Una idea estrella que la crisis (casi) arrasó

El programa esperaba afianzar a 75 talentos en diez años. A punto de cumplirse el plazo, y debido a los recortes desde 2011, son 29. Ahora,
se sumarán otros ocho.

El que algo quiere, algo le cuesta. Cambiar todo un sistema productivo basado en el ladrillo o el sector servicios cuesta, y no solo en sentido figurado: hay que invertir dinero, medios y trabajo. Hacer planes a medio y largo plazo y creer en ellos. Y así fue como en 2006 nació Araid, como un plan estrella para devolver talento y atraer cerebros. El objetivo: llegar a 75 contratos permanentes en diez años.


El primer proceso de selección se hizo en 2007 y los inicios fueron según lo previsto. Las cuatro convocatorias posteriores tuvieron periodicidad anual y lograron captar a 31 científicos con contrato indefinido, de los que aproximadamente una decena renunciaron para ocupar puestos de funcionario en organismos como CSIC o Universidades.En algún caso, su actividad no se consideró suficiente para continuar con el contrato.


Después, comenzaron las turbulencias. La crisis asomaba, y pese a las eternas promesas de apostar por un nuevo modelo basado en el talento, los recortes afectaron a los de siempre, entre ellos, a la investigación.

En 2010, se consiguió un proyecto Cofund (con fondos europeos) que financiaba el 40% del salario de los fichajes, y que dio luz verde a la contratación de otros 7 investigadores con la aportación del 60% del Gobierno de Aragón, de los que quedaron otros 5 permanentes.


Recurriendo al Cofund, las convocatorias de 2013 y 2014 fueron cada vez más descafeinadas y surgieron más dificultades para encontrar candidatos: llegaron a sacarse contratos por quince meses.


Actualmente, y según explica la directora de Araid, Maite Gálvez, hay 29 contratos indefinidos (algunos de ellos están en excedencia), a los que ahora se sumarán estos ocho. Entre los temporales de los últimos años hechos con el Cofund, algunos lograron ser fichados por el CSICo la Universidad y otro grupo de 6 jóvenes promesas sufrió especialmente en 2015 tanta incertidumbre: no solo temieron quedarse sin trabajo, sino que sus proyectos de investigación peligraban.


Muchos lograron continuar, con los fondos que habían conseguido o en algunos centros. Todos esperan que, por fin, la apuesta por Araid sea inquebrantable.


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