Acusan a un vecino de Belmonte de violar a una joven a la que prometió un trabajo en el pueblo
Un amigo del procesado y el dueño del bar de las piscinas, juzgados también por amenazas y omisión del deber de socorro.
Los hechos se produjeron el 6 de agosto de 2012, fecha en la que la que Gheorghita D. y Toma T. fueron a recoger a la estación de Delicias de Zaragoza a la denunciante. Desde allí la trasladaron en coche a Belmonte, donde supuestamente iba a trabajar en las labores del hogar para un vecino. Sin embargo, nada más llegar, le dijeron que el supuesto contratante no se encontraba en la localidad.
La mujer no compareció ayer en el juicio, pero cuando lo hizo ante la Guardia Civil y en los Juzgados de Calatayud aseguró que sus dos compatriotas le hicieron beber chupitos de licor, güisqui y cerveza y que al menos Gheorghita abusó sexualmente de ella. Respecto a Toma T., la denunciante no pudo concretar si la había forzado o no, puesto que al parecer se desmayó y cuando recobró el conocimiento este hombre la estaba abofeteando.
El dueño del bar acabó encausado porque, según la víctima, en un momento dado logró escapar y salir al corral a pedir auxilio y este hombre se acercó hasta la vivienda y no le ayudó. "Las piscinas están muy cerca de la casa, así es que cuando oímos que alguien vociferaba varias personas y yo nos acercamos. Vimos a Gheorghita y a la chica, pero parecían borrachos y no pensamos que nadie estuviera en peligro", declaró ayer el acusado, al que defiende Pablo Barcelona. Lo cierto es que, aunque fueron varios vecinos los que se acercaron, solo al hostelero se le ha reprochado la omisión de socorro.
Antonio Mateo, abogado del presunto violador, dijo que las relaciones sexuales fueron consentidas y pidió su absolución. Lo mismo hizo la letrada Noemí González, quien negó que hubiera pruebas contra Toma T.