De Salou a las Maldivas

"Nunca me había tocado nada. Ni un mísero bingo. Bueno, miento. Una vez gané al Conecta 4 en la escuela", bromea Miguel Ángel García, un joven de Biescas de 28 años, que apenas había comprado dos papeletas para el sorteo. Con esos diez euros de inversión se ha ganado casi medio millón, en un buen montón de regalos que comenzará a recibir las próximas horas gracias a una furgoneta que estará cinco días a su servicio.

"Siempre he tenido muy mala suerte en todo. Hace justo dos semanas recogí un gato negro en la calle y mi madre, que es muy supersticiosa, me dijo: “Ya ha entrado la maldición en la casa”. Yo le contesté que no, que si yo tengo muy mala suerte y el gato también trae mal fario, pues negativo por negativo hace positivo", cuenta con sorna García.

De la infinidad de premios de la cesta, lo que más ilusión le hace son los viajes, que en los próximos meses lo llevarán por las islas Maldivas, Nueva York, Disneyland y Ámsterdam. "Casi nada. Paso de veranear en Salou a irme a las Maldivas. Esto sí cambia la vida", decía ayer el joven en notario, donde fue a dejar –además de una fotocopia legitimada del boleto– todos los flecos legales bien atados.

García explica que todos los lotes infantiles y de juguetería (hay decenas de juguetes de Frozen, Monster High, Violetta, Peppa Pig...) tiene previsto donarlos a los niños más necesitados, porque en la familia no hay chavales que puedan aprovecharlos y "no hay cosa mejor que poder ayudar, teniendo en cuenta además que esta, en realidad, es una cesta tardana pero de Navidad". Sí que disfrutará el joven de multitud de aparatos electrónicos de última generación y lo que aún está por decidir es si en las próximas semanas se verá un Porsche modelo Boxter S por el valle de Tena o si renegociará con el concesionario para canjearlo por su valor económico.

Miguel Ángel García y su madre, Angelines Giménez, compraron el boleto el pasado domingo durante la celebración de un cumpleaños en el Mesón del Jamón de Gavín. El jueves, cuando se sorteó la gran cesta, el joven aún dormía ("es que me acuesto tarde", se excusa)cuando comenzó a escuchar los gritos de su madre. Sobresaltado, cuenta que bajó corriendo a comprobar los números y llamó por teléfono a los organizadores para ver si coincidían. Efectivamente, el 125.654 era el número agraciado y "fue cuando empecé a temblar y casi me da un bajón de tensión". García hoy ya no tiene de qué preocuparse porque, entre otros regalos, la Super Big Box incluye tratamientos en balnearios y unas 330 horas de masajes.