Los servicios de atención al emprendedor han atendido más de 1.500 consultas este año

Unos 370 de los proyectos que llegaron a las Cámaras de Comercio y al IAF están en marcha. La creación de empresas "por necesidad" ha bajado. El Inaem o la DPZ financian algunas ideas.

Paula Tejero, con su portátil.
Paula Tejero, con su portátil.
Macipe

Emprender sigue siendo una alternativa para quien no encuentra trabajo o tiene una idea de negocio, aunque el número de autoempleados se ha reducido en el último año. Los servicios tanto de las Cámaras de Comercio como del Instituto Aragonés de Fomento han atendido más de 1.500 consultas que se han materializado en la puesta en marcha de 374 empresas. El dato es significativo, aunque no del todo real porque hay iniciativas que no pasan por estas entidades y otras pueden hacerlo por más de una.


Desde que existe el Programa de Atención al Emprendedor en su domicilio (PAED), que echó a andar entre la DGA y las Cámaras en 2001 como proyecto piloto y se fue extendiendo en los años siguientes, se han destinado más de 9,1 millones de euros para financiar el programa, que asesora, elabora un plan de viabilidad y ayuda en la consecución de trámites y subvenciones.


En los últimos 15 años se han atendido más de 13.800 proyectos en todo Aragón, que han creado 4.966 empresas y más de 9.000 empleos. De estas, el 20% (unas 1.000) han cerrado. El director de área de creación de empresas y competitividad de la Cámara de Comercio de Zaragoza, Mariano Espallargas, explica que en 2016 la "clara consolidación de la economía" ha hecho "que baje la creación de empresas por necesidad y suba la de proyectos por oportunidad de mercado".


El plan de autoempleo femenino de la DPZ o el programa de emprendedores autónomos del Inaem –con medio millar de expedientes aprobados– han financiado algunos de estos proyectos.

Paula Tejero tiene una empresa de márquetin ‘online’: "Lo más difícil es el factor riesgo y la gestión del tiempo"

Después de estudiar Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Zaragoza y pasar unos años completando sus estudios y trabajando en Madrid, Paula Tejero, de 27 años, decidió montarse un negocio por su cuenta. "Pensé que si lo estaba haciendo para otros, por qué no para mí", cuenta. Y así es como echó a andar su consultoría de márquetin ‘online’, Swype Consulting, que se puso en marcha el pasado abril y que se encarga también de gestionar redes sociales, posicionamiento web...


"Era más fácil lanzarme ahora que todavía no tengo cargas personales. Empecé como autónoma, pero a partir de septiembre, las empresas para las que trabajaba empezaron a tener más peso y creé una sociedad con otro compañero. Tenemos un despacho físico en Zaragoza, pero yo trabajo desde casa, con mi portátil, en Calatayud, y voy y vengo cuando es necesario. La movilidad no es ningún problema para mí". Paula explica que trabajar por cuenta propia tiene sus ventajas, pero también sus desventajas: "Lo más difícil es, por un lado, el factor riesgo que tiene, porque pasas de estar acomodado a tener que sacarte a diario las castañas del fuego, y, por otro, la gestión del tiempo, porque la jornada laboral es de 24 horas". De momento, Paula hace un balance muy positivo de la andadura de su empresa: "Hemos conseguido reunirnos con muchos clientes, algunos de bastante peso". Ella fue otra de las beneficiarias del programa de la DPZ para emprendedoras en la provincia.

María José Aznar ha abierto un gimnasio en Albeta: "Ser monitora de gimnasio en un pueblo es más familiar"

María José Aznar es de Fuendejalón. A sus 24 años, y después de pasar 12 meses desplazándose a diario a Zaragoza para dar clases en un gimnasio de la capital, se planteó montar algo por su cuenta. "Lo hablé con mi familia y me tiré a la piscina", cuenta. Buscó su nicho de mercado –en la comarca había otros gimnasios, pero no una sala para dar clases dirigidas– y la ubicación adecuada –en el polígono La Gorrona de Albeta, justo en la entrada de Borja–, hizo obras y echó a andar su gimnasio Fitmus (palabra que sale de mezclar fitness, músculo y música).


"Tenía claro que quería vivir en mi pueblo y los horarios del gimnasio hacían difícil ir y venir todos los días, por eso monté esto", cuenta María José. Primero acudió a la Cámara de Comercio, donde le hicieron un estudio. Cuando tuvo clara la ubicación, alquiló el local, invirtió para hacer los vestuarios, cambiar el suelo, colocar espejos y comprar material. Levantó la persiana el pasado junio. Ella fue una de las emprendedoras que recibió una ayuda de la DPZ –este año hubo 30 mujeres del medio rural beneficiadas y la institución concedió un total de 122.000 euros–.


Aunque lleva poco tiempo con el negocio, asegura que está contenta y ha superado los 100 usuarios. "Doy unas 30 clases a la semana. De momento ni me planteo coger a otra persona, pero ojalá más adelante tenga que hacerlo –añade–. Ser monitora de gimnasio aquí es muy chulo. Es más familiar. En Zaragoza, la gente se mueve más".

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