Un balón, y unos amigos

La despedida de Xavi Hernández es el fin de una época de la que quedan pocos protagonistas, pero, en su caso, además, es la manifestación más palpable de cómo estar en lo más alto siendo un ejemplo de sensatez.

Cuando su pasión por el fútbol le llevó a entrenar al Garrapinillos de 1º regional, Antón Castro, escritor y periodista, Premio Nacional de Periodismo Cultural, decía a sus chavales justo antes de comenzar un partido: "Concentraos en el buen juego, en el buen rollo y en la victoria". Pero ¿Qué es la victoria? ¿La celebración de Ronaldo de los 5 goles que le metió al Granada el 5 de abril, tres de ellos solo en diez minutos? ¿El nombre de Dani Jarque en la camiseta con la que Iniesta dedicó el gol de su vida, el que dio el Mundial a España en 2010? o ¿La negativa del Racing de Santander a jugar cuartos de final de la Copa del Rey (frente a la Real Sociedad) si el Consejo de Administración del club, no dimitía?, después de llevar meses sin cobrar... Cada uno de estos interrogantes supone una manera de entender no solo el fútbol o el deporte en general, sino la vida misma: vanidad, generosidad, dignidad...; y analizarlos es casi tan simple, como inútil, porque Ronaldo no sería él si no le veríamos sufrir en su orgullo como lo hizo, por ejemplo, en el partido que apeó a Portugal del Mundial 2014, a pesar de ser el autor que dio a triunfo frente a Ghana. Ronaldos hay muchos, aunque muy pocos que hayan trabajado como mulos y logrado tres balones de oro. Bueno, Messi tiene cuatro y es muy diferente al portugués, aunque es cierto que Ronaldos los hay en todos los órdenes de la vida, aunque no sean futbolistas, ni ganen tanto dinero ni estén en lo más alto. Los hay arriba y abajo, porque esto no va de cuentas corrientes.


Esta página, pues, no es de fútbol, sino de personas, ni tampoco de ídolos, pero si de todo lo que puede hacer alguien grande, o que está arriba, simplemente con su ejemplo. Y qué mejor escaparate que un jugador del deporte que todo lo mueve y todo lo consigue y, en ese mundo, despedir a un grande como Xavi Hernández es pensar en el adiós a un tipo por su sitio.


La imagen que acompaña salió publicada en HERALDO DOMINGO en víspera del Mundial de Sudáfrica. En ella, varios expertos explicaban cómo debía ser el futbolista perfecto y todos coincidían en tres nombres: la cabeza de Xavi Hernández, el cuerpo de Ronaldo y las piernas de Messi.


Relea, la cabeza de Xavi... Xavi es el fin de una época. No solo porque es parte de una generación de futbolistas que ha hecho historia, sino también por su forma de entender la vida desde esa atalaya que es la cima del dinero y el éxito. El hombre que dice que el fútbol "es un balón y unos amigos", y a quien se le considera un manual de control de autoridad e inteligencia. Porque Xavi no responde a ese mundo líquido en el que estamos, esa manera de vivir rápida y superficial que nos hace estar y buscar siempre la primera línea. De lo que sea, pero la primera, y además que todos se enteren, por eso ‘viven’ en Instagram o en Facebook y cuelgan en imágenes hasta su respiración, creando un mundo irreal y rápido, donde la gente te ‘comparta’ y tengan miles de ‘me gusta’, aunque como alguien dijo "ser famosos en Instagram es como ser rico en Monopoly". Porque lo que ofrecen es un mundo tremendamente ‘happy’, generando esa otra cara que nunca aparece, la de la escasa resistencia al fracaso, la insatisfacción, el dolor por no alcanzar ese supuesto éxito o canon de belleza o el mayor número de amigos o lo que sea; por no aceptar una vida normal, con sus fracasos y errores, que muchos consideran por ello mediocre porque no tiene tantos ‘me gusta’ ni le ‘comparten’. Es la realidad que está tras el marco que no cabe en el selfi, y que es tan duro de llevar desde la de ese mundo complejo y vulnerable que es de la adolescencia o la eterna juventud.


La cabeza de Xavi


Nadie ha ganado mas títulos que él. Autor del gol número 1.000 de España, es el perfecto para un fútbol total: claro en su juego, sereno al abordar los problemas en el césped desde el sentido común.


El cuerpo de Ronaldo. 


Tiene un disparo letal de media distancia; diestro, maneja con habilidad la izquierda. Es capaz de meter un golazo tanto a balón parado como en carrera. Cobra 17 millones de euros. Es petulante, vanidoso y soberbio, como su juego.


Las piernas de Messi.


Su regate no tiene rival. Es oro molido. Delantero, puede aparecer, desaparecer y reaparecer con el gol. Es, como Xavi Hernández, discreto y nada ostentoso, a pesar de que su salario es de 20 millones euros.