El lastre que han supuesto para las inversiones los ajustes económicos derivados de la crisis fue el eje central de algunas intervenciones, muchas de las cuales estuvieron protagonizadas por los miembros que van a dejar la Diputación turolense.

La presidenta en funciones Carmen Pobo, cuyo papel en la nueva Corporación era ayer todavía una incógnita por no haber decidido el PAR su apoyo, pronunció un discurso que a muchos sonó a despedida. "Uno se tiene que ir de la institución con el orgullo de los deberes bien hechos y de haber trabajado por la provincia", dijo. Pero también recordó que la legislatura que termina "ha sido muy dura, porque el aspecto económico es lo que más lastra". En estos mismos términos se expresó Fancisco Abril, vicepresidente saliente por el PAR, quien destacó el trabajo realizado en los municipios en proyectos que no eran de su competencia, "y a pesar de que el momento económico no era el más adecuado para inversiones". Abril hizo referencia a la labor desempeñada por los diputados aragonesistas, tres de los cuales, incluido él, dejarán sus escaños. "Son esas las cuestiones de la política", se limitó a decir.

Entre los que abandonan, el socialista Francisco Báguena, hizo un alegato en defensa de las personas, "que tienen que prevalecer por encima de las siglas", señaló; mientras que Amor Pascual, de IU, reconoció que su presencia en la Corporación durante dos legislaturas le ha brindado la oportunidad de "conocer todas las comarcas y sus necesidades". Carlos Clavero, del PP, señaló que desde el organismo provincial se aprende a "hacer municipalismo", y Antonio Pérez Gracia, del PAR, consideró que "servir a los ayuntamientos ha sido uno de los mayores honores de la vida".