Leonardo Padura convierte la literatura cubana en Princesa de las Letras
El escritor recibe el galardón como un reconocimiento a "todo el sacrificio" e "incertidumbres" de su trabajo.
El jurado subraya su "temperamento ético" y su obra como una "soberbia aventura del diálogo y la libertad".
Desde su domicilio de La Habana, este caribeño con pasaporte español concedido por el Gobierno mediante el trámite de carta de naturaleza, se mostró conmovido y feliz por este galardón, "uno de los más importantes del mundo", dijo, y que asume como un reconocimiento a "todo el sacrificio" e "incertidumbres" de su trabajo literario.
Y es que Padura se definió como "un escritor muy inseguro". "Siempre creo que lo que estoy escribiendo no va a interesar. Y sufro mucho: escribo y vuelvo a escribir (...). Pero prefiero ser un escritor inseguro a uno que cree que domina la literatura. Porque la literatura es indomable", reflexionó.
El novelista cubano quiso dedicar este premio a todas las personas que le han ayudado a mejorar como escritor y especialmente a su madre y a su esposa Lucía, que lleva soportándolo, según bromeó Padura, más de 30 años: "soportándome por lo pesado que soy, pero también porque es un soporte muy importante para mi trabajo".
El galardonado pertenece a esa estirpe de escritores de novela negra que han explorado los artefactos y convenciones del género para diseccionar las entrañas de su país. "Aprendí de Hammett, Chandler, Vázquez Montalbán y Sciascia que es posible una novela policial que tenga una relación real con el ambiente del país, que denuncie o toque realidades concretas y no solo imaginarias", suele decir el escritor, quien se muestra partidario del deshielo emprendido por EE. UU. y Cuba.
Padura se impuso en las votaciones finales al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis entre las 27 candidaturas que competían por el galardón.
El escritor ha ido edificando su obra en el barrio habanero de Mantilla, donde se ha refugiado para escribir. Admirador de Hemingway, dejó bien marcado su sello de excelencia con la novela El hombre que amaba a los perros (2009), que recrea la historia del estalinista Ramón Mercader, asesino de Trotsky.
Uno de los méritos de Padura estriba en recuperar La Habana como personaje literario, describir la fisonomía de una ciudad que vive en los libros, presente en un sinfín de relatos. Ha entregado después a la imprenta Herejes (2013), el relato de los exiliados judíos alemanes a los que se negó la entrada en La Habana durante la Segunda Guerra Mundial.
Como guionista, colaboró en 2002 en la escritura de Malavana, que pasó sin pena ni gloria. Ha ayudado a Laurent Cantet en el corto que formaba parte de la película Siete días en La Habana. Ambos alumbraron luego Regreso a Ítaca, una cinta que muestra el desencanto de la generación a la que pertenece el prosista. Las andanzas de Conde serán llevadas al cine en cuatro películas, con Jorge Perugorría en el papel de investigador, bajo la batuta de Félix Viscarret.