«El protocolo ha funcionado»

La DGA valora «muy positivamente» cómo ha actuado todo el personal sanitario ante la primera sospecha  de un caso de ébola en Aragón. El dispositivo se centró tanto en el enfermo como en controlar otros posibles contagios

Los responsables sanitarios de Aragón respiraron ayer aliviados con la noticia de que el paciente aislado en el Royo Villanova tiene malaria y con la comunicación, horas después, de que no ha contraído el ébola. No obstante, el Departamento de Sanidad destaca que la alerta activada el viernes por la tarde ha servido para evaluar la respuesta de la Comunidad ante un posible caso y que los resultados han sido "muy positivos". "El protocolo ha funcionado", valoran desde la Consejería que dirige Ricardo Oliván.


Ese documento fue remitido esta misma semana a todos los sanitarios aragoneses y describe detalladamente cómo detectar un posible episodio de ébola y qué hacer a continuación.  En el caso del ciudadano de Guinea Conakry, el personal de Urgencias del Miguel Servet se dio cuenta de que el enfermo cumplía los criterios establecidos para alertar sobre un posible contagio.


Desde un punto de vista epidemiológico, el hombre había visitado recientemente uno de los países afectados por el ébola –el otro criterio es haber estado en contacto directo con otro caso, ya sea confirmado o en investigación–. Y en cuanto a su cuadro clínico, el paciente presentaba más de 38,3 grados de fiebre y dos de los cinco síntomas a los que se debe atender además de a la fiebre alta –hemorragias, dolor muscular, dolor de garganta, cefaleas o vómitos–. Seguimiento de contactos

Una vez detectado el posible caso y activado el protocolo contra el ébola, el personal sanitario avisó de lo sucedido a la Dirección General de Salud Pública, cumplimentó la encuesta epidemiológica del posible caso de ébola e inició la búsqueda y el seguimiento de las personas con las que el paciente había tenido contacto.


Esta última tarea era fundamental para la detección de aquellos individuos que hubieran podido contagiarse del mortífero virus. Hablando con el enfermo, y atendiendo a lo que él manifestó, se determinó que las únicas personas que pudieron mantener un contacto físico directo con él o con sus fluidos corporales eran su mujer, sus cuatro hijos y la médico que le atendió el jueves en el centro de salud de Torrerramona.


Salud Pública se puso en contacto con todos ellos y desde ese momento les está haciendo un seguimiento continuo que incluye la toma de temperatura cada 12 horas para comprobar si inician algún episodio de fiebre –en el caso de la familia, como uno de los cuatro hijos tiene solo un mes el personal sanitario está acudiendo a su domicilio para evaluarles–.


Hay que recordar que el ébola no se transmite ni por el aire ni por el mero contacto físico, por lo que los compañeros de trabajo del enfermo  –por ejemplo– no se consideraron contactos de alto riesgo.


El Gobierno de Aragón destaca que, desde la detección del posible caso de ébola en el triaje de las Urgencias del Servet, todo el personal sanitario que ha estado en contacto de peligro con el paciente ha dispuesto del equipo de protección individual (EPI).


La DGA también recalca que todo el material médico utilizado para tratar al paciente se almacena en contenedores de seguridad y es destruido con todas las garantías.  Del mismo modo, el instrumental reciclable y las superficies que están en contacto con el enfermo son desinfectadas convenientemente.


El sospechoso de haber contraído el ébola fue aislado en una de las cinco habitaciones con presión negativa con las que cuenta el ala oeste de la cuarta planta del hospital Royo Villanova. Esas estancias se encuentran a menor presión que el espacio que las rodea, lo que garantiza que el aire fluya siempre desde fuera hacia dentro y por tanto impide cualquier contagio a través de ese medio.


Esta precaución no era imprescindible, ya que el ébola solo se transmite por contacto con los fluidos corporales. En cambio, lo que sí era indispensable era que las heces y la orina del enfermo no se vertieran al alcantarillado general, algo que no sucede en esas habitaciones –son totalmente estancas y además disponen de una antecámara para que el personal sanitario pueda ponerse el EPI o manipular cualquier instrumental–.Normalidad en el Royo Villanova

La entrada al ala en la que se encuentra aislado el paciente está controlada por vigilantes privados. Además, la DGA reforzó la seguridad del hospital con dotaciones de la unidad adscrita de la Policía Nacional. Pese a todo, ayer el resto de espacios del Royo Villanova recuperaron la normalidad. "He venido a las ocho de la mañana, mi padre está ingresado en la misma planta, pero en una ala diferente, y no hemos tenido ningún problema", explicó la hija de otro enfermo.