Aragón es la cuarta autonomía con más alumnado extranjero, aunque se reduce su número

Fapar pide que se garantice su integración y la DGA busca una mejor distribución de estudiantes con necesidades.

Aragón tiene cada vez menos alumnado extranjero en sus aulas. En solo un curso, la Comunidad ha pasado de un porcentaje del 13% al 12,2%. A pesar de esta disminución, la autonomía sigue siendo una de las principales receptoras de estudiantes inmigrantes. Si en el curso 2014-2015 era la segunda del país, solo por detrás de La Rioja, en el pasado se situó como la cuarta de este ranquin, a mucha diferencia de otras once regiones, todas por debajo del 8,4% de promedio nacional. En Galicia y Extremadura ni siquiera llegan al 3%, y en Asturias, Andalucía y Cantabria las cifras no sobrepasan, o lo hacen solo por unas décimas, del 5% de escolares.


Según informa Fapar, la federación de padres y madres de alumnos de la escuela pública, la situación no es nueva, ya que Aragón ha sido tradicionalmente una tierra de adopción. Tanto es así, que la propia organización elaboró ya en 2004 un protocolo de acogida, buscando "la mejor integración posible", aparte de ofrecer cursos de español para familias que aún mantiene. Sin embargo, la misma Fapar reconoce ser consciente de que muchas familias se han marchado en los últimos años, una situación que se nota en la propia población de los centros y, especialmente, en una menor escolarización fuera de plazo.

"Hay que seguir trabajando"

Fapar cree que las instituciones han trabajado mucho para dar la mejor respuesta a los escolares procedentes de otros países, por ejemplo, con el Carei, el centro específico de recursos para la atención a la interculturalidad, que consideran "prioritario", o la puesta en marcha ya hace años del Foro de la Inmigración.


Sin embargo, creen que en los últimos años ha habido un retroceso en la atención a los alumnos extranjeros. "Hoy, se habla mucho de la despoblación y el envejecimiento de nuestra Comunidad, que se ha contrarrestado en gran medida gracias a la población inmigrante. Lo cierto es que hay que seguir trabajando, porque la realidad es que el 12% de las familias de la comunidad escolar siguen requiriendo políticas de integración", comentan desde Fapar.


En el último decreto de escolarización, Educación limitó al 30% el número de alumnos con necesidades por aula, y marcó también una reserva de plaza para ellos en cada clase. Sin embargo, la distribución en los colegios no resulta sencilla. En primer lugar porque, como la propia Fapar destaca, existen barrios donde se concentran familias con problemas económicos y sociales. Como el principal criterio para acceder un colegio es la cercanía al hogar, esto ha provocado la creación de colegios gueto.


El asunto resulta tan complicado como sensible. En primer lugar porque, aunque parte del colectivo inmigrante precise de ayuda para su integración, es necesario diferenciar entre población extranjera y alumnos con necesidades especiales. Recientemente, el colegio Pío XII de Huesca acudió a la justicia para solicitar una mejor distribución de estos últimos estudiantes. El Tribunal Superior de Justicia de Aragón le ha dado la razón, obligando a la DGA a cambios en este sentido. En la actualidad, el Departamento de Educación ultima un plan para equilibrar la presencia de estos pequeños con necesidades específicas de apoyo en todos los colegios.

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