Huertos solidarios que forman y alimentan

Cáritas Tauste impulsa esta iniciativa pionera en Aragón con la que da alternativas a familias con pocos recursos y les ayuda a desarrollar una actividad.

El equipo que colabora en el proyecto realiza algunos de los primeros trabajos en la parcela.
El equipo que colabora en el proyecto realiza algunos de los primeros trabajos en la parcela.
Noeli Barceló

Es una apuesta por buscar alternativas de futuro para ocho familias sin recursos, pero además ofrece la oportunidad de formar en las técnicas de la horticultura. El huerto ecológico que desde esta primavera impulsa Cáritas en Tauste ha empezado a dar sus primeros frutos en forma de lechugas, de patatas y de tomates, que pronto se empezarán a recolectar. Se trata de un proyecto pionero. En España únicamente funcionaban dos que están ubicados en Tenerife y La Rioja, explican Nora Salas y Carmen Martín, las dos voluntarias del equipo de Cáritas Tauste que se encargan de tutelar la actividad.


"A pesar de las dificultades que se nos han ido planteando tenemos ilusión y los participantes están respondiendo muy bien", dice Nora, puntualizando que "conseguir la constancia de las personas es lo más complicado". Estas dos voluntarias no están solas y cuentan con el apoyo de Cáritas Diocesana de Zaragoza y con la colaboración profesional de una persona vinculada a Cerai (Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional), cuyo proyecto estrella es Huertas Life’ que busca la recuperación de la huerta zaragozana por medio de la formación que imparte en la capital aragonesa.


La idea inicial es poner en marcha un proyecto de formación sencillo y viable. "Las familias tienen la oportunidad de formarse en este sector primario tan básico en la economía y contar con una formación que ninguna entidad pública ni privada desarrolla en estas zonas rurales teniendo en cuenta la situación de desempleo y pobreza en la que viven muchas personas de la zona", explica la trabajadora social de Cáritas, Arancha Martínez.


La actividad se desarrolla desde hace cuatro meses en una parcela arrendada que se encuentra ubicada junto al casco urbano. "La acondicionamos porque no estaba en cultivo, aplicamos el estiércol y ya plantamos las patatas. Después hemos ido poniendo tomates, lechugas, pimientos, melones y muchas otras hortalizas", detalla Martínez. Acuden a trabajar al huerto una vez por semana. "Entre todos vamos haciendo los trabajos y tenemos a varios encargados que acuden cuando hace falta regar la parcela", añade.


Destacan la colaboración que han encontrado. "La parcela estaba sin cultivar, pero nos la labraron, nos facilitaron el estiércol y la paja que después nos transportó el Ayuntamiento. La verdad es que todo lo que hemos ido necesitando en cuanto a medios materiales lo hemos tenido", cuenta.


El horizonte temporal del proyecto es un año. "Es el tiempo para el que tenemos arrendada la parcela, pero esperamos que sea permanente, el principio de algo más. Ya hay varios participantes a los que les gustaría tener su propio huerto y nosotros queremos ayudarles a ello", concluye.

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