Dumoulin responde inquebrantable a todos los ataques

El holandés aguanta las acometidas en la ascensión a La Quesera, donde se impone el irlandés Nicolas Roche.

Fabio Aru (derecha), seguido por el líder de la general, Tom Dumoulin, en la etapa de ayer.
Fabio Aru (derecha), seguido por el líder de la general, Tom Dumoulin, en la etapa de ayer.
Javier Lizón/efe

El ciclista irlandés Nicolas Roche (Team Sky) se impuso ayer en la 19ª etapa de la Vuelta, disputada entre Roa y Riaza sobre 204 kilómetros, al ganarle el pulso en un esprín mano a mano al veterano vasco Haimar Zubeldia (Trek), siendo los últimos supervivientes de una larga fuga. Los favoritos llegaron todos juntos y Tom Dumoulin (Giant) sigue de rojo.


El italiano Fabio Aru (Astana) intentó en varias ocasiones descolgar al líder en el último ascenso de la jornada, el puerto de La Quesera (1ª categoría). Una ascensión de 10 kilómetros, pero de una pendiente media suave donde el holandés estuvo cómodo, atento y fuerte para saltar a todos los ataques. Salvó, inquebrantable, el primero de los días en que debe defender el maillot ganado en la crono de Burgos.


No hubo manera de doblegar a Dumoulin, muy seguro de sí mismo, siempre rodeado de enemigos locos por hundirlo, y sin colaboración de sus compañeros de equipo. En la isla de la soledad supo salir a cada uno de los ataques de Aru, que fueron unos cuantos. Si el sardo arrancaba, el holandés enseguida se pegaba a su rueda. Fue su único secreto.


En medio de la refriega lo tantearon otros: primero Purito Rodríguez –lanzado por el aragonés Ángel Vicioso– desde lejos, y luego Valverde en tres ocasiones. Dumoulin solo atendió a los ataques de Aru. Se puso a rueda del italiano y le siguió como si le hubiera tirado un cabo con un gancho al de Astana. Lo probó y lo probó Aru, sabedor de que los 3 segundos que le separan del holandés los debe intentar recuperar en tres etapas. Ya ha perdido una, pero no por no intentarlo. Fue valiente, pero la Quesera no es tan dura como para explotar sus bazas y romper a un Dumoulin que, tanto a nivel físico como mental, está siendo fuerte.


Ante la insistencia, Dumoulin tiró de paciencia, e incluso lanzó un órdago. Harto de sufrir agresiones, quien atacó fue él mismo a cuatro de meta, "ya que Aru había desgastado mucho". Un aviso de autoridad. "Que Aru tenga cuidado porque malgasta las fuerzas. No creo que esté hoy (por ayer) contento, y eso es bueno para mí. Vamos a tener una dura confrontación hasta el sábado", dijo el maillot rojo.


La lucha clara era con Aru, y de ese objetivo no quiso descentrarse ni apartarse. Además, al entrar por delante los tres hombres más fuertes de la fuga, entre ellos el ganador de la etapa Nicolas Roche, no había bonificaciones en juego. Entraron todos juntos, en familia, como si no hubiera habido hostilidades unos kilómetros atrás, ni ninguno de ellos hubiera luchado por mantener lo conseguido hasta el momento.


Pero el protagonista ayer fue Nicolas Roche, que sacó brillo a un apellido ilustre del ciclismo mundial. En el nombre del padre, Stephens –ganador del Tour, Giro y Mundial en 1987–, alzó los brazos en Riaza. El irlandés del Sky, quien tras el abandono forzado por lesión de Chris Froome apuntaba a ser el líder del equipo hasta otro infortunio en forma de caída, que dejó a Mikel Nieve en tal posición, repitió las mieles del triunfo. Resistió a Haimar Zubeldia y a la picadura de una avispa que le percutió en la mano a falta de tres kilómetros. No hubo dolor, en tal caso "algo de miedo", pero celebró su segunda victoria en la Vuelta. La primera en el Monte da Grove, en 2013


La etapa de hoy partirá de Medina del Campo y llegará a Ávila, tras 185,8 kilómetros. Una jornada, en principio, destinada también a una fuga y donde Aru y Purito tendrán, a ‘priori’, menos oportunidades de desbancar a Dumoulin, sobre todo si sigue tan fuerte como hasta ahora. El Alto de la Paramera (2ª), a menos de 20 kilómetros de meta, podría ser el único trampolín.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión