Oficiales e ingenieros, de estreno

La promoción con el doble título universitario y militar se gradúa en la Academia General Militar de Zaragoza.

Los 98 alumnos que se graduaron, durante la ceremonia celebrada en la AGM.
Los 98 alumnos que se graduaron, durante la ceremonia celebrada en la AGM.
A. T.

En la Academia General Militar se vivió ayer una ceremonia especial y novedosa: la graduación de la primera promoción de Ingenieros de Organización Industrial del Centro Universitario de la Defensa (CUD) protagonizada por 98 alumnos.


Este acto es la consecuencia más visible de la reforma del sistema de enseñanza militar que establece que los oficiales deben poseer un título de grado universitario. La ceremonia la presidió el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, acompañado por el general jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina, José Carrasco; el general director de la AGM, Jerónimo de Gregorio, y el director del CUD, Antonio Elipe.


En las filas delanteras, los alumnos participaron con uniformidad militar y, entre ellos, dos estaban especialmente contentos al recibir los premios extraordinarios de fin de grado: Daniel Barrera y Josep Daniel Peris.


El catedrático Manuel Silva pronunció la lección de clausura. Y, a continuación, de cuatro en cuatro, los nuevos ingenieros recogieron sus diplomas. Entre otros, ejercieron de testigos los cadetes y damas honoríficos Hipólito Gómez de las Roces, Dolores Serrat y Alfonso García Roldán; el Fiscal Superior de Aragón, José Mª Rivera, y el presidente de Cepyme, Aurelio López de Hita.


El director del CUD, Antonio Elipe, les recordó que «la formación del oficial actual es muy amplia, de modo que si a una parte de lo que tiene que estudiar se le da la estructura de un grado universitario, el futuro teniente obtiene un trofeo añadido a las dos estrellas, un título universitario.


El rector Manuel López clausuró el acto y se interpretó ‘Gaudeamos igitur’. La banda de música de la Academia se estrenó con esta pieza y los asistentes acompañaron las notas musicales siguiendo la letra con una «chuleta» que se dejó en las butacas. No sonó con la solemnidad del himno de la AGM, pero con el tiempo seguro que se mejora.

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