Carmen Lumbierres, profesora de Ciencias Políticas de la UNED: "me identifico mucho con los perdedores"

Dice que los políticos de hoy no tienen ese magnetismo que debe arrastrar, ni poso político, ni ideología, en la que ella sigue creyendo como vehículo para dar respuesta a las necesidades de la sociedad.

Carmen Lumbierres.
Carmen Lumbierres
Aránzazu Navarro

Carmen Lumbierres (Monzón, Huesca, 1969) dice que cree en las ideologías y en ese sentido íntimo de ‘res publica’ de los partidos políticos que hoy se ha perdido en España. Que por mucho que haya cambiado la sociedad no existe la clase intelectual que tenían los políticos españoles de los años 70 y 80 y hasta los 90, ni su magnetismo... "ni siquiera las formaciones nuevas –indica–, porque puede que acaben haciendo como las tradicionales, atrayendo hacia sí a los movimientos ciudadanos pero olvidando sus reivindicaciones en un programa que no cumplirán". Piensa que España es una sociedad cada vez más individualista que necesita un poco más de músculo, "porque parece que todo nos lo tienen que venir a arreglar desde los partidos". Profesora de Ciencias Políticas de la UNED en Aragón, reconoce que desde niña sintió una gran curiosidad por todo lo que le rodeaba y creyó que el Periodismo era su mundo, pero una escasa nota en la selectividad le llevó hasta Ciencias Políticas donde descubrió su vocación. Cree en la socialdemocracia, en el apoyo del Estado a los más débiles y en la redistribución de la riqueza. Mantiene que Susana Díez tiene enganche, presencia y valentía, "aunque le falta poso e ideología"; que Soraya Sáenz de Santamaría es el relevo a Mariano Rajoy, "y muy lista, una gran gestora y lo hace muy bien. Siento con ella orgullo de género". Le tentó la política y con 24 años fue concejal por el PSOE del Ayuntamiento de Monzón, cuando tuvo que regresar a su pueblo a la muerte de su padre, pero la abandonó "porque yo no doy el perfil, no puedo con la disciplina de partido. Conocí lo mejor y lo peor de ese mundo, y a gente que se deja la piel en él, que lo que hace casi me parece reverencial. Ahora no veo que haya referentes, gente que te digas “qué gran candidato” en ningún partido", asegura. Por ello, le decepciona que las nuevas formaciones contraten a economistas para que les hagan sus programas y que los partidos tradicionales sigan anquilosados. Alegre y muy vivaz, esta mujer sencilla de gustos simples, de sonrisa constante, voluntaria de Cáritas y madre de una niña (casi milagro) de 4 años, es sobre todo una luchadora que se encaró a la fatiga crónica, una enfermedad demoledora, desconocida y nada reconocida, frente a aquellos que le indicaban que su vida había acabado; que mantiene viva su inquietud social y que irradia esas ganas de vivir que tienen quienes saben apreciar cada segundo de la vida.


-Usted es muy activa en las redes sociales y el día de las andaluzas escribió que le dan pena los que pierden.

Sí, sí me dan mucha pena, no lo puedo evitar, y me pasa con todos, sean del partido que sean. Me parece muy cruel hacer leña del árbol caído la noche en que pierdes, cuando lo estás pasando fatal y sabes cuánta gente tienes detrás y todo lo que se ha trabajado. Me identifico mucho con los perdedores porque cuando se ha sufrido en la vida, se sabe lo que es el dolor y el perder, lo ves reflejado.


-¿Ha sufrido mucho?

Como todos, porque la vida es una serie de ganancias y de pérdidas, de pequeños fracasos diarios que te enseñan. Yo estoy satisfecha de la mía, pero sé lo que es fracasar y que te salgan mal las cosas.


-Su enfermedad le marcó mucho.

