"No estamos hablando de utopías, hacer la cosas de otra manera siempre es posible"
La exministra Cristina Narbona clausuró ayer en Zaragoza el Congreso Nacional de Responsabilidad Social Empresarial
Narbona se mostró convencida de que el "poder cada vez mayor" de los ciudadanos obligará a las entidades a abandonar prácticas que perjudican a la sociedad, como la evasión fiscal o la corrupción, y las encaminará a cuidar el medio ambiente y a tomar acciones orientadas a la justicia social, favoreciendo el respeto de las personas y la prosperidad colectiva. "No estamos hablando de utopías, hacer las cosas de otra manera siempre es posible", aseguró. Y sentenció: "Esta es la primera generación que sabe perfectamente que tenemos gravísimos problemas sociales y ambientales, y la última generación que puede evitar el colapso".
Antes que ella, habían intervenido ayer otros ponentes que coincidieron en la necesidad de cambio. Juan José Almagro, presidente de la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (Dirse), señaló la "necesidad de ir desde una responsabilidad social voluntaria hacia una exigible, y no digo obligatoria porque la ley por sí sola no solventa los problemas".
Para Almagro, hay que buscar una estrategia empresarial en la que "no haya taylorismo nunca más, se busque la conciliación de trabajo y familia y se armonicen las demandas de los ciudadanos con las empresas, que están para satisfacer los intereses de esos ciudadanos". Señaló que "la desigualdad es el talón de Aquiles de la economía moderna", y lamentó "que la corrupción esté instalada como si fuera lo más natural del mundo" (pidió "perseguirla y castigarla") y que "lo financiero se ha convertido en un fin en sí mismo".
Almagro apuntó a la universidad como el "brazo armado" para convertir la responsabilidad social "en una estrategia de futuro", y dijo que además de "enseñar e investigar" tiene un gran papel como "conciencia crítica, ética y social".
Para Paloma Lemonche, coordinadora de responsabilidad social corporativa de la Asociación de Profesionales de Compras, Contratación y Aprovisionamientos en España, no hay que pensar en "empresa y consumidor", sino en "una cadena de valor global" que "en conjunto tenga un impacto positivo en la sociedad". Pidió adoptar "criterios éticos, sociales y medioambientales para ver si favorecemos el desarrollo del territorio y de las personas que están en el proceso productivo", e informar y educar al consumidor porque "el poder de compra, cuando se ejecuta, es un voto".
María Rodríguez, expresidenta de la Confederación de Consumidores y Usuarios, fue aplaudida al subrayar que "la responsabilidad social no es caridad, es justicia, es adoptar una forma de trabajar que a las empresas les reporta beneficios y también a la sociedad". A su juicio, una empresa responsable debe exigir a sus proveedores que respeten los derechos humanos, no ha de contratar de forma precaria a sus empleados ni engañar a los consumidores y debe cuidar aspectos medioambientales.