Urbanismo aún tiene pendiente rebajar 1.148 bordillos que dificultan la movilidad
El Consistorio tiene de plazo hasta 2017 para eliminar barreras arquitectónicas y calcula que debería destinar 4 millones de euros. Este ejercicio ni siquiera existe una partida específica.
Atrás quedan los años de inversiones millonarias en la lucha contra las barreras arquitectónicas. Allá por 2008 se destinaron hasta 6 millones de euros para erradicar trabas a la movilidad, pero este 2015 ni siquiera existe una partida específica para rebajar bordillos y todas las intervenciones se ven supeditadas a reformas genéricas de viales. El Justicia de Aragón acaba de recordar al Ayuntamiento su obligación de cumplir con lo establecido en un Real Decreto Legislativo 1/2013 para suprimir barreras arquitectónicas. Explica Fernando García Vicente que la ley admitía un plazo máximo para afrontar los "ajustes razonables"en el entramado que vence el próximo 4 de diciembre de 2017. Así, recomienda al Consistorio que habilite las partidas necesarias en 2016 y 2017 "para dar cumplimiento a su obligación legal"de hacer la ciudad más accesible.
Además, desde que se hizo público el decreto en 2013, el ritmo de intervenciones debería haber superado los 267 rebajes al año y, sin embargo, en 2013 apenas se hicieron 97; el año pasado, 142, y en los cinco primeros meses de 2015 han sido solo ocho los bordillos que han menguado.
La mayor parte de los problemas se concentran en los llamados barrios consolidados sirva de botón de muestra el Arrabal, donde el 30% de las calles son poco accesibles pero también hay arterias principales del Centro o, incluso, edificios de las administraciones públicas que incumplen las normas en lugar de dar ejemplo como deberían.
En los próximos meses es probable que se dé otro acelerón a la supresión de ciertas barreras arquitectónicas, gracias a la remodelación de viales como la calle Carmen o la avenida Alcalde Caballero. Son, en todo caso, obras integrales y no exclusivas de mejora de aceras, como sí sucedió el año pasado con los 80.000 euros que se destinaron a Federico Ozanam o el lavado de cara de la avenida Cataluña.
Actuaciones exiguas en comparación con los casi diez millones de euros que se destinaron a la supresión de barreras arquitectónicas entre 2005 y 2010, y que se fueron disimulando después gracias a los planes especiales de empleo (Plan E y el FEIL) y a las mejoras urbanas de calles situadas en el eje del tranvía.
Pero la altura de los rebajes no es el único inconveniente que detectan las asociaciones de discapacitados, de personas con movilidad reducida o de invidentes. En su batalla contra los obstáculos en la vía pública también critican los pasos rebajados pero que luego tienen vierteaguas y resultan peligrosos para las sillas de ruedas y apuntan que existe otra asignatura pendiente como son los escalones a las puertas de los comercios. A su juicio, estos peldaños y desniveles de las tiendas debería incluirse en los planes de reforma de las calles y habría que procurar algún acuerdo con las asociaciones de comerciantes para que Zaragoza consiga ser algo más friendly en lo referido a accesibilidad.