La Audiencia Provincial archiva cuatro años después el caso mortal de triquinosis

Dice que no hay suficientes indicios de que un jabalí causara el brote, ya que el chorizo que comieron los afectados contenía también cerdo

La Audiencia Provincial de Huesca ha archivado el caso por la intoxicación por triquinosis ocurrida hace cuatro años, que costó la vida a un hombre y afectó a otras cinco personas que habían ingerido embutidos elaborados con carne de jabalí. El auto confirma el sobreseimiento que decretó el Juzgado de Instrucción nº 3 y que habían recurrido los perjudicados José Antonio Oliva Puyuelo (hermano además del fallecido) y David Jesús Izárbez Visús, solicitando que continuara el procedimiento contra los cazadores que participaron en una batida de jabalís en Aniés el 23 de enero de 2011.


Los imputados han recibido con alivio el cierre de la vía judicial, ya que se han sentido "perseguidos de manera injusta", según su abogado, Ricardo Orús. Mientras, la desestimación de sus recursos de apelación ha caído como un jarro de agua fría en los afectados, que reclamaban que se depuraran las responsabilidades. Pero la Audiencia considera que no está acreditado que el origen de la intoxicación fuera el jabalí, ya que se mezcló con carne de cerdo para elaborar los chorizos.


Según el auto, no existen "indicios suficientes para afirmar con contundencia que la sustancia que dio lugar a la intoxicación alimenticia por triquinosis (…) procediera de la carne del jabalí abatido en la partida de caza realizada el 23 de enero de 2011", y sostiene que las diligencias practicadas no permiten excluir por completo la hipótesis de que la triquinosis tuviera su origen en la carne de cerdo, que fue adquirida en un establecimiento.


David Jesús Izárbez, que todavía está afectado por la triquinosis en sus últimos análisis, se muestra indignado con la resolución –contra la que no cabe recurso y agota la vía judicial– y cuestiona el razonamiento del tribunal. "Si el origen fuera la carne de cerdo que se vendió en la carnicería habría muchos más afectados en Huesca y solo estamos enfermos los que comimos jabalí", defiende este afectado, que afirma haber sufrido un gran perjuicio económico por la enfermedad, que le obligó incluso a cerrar temporalmente el bar que regentaba.


Sin embargo, Orús señala que "los afectados dicen que mezclaron el jabalí con carne de cerdo, por lo tanto había una carne extraña en los embutidos, mientras está claro que la carne que regalaron los cazadores no tenía triquinosis porque lo confirman los análisis".

Seis intoxicados

Izárbez recibió el jabalí de su hermano, al que se lo había regalado otra persona que aseguró que contaba con el certificado de la inspección veterinaria. Con un grupo de amigos decidieron hacer chorizos y compraron carne de cerdo para mezclarla. Elaboraron 57 piezas y tres embutidos pequeños que se repartieron entre dos hermanos (José Antonio Oliva y el fallecido, Ángel), el propio Izárbez y un matrimonio rumano que residía en una finca cercana a Lupiñén, donde quedaron el resto de los embutidos almacenados para secar. Todos ellos resultaron afectados, así como otra persona a la que le dieron a probar una parte de las muestras cuando aún no se había detectado la intoxicación.


Cuando se conoció el brote, los 57 chorizos almacenados fueron analizados y dieron positivo, pero la muestra de jabalí que se analizó resultó negativa. El juzgado llegó a solicitar, a petición de los afectados, una prueba de ADN para constatar si los embutidos procedían de la carne del mismo jabalí que se analizó, que finalmente no pudo realizarse al no quedar muestra suficiente para testar.


El auto, fechado el pasado 16 de diciembre, también se refiere a las hipótesis de los apelantes sobre una posible actuación imprudente punible de los cazadores que tomaron parte en la batida o incluso del veterinario que realizó los análisis al día siguiente de la cacería y a su propuesta de abrir juicio oral "para ver cuáles de todos los intervinientes pudieron ser los responsables". A este respecto, la Audiencia insiste en que no existen "indicios suficientemente poderosos de que la intoxicación tuviera su origen necesariamente en la carne del jabalí". Y añade que "la investigación está agotada" por lo que no cabe decretar el avance del procedimiento sino acordar, como hizo el juzgado, el sobreseimiento provisional de las actuaciones.