Un catafalco barroco, el último hallazgo de la Fundación Santa María de Albarracín

Los investigadores solo tienen conocimiento de monumentos funerarios así en Toledo y en México.

Los 10 alumnos del curso de conservación y restauración de pintura de caballete han sido los encargados de realizar las labores de conservación en las tres piezas.
Los 10 alumnos del curso de conservación y restauración de pintura de caballete han sido los encargados de realizar las labores de conservación en las tres piezas.
a. j.

El museo de la catedral de Albarracín ha vuelto a dar una sorpresa. Entre sus fondos se ha localizado un catafalco o monumento funerario. Un tipo de obra que se colocaba ergida sobre un armazón para honrar a los difuntos. Es extraño que se haya conservado debido a que ese tipo de construcciones se fabricaba con la intención de que fuese efímera. Gracias a un curso de conservación y restauración de pintura de caballete impartido desde la Fundación Santa María de Albarracín, se ha podido descubrir este túmulo.


De momento, han intervenido en tres de las diez piezas que lo forman. En ellas se puede observar la figura de un rey, un obispo y un papa, los tres como símbolo del poder. A sus pies, están representadas las imágenes de esqueletos que portan en sus manos los objetos característicos de los personajes a los que escoltan, como la triple tiara real del sumo pontífice. Sin embargo, las calaveras que guardan las cabezas tienen agarrada una guadaña.


Para poder comenzar el curso, la profesora Sylvia Carrasco explicó que acudieron al depósito de la catedral y se encontraron con una pintura sobre tela de una calavera. "A mí me sonaba que había visto más obras como esa, fuimos a buscarlas y las conseguimos encontrar. Al juntarlas salía la imagen de un rey en un sarcófago, después encontramos otras dos más que formaban las figuras del obispo y el Papa", comentó Carrasco.

Una obra singular

Fue entonces cuando los 10 alumnos del curso, que ha tenido una duración de tres semanas, comenzaron a investigar tanto el estado de conservación de la obra como sus peculiaridades históricas. Hasta ahora, solo tienen constancia de que existan monumentos de estas características en México y otro en Toledo.


La obra se habría colocado en la iglesia durante los días de funerales de personajes ilustres y en la jornada de difuntos. Además, se ubicaría junto a ocho hacheros –grandes candelabros– que también se han localizado en el almacén de la catedral y que representaban la fugacidad de la vida. La profesora explicó que las piezas están montadas sobre bastidores de tela con un temple de cola y que utilizan una gama cromática básica con negros, rojos, blancos y tierra. "Los dibujos son casi infantiles, muy simples y no tienen profundidad", describió Carrasco.


La obra no ha sido sometida a un trabajo de restauración por parte de los alumnos del curso, sino de conservación. Sin embargo, se pueden distinguir con facilidad las figuras que lo componen e, incluso, sus detalles. Hasta ahora, solo se han localizado tres de las 10 piezas que compondrían el monumento completo. La Fundación Santa María tendrá que decidir ahora si somete la obra a una restauración completa para que pueda ser mostrada al público, en su totalidad, en un futuro.

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