La población de gorrión común ha caído un 20% en la última década en Aragón. En 2006 había 14 millones y medio de ejemplares; en la actualidad, según datos aproximados del área de seguimiento de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), por la Comunidad se distribuyen 11 millones y medio. En el medio urbano, las principales causas de este declive son la contaminación, la ausencia de huecos donde instalarse en las construcciones modernas y la falta de zonas verdes. Además hay que tener en cuenta los ataques de especies invasoras como la cotorra argentina, aunque en Zaragoza ese problema se ha logrado reducir sustancialmente.

"Hace cinco años había 1.000 cotorras y hoy quedan unas 20. El Ayuntamiento puso en marcha un sistema de control para reducir su presencia y casi no influye", explica Luis Tirado, delegado de Seo/BirdLife que considera que el crecimiento de la ciudad sí es un factor determinante. "Los gorriones tienen que recorrer más distancia para encontrar cobijo. De ahí que, a causa del sobresfuerzo, cada vez consigan sacar menos pollos por nido. Baja la productividad", señala, antes de lamentar que la "alarmante despoblación" de este ave -también conocida como pardal- es sinónimo de "pérdida de biodiversidad".

"Se adaptan fácilmente a cualquier entorno. Por ello hay que pensar en la necesidad de trabajar en el ecosistema urbano y naturalizarlo", subraya, y propone varias estrategias al respecto. "Existe la posibilidad de crear una ordenanza municipal destinada a proteger los gorriones y cuidar los jardines. También sería necesario incidir en una mayor colaboración ciudadana", comenta, recordando el buen hacer de ciudades como Segovia o Santander.

"Hemos tomado su ejemplo para poner en marcha un censo muy sencillo. Cualquier persona -instruida previamente a través de un curso- puede colaborar colocando nidos y comederos en sus casas. Son aportaciones pequeñas que significan un gran paso, tanto para recabar cifras de población más precisas de las que disponemos como para mejorar la gestión ecológica. Zaragoza (alberga más de la mitad de población de gorriones) es un lugar perfecto hacia la conservación de la biodiversidad", sostiene Tirado, que entiende que en el medio rural aragonés el declive es menor que en el resto de España.

"Los alrededores de las grandes ciudades están bien conservados; aunque los gorriones marchen, tienen dónde asentarse. Otra apreciación importante es que en el campo no hay tanta contaminación", señala, y define la importancia del gorrión en nuestro ecosistema: "Es la base alimenticia del cernícalo, del halcón o del búho, entre otros pájaros. Además ejerce como limpiador de basura orgánica". Por último Tirado destaca que, aunque no está en peligro de extinción -el descenso del número de ejemplares tendría que haber sido del 50% en 10 años-, el gorrión atraviesa una situación "dramática" que ensalza la "mala salud" de los ecosistemas.

Ave del Año en 2016

En 2016, el gorrión común fue elegido Ave del Año en una votación popular impulsada por SEO/Birdlife que pretendió llamar la atención sobre la disminución de su población. Compitió con el alimoche y el sisón para acabar imponiéndose en la final del certamen de la organización. Antes, en 2015, la tórtola europea obtuvo este reconocimiento por atravesar un momento similar.