Teledetección, satélites que ven a travésde las nubes vigilan la crecida del ebro

En la crecida que la semana pasada inundó tierras del tramo central del eje del Ebro, las imágenes de satélite han sido una fuente de datos muy útil para el seguimiento y gestión de la avenida. Fadot ha colaborado con Protección Civil y la CHE para saber por dónde va la lámina de agua en cada momento con el fin de evaluar los daños y estimar las hectáreas inundadas.

Imagen obtenida por el satélite español Deimos-2 el pasado 5 de febrero.
Teledetección, satélites que ven a travésde las nubes vigilan la crecida del ebro

Los satélites que, cada cierto tiempo, pasan sobre nuestras cabezas, no graban constantemente todo. "Su rigurosa planificación de objetivos a captar depende de las peticiones que reciben", dice Enrique López Mingueza, director de la Fundación Aragonesa para el Desarrollo de la Observación de la Tierra (Fadot). Ante la inminencia de una avenida, "es importantísimo reaccionar rápidamente, porque el satélite no puede mirar hacia el pasado", y hacer la solicitud ante la Comisión Europea para que el servicio de emergencias ponga a disposición de gobiernos y servicios de protección civil lo que ven los ‘ojos’ de sus satélites.


Así ocurrió el sábado 31 de enero, cuando la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se puso en contacto con Fadot para activar el Servicio Europeo de Emergencias Copernicus. Esta vez, el protocolo definido en el convenio firmado el año pasado entre Fadot y Protección Civil permitió reaccionar "con agilidad, pese a ser fin de semana". "Actuamos de eslabón para que los recursos europeos se pongan a disposición de Aragón", es decir, para que los satélites ‘miren’ hacia aquí y capten toda la información posible.


A las 7.00 del pasado martes se obtuvo la primera imagen de satélite del estado del eje del Ebro a su paso por la provincia de Zaragoza. En los momentos álgidos de la avenida –el caudal máximo a su paso por la capital fue 1.739 m3/s a las 4.00 del día 4–, se recibía una imagen cada doce horas. "Ahora hay otra inundación en Grecia y hay que compartir recursos", dice.


José Ángel Losada, geógrafo y jefe de Sección de Sistemas de Información Geográfica (SIG) de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHE, indica que, "en el seguimiento de este episodio de crecida, y gracias al apoyo del programa Copernicus de la Comisión Europea, estamos apostando por satélites equipados con sensores basados en tecnología radar, pues las muy adversas condiciones meteorológicas que han propiciado las inundaciones (fuertes vientos, baja cota de nieve, banda compacta de nubes a 4.000 pies de altura…) han hecho imposible el empleo de sensores ópticos, que no son permeables a las masas de nubes, mientras el radar sí puede atravesar masas de nubes compactas".


No es la primera vez que la CHE emplea la teledetección en la gestión de inundaciones del Ebro. "Utilizamos imágenes de satélite (en concreto, Landsat 7 y Spot 2) por vez primera y con notable éxito para la gestión y seguimiento de la crecida de febrero de 2003", recuerda Losada. Aquella fue una avenida extraordinaria (caudales punta de 2.988 m3/s en la ciudad de Zaragoza). "Las técnicas de teledetección aplicadas (estimación de superficies anegadas, índices de humedad…) y el empleo de imágenes correspondientes a diversas fechas y horas posibilitaron, una vez transcurrido el máximo de la crecida, la estimación de la superficie anegada, así como la generación de una importante base de datos georreferenciada específicamente aplicada al conocimiento y gestión de la evolución de la avenida", señala. Puede consultarse desde el Sistema de Información Territorial del Ebro (iber.chebro.es/SitEbro/

sitebro.aspx).


"Esas capas de información geográfica con la delimitación de las áreas anegadas –prosigue– permiten disponer de una ‘verdad campo’ (conocimiento empírico de la inundación)". Después, se integran en el Sistema de Ayuda a la Decisión, un sistema de modelización para la previsión de caudales de avenida en tiempo real que forma parte del Sistema Automático de Información Hidrológica de la CHE. Así, "los modelos pueden ajustarse cada vez mejor al conocimiento real que tenemos, a lo que contribuyen, y mucho, las imágenes de satélite".


Pero las imágenes que captan los satélites es preciso ‘cocinarlas’, procesarlas digitalmente para poder leer la información que contienen. Es lo que hacen desde Fadot. "Hay que ‘traducir’ la información captada en longitudes de onda que no podemos ver en colores visibles del RGB (rojo, verde y azul) de las pantallas de ordenador", explica López. Por ejemplo, la vegetación refleja energía en el infrarrojo cercano; "valores intensos del infrarrojo se visualizan en rojo en la imagen de falso color para marcar dónde hay vegetación".


Los satélites europeos Sentinel y Radarsat ofrecen información más procesada; "está vectorizada en capas (cascos urbanos, carreteras, zonas inundadas...) que pueden tratarse digitalmente y llevar al primer plano la capa que interesa ver", indica López. Las posibilidades son inmensas: "Todo está georreferenciado y se puede medir una superficie sabiendo sus coordenadas y luego enlazar con la referencia catastral, por ejemplo, a petición de un particular".