Cómo corregir las conductas inadecuadas de nuestros hijos.

En ocasiones, nuestros hijos tienen conductas que no consideramos adecuadas. Son conductas problemáticas, desafiantes, que, en menor o mayor medida, afectan a su carácter y a su forma de relacionarse con sus iguales y con los adultos. No es necesario que tengan diagnosticado un trastorno de conducta para que haya aspectos mejorables que, a veces, no sabemos cómo abordar.

El apoyo conductual positivo explica que el comportamiento adecuado de nuestros hijos viene dado por experiencias positivas, por lo que, si les ofrecemos la oportunidad de vivirlas, conseguiremos reforzar las conductas sociales positivas. Es decir, que si nuestros hijos muestran conductas problemáticas, que van desde hábitos molestos hasta comportamientos que causan daño o destrucción, pasando por cosas que queremos que cambien o conductas que les impide continuar sus rutinas diarias, les podemos ayudar, aplicando las siguientes pautas.


-Preguntas repetitivas. Cuando son pequeños, nos resulta incluso simpático que estén permanentemente haciendo la misma pregunta, pero, en realidad, lo que buscan es una atención de forma equivocada;así, pues, tras responder a la pregunta, evitaremos volver a contestarles repetidamente.

Conductas aprendidas. La mayoría de las conductas inapropiadas son aprendidas, por lo que pomos ayudarles a ‘desaprenderlas’; es decir, a cambiarlas. Esto significa: paciencia y tesón para conseguir nuestro objetivo.


-Refuerzo positivo. Vamos a trabajar con esta herramienta. Existe una ley del aprendizaje que nos dice que toda conducta que va seguida de consecuencias agradables tiende a repetirse en el futuro. Por esta razón, lo que haremos es premiar a nuestros hijos cuando tengan esas conductas positivas. El refuerzo positivo siempre es mucho más eficaz que el castigo.


-Tipos de refuerzos positivos. Solemos caer en el error de que premiar a los chicos consiste en comprarles algo, y no es así. En alguna ocasión puede servir, pero es mucho más eficaz sacar su juego favorito, leer juntos el cuento que más les gusta, otorgarles algún privilegio en casa...


-Habilidades alternativas. En ocasiones, las conductas inapropiadas son fruto de una falta de estrategias para alcanzar su objetivo. Es decir, que los chavales quieren algo concreto pero no saben llegar a ello, por lo que utilizan formas equivocadas. Pongamos un ejemplo: si nuestro hijo pega constantemente al niño que tiene al lado, y eso provoca que nos acerquemos a ver qué ocurre, seguramente, lo que quiere es que nos acerquemos, y lo solicita de la manera que le resulta efectiva, ya que siempre que él pega, se acerca un adulto. Debemos conseguir identificar estas conductas y mostrarle otras formas de llegar al mismo fin, sin que sea a través de una conducta problemática.


-Siempre en el contexto. Cuando queramos modificar una conducta negativa de nuestros hijos, se debe hacer siempre en el lugar donde esta se produce. Es decir, es poco o nada útil que pasado el tiempo y lejos del lugar donde se ha generado la conducta, intentemos intervenir sobre ella, puesto que pierde el sentido y los chicos no le van a ver relación alguna. Las intervenciones sobre las conductas inapropiadas deben darse en el momento, para ayudarles a modificarlas, incluso, antes de qué se lleguen a dar.


-Hablemos positivamente. Tenemos que intentar que nuestra forma de comunicarnos con nuestros hijos sea siempre positiva. Cuanto más eliminemos el «no» de nuestras conversaciones, mucho mejor. De hecho, lo que tenemos que enseñarles es lo que sí queremos que hagan para que, desde el principio, aprendan y comprendan la conducta apropiada.