Las últimas lluvias llegan como “agua de mayo” para el campo aragonés

A tres semanas de que termine la primavera, se han registrado más precipitaciones que las habituales para toda la estación.

La zona de la Expo luce florida.
La zona de la Expo luce florida.
Maria Bressel

Las lluvias han sido una constante de las últimas semanas en Aragón, pero también de los últimos meses del invierno y de lo que va de primavera. Así lo reflejan los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que cifran en más de un 65% adicional las precipitaciones caídas en el conjunto de las tres provincias desde principios de año (en comparación con los datos normales para estas épocas).


“Que durante el final del invierno y esta primavera haya habido abundantes lluvias ha venido muy bien para la agricultura”, especifica Fernando Luna, presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) en la provincia de Huesca. Sin embargo, ha puntualizado que debido a la gran extensión de la comunidad, los sentimientos no son generalizados, ya que hay zonas de Teruel que no han registrado tantas precipitaciones.


Según los datos de Aemet, a falta de tres semanas para el fin de la primavera, ya se han superado la media de precipitaciones producidas entre marzo y mayo en los últimos treinta años; si bien Teruel es la única provincia que no registra un incremento respecto a años anteriores, e incluso, en algunas comarcas, la sequía es casi total. “Hay zonas turolenses en las que no está todo perdido. Así que si se registran lluvias como las de la pasada semana y no suben las temperaturas, se podrá sacar una producción aceptable”, recalca.


De este modo, José Manuel Roche, secretario general de UPA Aragón, califica las últimas precipitaciones como “agua de mayo” tanto para la agricultura como para los pastos de la ganadería. “Estas lluvias eran necesarias para que los cereales terminaran el ciclo”, subraya. De hecho, sostiene que es probable que el rendimiento de los cereales de invierno sea mejor que el del año pasado. Por su parte, desde UAGA Aragón subrayan que la cosecha puede ser similar a la de 2015, y que logre sobrepasar los dos millones de toneladas. “Este mes va a ser clave, ya que dependerá de que haya más lluvias y de que las temperaturas no suban”, subraya Javier Langa, responsable del sector de herbáceos de UAGA.


Según las predicciones que realiza Aemet a una semana vista, parece que la situación podría seguir siendo positiva para el campo aragonés. En las zonas de Zaragoza y Huesca hay probabilidades de lluvia para este sábado y para el miércoles y el jueves de la semana siguiente. Por su parte, en Teruel estas posibilidades aumentan también al martes. Respecto a las temperaturas, las variaciones parece que serán mínimas, aunque hacía el final de de la semana puede que las máximas aumenten ligeramente.

Una campaña complicada

Mientras que las precipitaciones han supuesto una alegría para los agricultores (a excepción de la zona de la Comarca del Jiloca donde la falta de lluvias ha provocado que gran parte del cultivo se seque), las temperaturas registradas durante el invierno no han facilitado la cosecha. “Este año ha habido carencia de frío, que es lo que provoca que el cereal se dote de un buen sistema radicular y que el posterior encañado y espigado sea correcto”, subrayan desde UAGA.


Otra de las consecuencias de la falta de frío durante el invierno han sido las enfermedades fúngicas como la Roya. “Debido a la humedad y a la ausencia de heladas ha habido más presencia de hongos, por lo que se han tenido que dar más tratamientos fitosanitarios, con el consiguiente coste que conlleva”, recalca Roche.


Por el contrario, el descenso de las temperaturas en primavera (con alrededor de un grado menos de lo que es habitual) “ha favorecido que se puedan subsanar estas circunstancias, pero con diferentes alcances dependiendo del tipo de cereal”. No obstante, el frío de estas primeras semanas de mayo ha propiciado una reducción de la cosecha que estaba más adelantada y con la espiga ya formada, como es el caso de la cebada.

Mala racha para la cereza

Pero como dice el dicho, "nunca llueve a gusto de todos". Mientras que buena parte de los agricultores aragoneses se alegran de las últimas lluvias y esperan nuevas precipitaciones en el próximo mes para finalizar los ciclos del trigo, aquellos cuyo sustento son las cerezas no tienen la misma opinión. “Las precipitaciones de principio de mayo han provocado que algunas cerezas se abrieran. Las más afectadas son las 'Early Bigii', que son las que se cotizan a un precio más alto”, lamenta Antonio Tudó, responsable comarcal de UAGA en Caspe.


Desde su punto de vista, en toda la zona del Bajo Aragón-Caspe las pérdidas mínimas superarán el 25%. “Hay campos en los que se ha perdido el 80%, mientras que en otros ronda el 20%”, recalca Tudó. Sin embargo, puntualiza que esto no afectará a los puestos de trabajo, ya que será necesario “recoger tanto las unidades que se puedan vender como aquellas que son para tirar”. Por el contrario, en el aspecto económico sí que habrá un descenso de los ingresos previstos. Esta situación se da después de unos tres años buenos. “Hacía tiempo que no había tantas lluvias”, sostiene.

Precios a la baja

Desde las diferentes agrupaciones de agricultores destacan la inseguridad respecto al precio al que van a poder vender los cereales. “Los importes están siendo bastante bajos. Así que, aunque al final tengamos una buena campaña, los rendimientos de las explotaciones puede que tengan números rojos”, lamenta Luna. Una opinión que mantiene Langa, ya que resalta que en estos momentos, “los precios están hundidos”, por lo que espera que finalmente logren remontar para salvar la campaña.

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