Heraldo del Campo

Los cultivos bajo plástico salen a la luz

En Aragón existen unas 164 hectáreas de cultivo en invernadero. Es una de las cifras que recoge un estudio para cuantificar de forma fiable la presencia del sector en la región.

La borraja es uno de los cultivos bajo plástico con más presencia en Aragón.
La borraja es uno de los cultivos bajo plástico con más presencia en Aragón.

No existe en Aragón ese mar de plástico que baña la provincia andaluza de Almería, donde los cultivos en invernadero ocupan ya más de 30.000 hectáreas. No existen ni siquiera cifras que concreten cuánto, cómo y dónde están presentes en la Comunidad estas producciones que se protegen bajo el plástico (o la malla) de las adversidades climáticas.

Hasta ahora, porque el Centro de Transferencia Agroalimentaria, dependiente de la Consejería de Desarrollo Rural y Sostenibilidad se ha puesto manos a la obra para sacar a la luz la dimensión real de los cultivos protegidos en Aragón. Una radiografía que «permitirá diseñar y planificar tanto los diferentes planes de acción como las medidas a llevar a cabo en el futuro por parte de las administraciones públicas y empresas de un sector que podría ser determinante para potenciar el incremento de la renta de los agricultores», explican Pablo Bruna y Esther Gómez, autores del estudio ‘El cultivo en invernadero en Aragón’.

Y es que este tipo de producciones tiene características nada desdeñables para los productores. Los cultivos protegidos, aquellos en los que durante todo el ciclo productivo o parte del mismo se actúa modificando las condiciones del microclima en el que se desarrolla la planta, permiten obtener producciones en tiempo y espacio fuera de lo habitual, por lo que están ligados a una elevada y continua incorporación de nuevas técnicas que facilitan la rápida adaptación de la producción a las cambiantes demandas del mercado, el incremento de las producciones y la mejora de la calidad de los productos obtenidos, con lo que además, destaca el informe, se facilita el mantenimiento de la rentabilidad del sistema productivo.

Pero hay más. Bajo el plástico se intensifica la producción y se aumentan los rendimientos, obteniendo producciones a lo largo de todo el año y fuera de temporada. Existe menor riesgo por inclemencias climáticas y se realiza un uso más eficiente de los insumos. Se controlan mejor las plagas y las malas hierbas. Y, sobre todo, se consigue un aumento del beneficio económico de las explotaciones al tener la posibilidad de posicionar productos en el mercado en función de la oferta y la demanda.

Ventajas de las que se aprovechan unos 234 agricultores, los titulares de las 164,64 hectáreas de cultivos protegidos que contabilizan en el estudio realizado por Bruna y Gómez. Unos datos que fotografían la situación en 2014, año del que datan los últimos registros, cuya recopilación, señalan los autores, no ha sido precisamente fácil. «Los datos disponibles sobre cultivos en invernadero en Aragón son escasos y muy dispersos», comienza destacando el análisis para el que han recurrido a la información disponible en las solicitudes PAC, se han revisado los recintos cuyo uso Sigpac es invernadero y se ha solicitado la colaboración de las oficinas comarcas agroambientales. «De forma paralela se enviaron a los agricultores detectados una encuesta sobre infraestructura en invernadero diseñada para tal fin, que publicaremos en una próxima información técnica», matiza Bruna.

Aunque no existen estadísticas que permitan analizar la evolución de estos cultivos, el estudio concluye que fue a finales de los 70 cuando el cultivo en invernadero comienza a despertar «cierto interés», aunque no sería hasta la década de los 80 cuando se produjo un incremento de las producciones bajo plástico motivadas por las enormes pérdidas que provocaron las fuertes heladas en 1984, 1986 y 1988.

Sin datos del pasado, los autores del estudio se centran en las cifras actuales, que reflejan la existencia de poco más de 164 hectáreas que, sin embargo, se reparten por las tres provincias aragonesas. La comarca de Zaragoza acapara el 42,87% de los cultivos protegidos. Tras ella se sitúan las Cinco Villas y Monegros, por donde se extienden el 16,24% y 11,24% de la superficie, respectivamente. Si el foco se pone en los municipios, en la provincia de Huesca es la localidad de Capdesaso, la que cuenta con una mayor superficie de producción bajo plástico (42%). En Teruel, ocupa esa primera posición el municipio de Híjar (28,84%) y si se estudia la distribución en la provincia de Zaragoza, es el término municipal de la capital aragonesa (con el 43,90% de la superficie total de la provincia), la zona con más superficie y explotaciones «debido a que la proximidad a una gran ciudad genera mucha demanda de hortalizas frescas de calidad». Porque son estas las producciones que buscan el refugio del plástico en Aragón. Dice el estudio que borraja y tomate son los cultivos con más presencia en las explotaciones bajo plástico. Pero también crecen en invernadero calabacín, flores ornamentales, acelga, pimiento, judía verde, lechuga, melón, coliflor, cebolla o setas.

Se trata, eso sí, de pequeñas explotaciones, ya que la dimensión media de estos cultivos asciende a tan solo 0,68 hectáreas, teniendo en cuenta además que el 69,55 de los titulares lo es de una explotación menor de 0,50 hectáreas y solo un 1,23% dispone de más de 10 hectáreas.

Importancia económica

Aunque la presencia de este sector pueda parecer poco significativo en cuanto a extensión, lo cierto es que, según el estudio del Centro de Transferencia Agroalimentaria de Aragón, su impacto económico no es desdeñable. De hecho, se estima que la inversión en los invernaderos instalados en Aragón ronda los 19 millones de euros con un coste medio de 113.871 euros por hectárea.

Más complicado es, reconocen, evaluar el valor económico de la producción bajo plástico, debido a que algunos ciclos de determinados cultivos duran menos de 45 días. Además, la utilización de una misma superficie en invernadero a lo largo de un año con varias cosechas «hasta 4 o 5» dificulta los cálculos. Pese a todo, se estima que su valor alcanza los 13,3 millones de euros.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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