El olfato salvavidas también se entrena

Los Bomberos de la DPZ entrenan al menos dos veces por semana con los perros que ayudaron hace una semana a rescatar a dos de las
víctimas de la pirotecnia.

Uno de los perros localizaba esta semana a una supuesta víctima entre los escombros.
Uno de los perros localizaba esta semana a una supuesta víctima entre los escombros.
maite santonja

Sus nombres son Lucky, Ananda y Turca. Estos tres perros participaron en el rescate de heridos de la tragedia vivida hace hoy una semana en Pirotecnia Zaragozana, donde seis personas perdieron la vida. Sus olfatos convirtieron en héroes involuntarios a estos canes. Y también a sus dueños, tres bomberos de la Diputación de Zaragoza. Aunque en el grupo de guías caninos hay otros dos miembros más.


Lucky tiene un año y medio y es un perro de agua español. Florencio Pascual, su guía, es sargento del parque de La Almunia y lo adoptó en abril. "Esta es una raza muy fácil de adiestrar por su predisposición a aprender, pero también son muy sensibles y hay que tener cuidado para evitar su frustración", cuenta. Cada semana, él y sus compañeros entrenan al menos dos veces. Suelen hacerlo en zonas donde hay escombros y plantean los entrenamientos como un juego con sus perros.


"No trabajan por rastreo, sino por venteo, es decir por el olor que les llega con el viento", concreta Nacho Lejarza, bombero del parque de Calatayud y dueño de Turca, otra perra de aguas española de siete años. Antes de comenzar el entrenamiento, Nacho saca un bote de polvos de talco para ver hacia dónde va el viento. A partir de ahí, uno de sus compañeros, el figurante que hace de víctima, se esconde bajo los escombros o se tumba sobre la maleza de un campo con un juguete. Apenas pasan unos instantes hasta que Turca lo encuentra.


"Asocian la búsqueda al juego y, por eso, la recompensa cuando entrenamos con ellos es motivarlos aún más", dicen. Entrenan a sus perros para encontrar personas vivas. Y cuentan que esto en una emergencia es fundamental para centrar esfuerzos en hallar a los que tienen posibilidades de salvarse. Sus perros pueden dar con un cadáver, pero ahí solo se paran. Cuando ladran es porque han encontrado a alguien con vida. "Buscan ese olor genérico de las personas. Es diferente entre un vivo y un muerto", añaden.


Ananda es una mezcla de labrador y perro de caza de dos años y medio. Su guía es Raúl Texeira, del parque de Cariñena. El ruido de fondo no le afecta a la hora de buscar, como tampoco lo hacen otros olores. En el accidente de la pirotecnia trabajaron sobre un plano en el que les dijeron las zonas donde podía haber víctimas, pero en las búsquedas en campo abierto no pueden centrar tanto su actuación. Y ahí es donde la labor de los perros vuelve a ayudar para acortar los tiempos de respuesta. Estos canes han participado en búsquedas con desigual final como la de un anciano en Daroca o la de otro hombre en Bureta.


Carlos Lapuente es bombero de La Almunia y su perra, Shia, es un labrador que con solo ocho meses ya entrena cada semana. Manu Cansado trabaja en el parque de Calatayud y es el dueño de Bilma, una perra de aguas español que tiene cuatro años y lleva unos 18 meses entrenando. Todos ellos ponen a sus perros al servicio de los Bomberos de la DPZ. Y también su tiempo libre para formarse en este campo, en el que ya han hecho muchos cursos.

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