Tras varios años encadenando descensos, el Índice de Precios de Consumo (IPC) ha vuelto a números positivos por segundo mes consecutivo, registrando en octubre de este año el mayor dato en Aragón desde el verano de 2013.

Según las cifras facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en estos momento, el IPC se encuentra en el 0,7%, mientras que en los últimos años ha estado en números negativos. “Lo que ha provocado este cambio de negativo a positivo ha sido la estabilización y el ligero incremento del coste del petróleo y la gasolina”, explica Marcos Sanso, profesor del departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza.

De hecho, los carburantes están un 1,1% más caros que hace un año. “Al suponer un precio muy elevado, cualquier subida provoca que el IPC crezca de manera importante”, recuerda Sanso. Sin embargo, este no ha sido el producto que más ha aumentado su importe en el último año. Esta posición se reserva para uno de los alimentos más básicos: la patata. Según el INE, el precio de las patatas y sus preparados ha crecido un 12,1% en comparación con 2015. Este incremento tiene su explicación en la caída de la producción en Andalucía y Francia, que desde principio de año ha provocado que el coste de este tubérculo esté al alza.

Dentro de la lista habitual de la compra también crece el precio del pescado (tanto fresco como congelado), que ha aumentado un 5,1%. Los crustáceos, moluscos y preparados de pescado siguen un ritmo similar: 5,3%. Por su parte, los artículos de uso personal aumentan un 3,2%; los aceites y las grasas, un 2,6%, las frutas en conserva y frutos secos, un 1,7% y algunas carnes, un 0,8%. Todos ellos, por encima de la media.

Otros productos cuyo coste aumenta, pero que no afectan de manera diaria a los aragoneses, son los hoteles u otros alojamientos. Estos servicios son un 12% más caros; los vehículos, un 3,9%; los seguros, un 3,6% y las comunicaciones (equipos telefónicos y postales), un 3,2%.

“La razón por la que el importe de los bienes empieza a crecer es la consolidación de la recuperación económica. Hay más puestos de trabajo y las personas tienen más recursos para comprar”, sostiene Sanso. Por ello, señala que no es de extrañar que el precio de los hoteles, que ha estado bajando de manera constante, empiece a subir con fuerza.

La educación también supone un gasto adicional de un 1,4%, tanto en Primaria como en Secundaria, y de un 0,5% en la universitaria. Asimismo, la ropa, el calzado y los complementos han subido alrededor de un 1%. Por debajo de la media y con variaciones poco significativas se encuentran los muebles (0,6%), la carne de porcino (0,3%), los cereales y derivados (0,1%) y el alquiler de vivienda (0,1%). El agua mineral, los refrescos, los zumos, el tabaco y los servicios financieros se mantienen sin ningún tipo de modificación.

En el lado opuesto, se encuentran los equipos y soportes audiovisuales, fotográficos e informáticos (-5,9%). Los viajes organizados han bajado un 4,9%, mientras que las legumbres, un 4,7%. También han visto reducir su precio los juguetes, material de deporte y las mascotas (4,6%), la leche (4,1%) y los huevos (2,9%).

¿Qué pasará en los próximos meses?

Según Sanso, tal y como se encuentra actualmente el mercado, la tendencia es que el IPC se mantenga en términos positivos, pero que no se incremente de manera desmesurada, “rondando el 1%”. “A no ser que el precio del petróleo crezca de forma considerable, estas serán las cifras en las que nos moveremos”, puntualiza.

Todo esto, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) mantenga las medidas expansivas que está aplicando en estos momentos, “inyectando liquidez al sistema económico”. “El BCE señaló que dejaría de llevar a cabo estas políticas a partir de marzo de 2017. Sin embargo, es muy probable que las mantenga un tiempo más, hasta que la inflación vuelva a una cifras normales”, recalca. No obstante, si en marzo el BCE cumple sus intenciones, la previsión es que el IPC crezca, pero por debajo del 2%.