Surrealismo a beneficio de Talita
La galería Cristina Marín acoge 35 obras que el pintor Ginés Liébana ha
cedido a esta fundación.
Nunca antes habían tenido trato y en ese encuentro el artista animó al presidente de la fundación, Fernando Gasca, a viajar a Madrid porque les quería regalar obra suya para que recaudasen fondos. Elena Saínza, secretaria del patronato, tomó nota del ofrecimiento y ayer, en la galería Cristina Marín, se vio el resultado. En sus paredes se mostraron los 35 dibujos y acuarelas cedidos por Ginés Liébana que estarán a la venta hasta el 20 de diciembre a un precio muy razonable: 120 euros cada obra.
A sus 94 años, Ginés Liébana viajó ayer a Zaragoza acompañado de la pintora Macarena de Mergelina para asistir a la presentación, que sirvió para conmemorar el quinto aniversario de la fundación y para presentar el calendario Talita 2015. En el acto también estuvo el editor Chaime Marcuello, responsable de que viese la luz el libro Resucita Loto.
Chaime se refirió a la "libertad de espíritu" del artista, a su tendencia a ir a contracorriente y a su "increíble generosidad". Y Ginés, como para no quitarle la razón, cuando todo el mundo habla de lo mal que lo está pasando la cultura, vino a decir que "con la crisis estoy observando que está ganando el arte".
El encuentro fue un poco surrealista, para no desentonar con el invitado, ya que estos días la galería de Cristina Marín está cargada de argumentos chocantes. Alfredo Cabañuz, por ejemplo, muestra cómo ver el orden y, a su lado, cien botellas de Freixenet pintadas por cien artistas aragoneses inundan de cava las salas, para rematar la explosiva mezcla con la obra de Ginés Liébana. De esta visión tan dinámica del arte fueron testigos los directores generales Humberto Vadillo y Lourdes Rubio; la concejala Reyes Campillo y Pilar Arranz, de la Universidad de Zaragoza.
Fernando Gasca aprovechó para presentar el calendario Talita 2015 y mostró el trabajo de esta entidad en nueve colegios a través del aula itinerante, el proyecto de ocio en el Teatro de las Esquinas, el programa de formación y la Escuela de Familia.
Y así, como si de una gran familia se tratase, la velada se fue cargando de buenos deseos, y hasta se reservaron las primeras obras de Ginés Liébana colgadas en la pared.
