El Ministerio del Interior acaba de hacer público el último balance de criminalidad, una ‘fotografía’ de cómo evolucionan los delitos y faltas en todas las poblaciones de más de 50.000 habitantes del país en la que la capital aragonesa sale esta vez bastante desfavorecida. Porque durante la primera mitad del año, a diferencia de lo ocurrido a nivel nacional, Zaragoza ha experimentado un preocupante repunte de prácticamente todos los delitos violentos. Homicidios dolosos y asesinatos consumados, robos con fuerza en domicilios, robos con violencia en intimidación, sustracción de vehículos... Todos ellos han aumentado si no de forma alarmante, cuando menos preocupante.

Por la gravedad del delito, llama la atención el incremento del número de crímenes, contabilizándose hasta cinco entre el 1 de enero y el 31 de junio. La cifra resulta todavía más elocuente al echar la vista atrás y comprobar qué ha ocurrido en la ciudad en los últimos años. Porque en todo 2014 se registraron las mismas muertes violentas: cinco. Y el año pasado, las víctimas mortales no pasaron de seis. Es decir, de mantenerse la tendencia experimentada en este inicio de año el balance al llegar a las próximas Navidades podría ser inédito.

El apuñalamiento mortal de una mujer el pasado mes de julio en la calle de Conde de Aranda a manos de su expareja –tercer crimen de violencia machista en lo que va de año en la capital aragonesa–, sumado al hallazgo de la cabeza de un niño en el ecovertedero de La Cartuja –todavía en fase de investigación– no parecen indicar que el segundo semestre vaya a ser mejor. En cualquier caso, la prudencia se impone.

Pero no son los homicidios los únicos que se han disparado, puesto que también los robos con violencia e intimidación han aumentado un 26,7%, hasta rozar la cifra de 400 (399, para ser precisos) en solo seis meses. O lo que es lo mismo, cada día son asaltados a punta de navaja o con alguna otra arma dos ciudadanos en las calles de Zaragoza.

Desvalijados 416 pisos

Al margen de los delitos contra las personas, que por sus consecuencias son siempre los más graves, a la Jefatura Superior de Policía de Aragón le preocupan sobremanera las oleadas de robos en viviendas. No puede ser de otra manera, cuando hasta el pasado 30 de junio se habían registrado un total de 416 en los distintos barrios de la capital, un 40,1% más que en el mismo periodo de 2015.

Pero la Policía intentó lanzar ayer un mensaje tranquilizador al recordar que la inquietante tendencia del primer semestre se ha truncado este verano gracias a las últimos golpes asestados a la bandas itinerantes que desde hace unos años asedian Zaragoza. De hecho, la Jefatura recordó que a lo largo del pasado mes de julio se detuvo a una docena de delincuentes especializados en este tipo de asaltos: siete de ellos eran españoles, dos pertenecían a un clan georgiano y las otras tres eran mujeres serbocroatas.

Además, el Grupo de Robos logró adelantarse este año a estas bandas al detectar su nuevo modus operandi: el marcaje selectivo de puertas. "Siempre se ha hablado de señales o marcas en los porteros automáticos o las puertas, pero era solo una leyenda urbana. Ni nosotros ni ninguna otra Policía habíamos detectado nada de eso", explicaba hace unas semanas Fernando Sánchez, responsable de la unidad. Sin embargo, varios asaltos denunciados en junio en el entorno de plaza Roma, en el barrio de Las Delicias, permitieron constatar que, ahora sí, los ladrones anuncian su visita. "Lo hacen colocando un pequeño plástico transparente, casi indetectable, en la ranura que queda entre la puerta y el marco. Concretamente, en el lado donde se ubican las bisagras", indicaba Sánchez. Los ponen los jueves o viernes y vuelven al edificio el fin de semana. Si el plástico sigue en su sitio, es que nadie ha entrado en la casa y está vacía. Y es entonces cuando la desvalijan.