Leonardo Padura convierte la literatura cubana en Princesa de las Letras

El escritor recibe el galardón como un reconocimiento a "todo el sacrificio" e "incertidumbres" de su trabajo.
El jurado subraya su "temperamento ético" y su obra como una "soberbia aventura del diálogo y la libertad".

Leonardo Padura, ayer, en la cocina de su casa de La Habana, donde la noticia del galardón le cogió de madrugada.
Leonardo Padura, ayer, en la cocina de su casa de La Habana, donde la noticia del galardón le cogió de madrugada.
Alejandro Ernesto/Efe

El escritor cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955) ganó ayer el Premio Princesa de Asturias de las Letras por su combinación de las tradiciones culta y popular. El novelista ha cosechado un gran éxito internacional con sus ‘thrillers’, protagonizados por el escéptico detective Mario Conde. El prosista, uno de los autores cubanos más traducidos a otros idiomas, es "un intelectual independiente, de firme temperamento ético", cuya obra destaca por la "soberbia aventura del diálogo y la libertad", según el acta del jurado. En sus escritos, el cubano ha dejado bien claro la decepción con la deriva de la Revolución que derrocó al dictador Fulgencio Batista.


Desde su domicilio de La Habana, este caribeño con pasaporte español –concedido por el Gobierno mediante el trámite de carta de naturaleza–, se mostró conmovido y feliz por este galardón, "uno de los más importantes del mundo", dijo, y que asume como un reconocimiento a "todo el sacrificio" e "incertidumbres" de su trabajo literario.


Y es que Padura se definió como "un escritor muy inseguro". "Siempre creo que lo que estoy escribiendo no va a interesar. Y sufro mucho: escribo y vuelvo a escribir (...). Pero prefiero ser un escritor inseguro a uno que cree que domina la literatura. Porque la literatura es indomable", reflexionó.


El novelista cubano quiso dedicar este premio a todas las personas que le han ayudado a mejorar como escritor y especialmente a su madre y a su esposa Lucía, que lleva soportándolo, según bromeó Padura, más de 30 años: "soportándome por lo pesado que soy, pero también porque es un soporte muy importante para mi trabajo".

Desencantado con la Revolución

Padura es un hombre crítico con el régimen comunista de su país, aunque nunca ha tomado el camino del exilio, opción que ha despertado las "sospechas de talibanes de todo tipo", como él mismo ha lamentado. Sus novelas policíacas le sirven para denunciar las arbitrariedades e injusticias del régimen castrista. Pese a ese compromiso, al escritor le gustaría ser Paul Auster –con el que no tiene nada que ver–, porque todos preguntan al estadounidense sobre literatura, cine y béisbol. Padura en cambio –como cuenta con humor en su recopilación de ensayos– tiene que hablar casi siempre de política, "del paraíso socialista o el infierno comunista", según la ideología del informador.


El galardonado pertenece a esa estirpe de escritores de novela negra que han explorado los artefactos y convenciones del género para diseccionar las entrañas de su país. "Aprendí de Hammett, Chandler, Vázquez Montalbán y Sciascia que es posible una novela policial que tenga una relación real con el ambiente del país, que denuncie o toque realidades concretas y no solo imaginarias", suele decir el escritor, quien se muestra partidario del deshielo emprendido por EE. UU. y Cuba.


Padura se impuso en las votaciones finales al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis entre las 27 candidaturas que competían por el galardón.

Retratista de la Cuba actual

La de Padura es una vida entregada a las letras. Estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de La Habana y comenzó su carrera como periodista en 1980 en la revista literaria ‘El Caimán Barbudo’ y en el periódico ‘Juventud Rebelde’.

Ha trabajado como guionista, ensayista y crítico literario, pero han sido sus novelas del crimen con las que ha obtenido el favor de los lectores. Entre las protagonizadas por el sabueso Mario Conde figuran ‘Pasado perfecto’, Vientos de Cuaresma’, ‘Máscaras’, ‘Paisaje de otoño’, ‘Adiós, Hemingway’ y ‘La neblina del ayer’.


El escritor ha ido edificando su obra en el barrio habanero de Mantilla, donde se ha refugiado para escribir. Admirador de Hemingway, dejó bien marcado su sello de excelencia con la novela ‘El hombre que amaba a los perros (2009)’, que recrea la historia del estalinista Ramón Mercader, asesino de Trotsky.


Uno de los méritos de Padura estriba en recuperar La Habana como personaje literario, describir la fisonomía de una ciudad que vive en los libros, presente en un sinfín de relatos. Ha entregado después a la imprenta ‘Herejes’ (2013), el relato de los exiliados judíos alemanes a los que se negó la entrada en La Habana durante la Segunda Guerra Mundial.


Como guionista, colaboró en 2002 en la escritura de ‘Malavana’, que pasó sin pena ni gloria. Ha ayudado a Laurent Cantet en el corto que formaba parte de la película ‘Siete días en La Habana’. Ambos alumbraron luego ‘Regreso a Ítaca’, una cinta que muestra el desencanto de la generación a la que pertenece el prosista. Las andanzas de Conde serán llevadas al cine en cuatro películas, con Jorge Perugorría en el papel de investigador, bajo la batuta de Félix Viscarret.

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