La tuve a los 35 años y fue un parón de la vida absoluto. Estoy muy recuperada. Me quedé paralizada andando por la montaña, en Benasque, y me acababa de casar. Me dijeron que me iba a morir, que tenía una miopatia mitocondrial, pero después de un largo peregrinar, de numerosas entradas y salidas por todos los hospitales, acabé en Barcelona en un centro privado, el Instituto Ferran de Reumatología, porque fue imposible acceder al Hospital Clínic en la única Unidad de Fatiga Crónica que había en España en la sanidad pública, y que ha cerrado por los recortes. Tuve que buscarme la vida por la privada, donde por primera vez entendían lo que me pasaba. Me dijeron que no me moría, pero apenas podía estar activa tres horas al día levantada de la cama.


-¿Cómo se asume que te digan que te vas a morir?

Con un gran susto. Me quedé bloqueada y tuve que dejar todos mi trabajos, en la Universidad de Zaragoza, en la San Jorge, mis investigaciones... Era estar en la cama o en el sofá, la fatiga es muy inhabilitante. Así tres años muy duros con muchos dolores permanentes. Esto no se cura, es una infección vírica que te destruye el sistema neuronal, nervioso central, inmunológico…. He vuelto a recuperar la vida gracias también a otro tipo de medicina más alternativa al que era reacia, que combino con la tradicional, pero que me ha funcionado.


-Supuso un antes y un después en su vida.

Completamente, no hago planes y relativizo todo. No soporto a quien dice que gracias a su enfermedad es otra persona, yo no, ya era así, lo único que he aprendido es a resistir y no soy mejor por haber estado enferma, soy igual de buena o mala que lo era antes. Te cambia la percepción de las pequeñas cosas, eso de sentarte en una terraza al sol... Soy una mujer sencilla y ahora más, aunque sé que tengo que adaptar mi vida porque no me puedo meter una paliza de trabajar 16 horas, no aguantaría porque supondría solo trabajar y la vida no es eso.


-Usted es politóloga, observadora de la realidad, ¿son los filósofos del siglo XXI?

Ahora estamos de moda porque parece que todo es política, pero no, no somos filósofos, eso sería más para sociólogos o antropólogos y, por supuesto, para filósofos.


-Cómo ve a los partidos hoy.

Están anquilosados y es algo que va unido al desprestigio de la política, y las nuevas formaciones adolecen de falta de ideología. Están muy perdidas y se intenta salir del paso con situaciones anecdóticas que es lo que más me sorprende. Como que se busquen candidatos de fuera, como Ángel Gabilondo (PSOE) o el poeta García Montero (IU), gente que no es de partido. O que Albert Rivera, un tipo listo, explique en una pizarra su programa económico que le han hecho en un par de días asesores externos, como a Podemos que, además, dice que sacar 15 diputados en Andalucía es un mal resultado, ¡de 0 a 15! ¿qué esperaban? Me parece todo surrealista. Ahora vamos a salto de ocurrencia y es porque los partidos se están viniendo abajo. Yo creo en la ideología, es un poso que hay que ir trabajando con generaciones, con mucho tiempo.


-El problema es que no hay relevo, no hay jóvenes.

Si van a algo es a Podemos o Ciudadanos. Es difícil que alguien de 20 años entre en PSOE, IU o PP porque la actitud reivindicativa de hoy no es de estos partidos. Piense en Anna Birulés o Cristina Cifuentes, por ejemplo, que empezaron muy jóvenes en partidos de izquierdas, que es lo normal, porque eres rebelde, y luego te vas yendo.


-Estamos en la era de la imagen.

Por encima del discurso. Mire, la noche de las andaluzas vi a Susana Díez poner en valor a todos los que le votaron y a Íñigo Errejón decir que "hemos perdido cuantitativamente pero ganado cualitativamente", y ¿es que el voto de unos vale más que el de otros? ¿que si una señora de 60 años vota al PP vale menos que el de Podemos? pues si ponemos en duda estos valores básicos de la democracia....