Rubén, el esperado renacer

El veterano central, un peso pesado del equipo, está respondiendo con un gran rendimiento a las dudas que lo ubicaron al inicio del verano en la puerta de salida del club.

Rubén, el esperado renacer
Rubén, el esperado renacer

Rubén González, el experimentado defensa central gallego del Real Zaragoza, es una de los más gratos protagonistas del incipiente inicio de liga del equipo de Ranko Popovic. Su rendimiento en los dos partidos oficiales disputados, tanto en Miranda como el sábado pasado ante el Almería en La Romareda, ha superado la calificación de notable.


Algo que ya venía manifestando en los últimos choques amistosos de pretemporada, donde ha sido uno de los fijos para el entrenador, en dueto con Cabrera, ante las bajas continuadas de los otros dos centrales de la plantilla: Mario y Vallejo.


Este dato no es algo menor. Al contrario, en las circunstancias que concurren, tanto en el plano global dentro del grupo como a título particular en la figura de Rubén, viene a ser un claro motivo para felicitarse. Una percepción que pone en valor a un jugador que ha de ser crucial a lo largo de año en un puesto de alta responsabilidad. Todo porque Rubén ha vivido un verano difícil, atípico que, lejos de descentrarlo, ha servido de acicate para que el compostelano haya desembocado en uno de sus mejores momentos futbolísticos desde que llegó el año pasado.


Rubén ha sabido, desde el regreso de las vacaciones, el 15 de julio, que el club veía con buenos ojos su salida del equipo. Que su salario, superior a los 200.000 euros, se consideraba uno de los prescindibles para rehacer el plantel de cara al segundo año, junto a Fernández, Álamo, Lolo –tres marchas consumadas–, Abraham o Alcolea.


Ha conocido de primera mano desde el área deportiva de la SAD que, después de un irregular año, el pasado, donde estuvo casi cinco meses de baja por una larguísima lesión muscular en el aductor de la pierna izquierda, su aportación de cara a esta nueva campaña generaba dudas.


Pero, lejos de hundirse moralmente o caer atrapado en esa maraña de resquemores sobre su papel en el nuevo vestuario, Rubén ha levantado la cabeza y ha sabido demostrar sobre el césped que aún le queda fútbol de primer rango que aportar al ansiado ascenso del Real Zaragoza a Primera División.


Junto a Cabrera, ha conformado hasta ahora una pareja infranqueable por alto. Rápida al corte. Compenetrada en las coberturas. Peligrosa en ataque a balón parado. Ágil con el balón en la salida jugada desde atrás. Solvente en las marcas a los arietes rivales.


De repente, los dos centrales que partían en julio con el rol de suplentes han emergido con un papel sobresaliente logrando que no haya motivos para acordarse del lesionado Mario y del joven capitán Vallejo, los titulares prevalentes del curso anterior.


El central exmadridista cumplirá el próximo 29 de enero los 34 años. Es el segundo jugador más veterano del equipo, solo superado por el recién llegado portero Manu Herrera (este va para los 35). Se trata de uno de los referentes de la plantilla. Un líder natural para los más jóvenes. Un peso pesado dentro del ambiente del grupo. Si aporta los valores que guarda en su currículum, como ahora sucede, tiende a ser una pieza clave en el pretendido éxito del Zaragoza.

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