Una apuesta por la inserción laboral

Ponen en marchas varias empresas ligadas a la Fundación Rey Ardid que tienen como finalidad la inserción laboral de personas con dificultades

Lograr la inserción laboral de personas que, por diferentes motivos, tienen más complicado acceder al mercado laboral. Este es el único objetivo de las empresas sociales que, desde hace tres años, está poniendo en marcha el Grupo Rey Ardid y que han ido creciendo en número, en facturación y en contratos.


«En la fundación trabajamos con diferentes colectivos como enfermos mentales, discapacitados y personas en riesgo de exclusión y nos dimos cuenta de que tras atenderles tenían muy complicado acceder al mercado laboral. Por eso, optamos por crear nosotros mismos nuestras empresas para crear empleos», explica Mayte Albájez, adjunta a la dirección de la fundación.


Lo complicado fue decidir en qué sectores trabajar y se eligieron ámbitos relacionados con el propio funcionamiento de la fundación para dar servicio a los centros y residencias de la misma, a la vez que se buscaban clientes externos. De esta forma, las empresas del grupo trabajan en tareas de lavandería, transporte, obras y mantenimiento, jardinería, restauración, turismo, en una residencia de estudiantes, atención telefónica o incluso se gestionan varias gasolineras en diferentes pueblos aragoneses.


La lavandería, por ejemplo, trabaja para las residencias del grupo, lo mismo que los jardineros que, a su vez, se encargan del mantenimiento de las plantas en Mercazaragoza. En el caso de los servicios de limpieza, consiguieron ser contratados para atender varios mercados de Zaragoza, y en el apartado de hostelería, se sirven comidas a bares. Incluso se obtuvo el contrato de la atención telefónica de los servicios sanitarios riojanos.


Pero desde la fundación no quieren quedarse estancados. «En nuestro afán por crear empleo tenemos un laboratorio de ideas para crear nuevas alternativas, siempre pensando en las actividades que pueden llevar a cabo estas personas», insiste Albájez. Por ejemplo, ahora están haciendo cursos de formación sobre adornos florales para poder introducirse en ese mercado.Los trabajadores

En total, son 120 las personas contratadas, de las que el 40% son discapacitados, el 30% se encuentran en riesgo de exclusión social y el resto es personal normalizado. Además de personas que son atendidas por la fundación, se han hecho contratos a personas derivadas desde los servicios sociales.


«Los beneficios son pocos, después de pagar los sueldos, y los que se obtienen se reinvierten en la propia empresa para adquirir herramientas nuevas y mejores», señala Mayte Albájez. La facturación de estas empresas alcanza ya los 5,4 millones de euros anuales.


La adjunta a la dirección de la fundación quiere destacar también las ventajas que supone, para alguien ajeno a la fundación, contratar estos servicios.Por un lado, dice, «la empresa es socialmente responsable» y, por otro, el servicio le sale más barato, ya que las firmas de la fundación tienen beneficios fiscales que les permiten abaratar los precios. «Es una medida alternativa a la reserva de un porcentaje de puestos de trabajo para discapacitados», dice.