¿Pueden las etiquetas combatir la obesidad?

"En España hay alrededor de un 20% de población obesa", dice Tiziana de Magistris, a quien no es eso lo que le preocupa, sino "la obesidad infantil". "En mi época -evoca-, los niños pasábamos mucho tiempo jugando en la calle, no había videojuegos y las madres nos daban meriendas caseras, no productos procesados". "Pero ahora -prosigue- los niños no hacen mucho ejercicio, pasan mucho rato delante de una pantalla y comen cosas inadecuadas porque los padres trabajan y además les dan todos los caprichos". "A mí, que tengo conocimientos de nutrición, me pasa con mi hija y me doy cuenta, e intento que el capricho solo sea una vez cada dos semanas. Pero es difícil, y si además los padres no entienden de nutrición les dejan comer lo que no deben todos los días", reflexiona.


Por eso, dice, es importante que existan actividades de divulgación que impulsen un correcta alimentación. Y también por eso puede ayudar la difusión de los resultados del proyecto Obesclaim, en el que trabaja y cuyo objetivo es "ver si el etiquetado nutricional puede ser un instrumento eficaz para combatir la obesidad". Que el consumidor tenga conocimientos de nutrición, el fabricante de productos alimentarios coloque en las etiquetas la información adecuada y se sepa qué factores influyen en que el cliente elija correctamente son herramientas que podrían ser clave para reducir un problema que amenaza a las sociedades desarrolladas. "Nuestro estilo de vida cambia y es cada vez más similar al de EE. UU.", afirma De Magistris.


Según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU., en 2014 el país tenía una media del 28,6% de población obesa. En Europa, según la Organización Mundial de la Salud, en torno al 20% de los hombres y el 23% de las mujeres son obesos.


Dado el impacto del sobrepeso en la salud, eso no solo incrementa los costes sanitarios, sino que incide también en la actividad económica, pues reduce la productividad y aumenta el absentismo laboral. Según la consultora Gallup, el coste de la obesidad en EE. UU. en términos de competitividad para las empresas es de 153.000 millones de euros.


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