no se hicieron esperar y se descubrieron el mismo día. Mientras el alcalde Santisteve se mostraba confiado en que el secretario general de Podemos Aragón, Pablo Echenique, actuase con "responsabilidad" para permitir un acuerdo presupuestario con los socialistas -el desembolso económico de la Ley de Capitalidad queda condicionado a la aprobación de las cuentas autonómicas de 2017- el líder morado reconocía su equivocación al haber "pinchado en hueso" exigiendo el cese del consejero de Hacienda, Fernando Gimeno. Los vasos comunicantes entre ZEC y Podemos, pese a que ambos partidos siempre habían negado toda conexión, quedaban desatascados.

La presión ejercida por el acuerdo suscrito entre el Gobierno y el Ayuntamiento servía para invitar a los podemistas a recuperar su asiento en la mesa negociadora. Podemos no es lo mismo que ZEC, pero Echenique veía muy difícil mantener su postura contraria a un diálogo con el PSOE. El desbloqueo de la Ley de Capitalidad licuaba las reticencias moradas y despejaba, en principio, el camino de Lambán.

El alcalde, que suma esta semana dos fotografías que le han conferido otro tono político (la firma del viernes en el Pignatelli y la negociación sobre la avenida de Cataluña mantenida con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna), ha abierto junto a la concejal Luisa Broto una vía dentro de ZEC que le separa del sector de la formación más ajeno a los puntos intermedios. Se aproxima así, al menos temporalmente, con Podemos y con la izquierda moderada, incluida parte de Izquierda Unida (IU). Los podemistas, que no mantienen unas relaciones especialmente fluidas con Santisteve -al que no ven como candidato a repetir en las municipales de 2019-, podrían concederle ahora una oportunidad si se soluciona la situación de aislamiento en la que se encuentra el gobierno municipal. En el actual diseño a futuro que existe desde Podemos para las próximas elecciones se optaría por evitar las confluencias y recuperar las siglas y las propuestas defendidas a nivel nacional. Es, bajo este análisis, donde un sector de los podemistas habría valorado el relevo de Santisteve.

Con el pacto del viernes, el presidente Lambán también logra reconstruir el cuadro negociador. Su deseo de sostener bajo un acuerdo de izquierdas, incluido Podemos, la aprobación de los presupuestos se muestra más cercano. Queda por descubrir si este acuerdo suavizará la tensión que se vive en el Consistorio zaragozano (ZEC está hoy fuera de cualquier clave de entendimiento con el resto de los partidos) y si servirá para que Santisteve diseñe otro rumbo político.

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